La premonición del dueño del equipo de Agustín Canapino en la ...

27 May 2023

Ricardo Juncos dejó Argentina hace dos décadas pero nunca se fue. Pendiente del automovilismo argentino, el dueño del equipo Juncos Hollinger Racing eligió a Agustín Canapino cuando pudo sumar un auto a su estructura de IndyCar. Y está convencido de que el magnetismo del arrecifeño lo convertirá en ídolo en Estados Unidos.

"Generalmente, al ser un deporte tan costoso, el automovilismo es para millonarios. Y los pilotos que corren son nariz parada, se creen dioses y no les dan bola a nadie; tienen esa actitud medio canchera, porque son todos nenes mimados de plata que nunca en su vida hicieron nada, nunca tuvieron que sacrificarse con nada", describe antes de lanzar su premonición.

"Agustín es un pura sangre que viene de abajo. La diferencia de él con la gente y del resto es abismal -compara-. Tiene un carisma muy especial y un magnetismo con los periodistas y con la gente... Evidentemente le pasa lo mismo que en Argentina. Eso es poco común y acá llama mucho la atención. Y creo que va a terminar siendo un ídolo acá también".

Ricardo Juncos, el argentino que conquistó el sueño americano en automovilismo. Ricardo Juncos, el argentino que conquistó el sueño americano en automovilismo.

Sus elogios hacia el cuarto argentino que largará las 500 Millas de Indianápolis también abarcan su costado profesional. "Es muy inteligente. Nosotros probamos en octubre el auto de IndyCar acá, antes del evento en Argentina, y prácticamente los ingenieros no podían hablar con él en inglés y hoy te da notas en inglés perfecto. Es increíble la inteligencia que tiene y lo rápido que aprende. Y eso le pasa en el auto de carreras también: se sube y aprende más rápido", repasa en diálogo con Clarín.

-¿Cómo te imaginás las tribunas del Indianapolis Motor Speedway, con varios argentinos?

-Creo que va a ser algo muy especial, porque va a venir mucha gente. Además, en Indianápolis viven como 200 argentinos y supongo que van a venir todos. Creo que va a estar muy bueno y será un poco de presión extra supongo. También está el apoyo de la AFA, que llama mucho la atención de los americanos. Más que nunca tenemos muchos fans de Estados Unidos, que antes no los teníamos, por el Mundial, por lo que pasó en Argentina, porque fuimos noticia después del Mundial cuando la gente salió a las calles. Entonces, ellos se creen que estamos todos locos y les llama la atención. Y encima ven el auto así y no entienden nada.

-¿Y la carrera cómo pensás que va a ser?

-Es difícil porque largamos 27 y el auto estaba para algo mejor por lo que la carrera va a ser compleja, no va a ser fácil largar ahí atrás. Pero Agustín es bueno, vamos a confiar en su talento. Son tres horas de carrera, dependiendo de las amarillas que haya, y va a estar todo el mundo pendiente. Para el automovilismo es como la final de un Mundial de fútbol, porque es la carrera que todo piloto quiere correr y quiere ganar. Históricamente venían equipos de Fórmula 1 solo a las 500 y muchos han ganado en la historia. Y es casi 40 años más antigua que la Fórmula 1. Entonces, es bastante impactante todo. Más allá del resultado, porque puede pasar cualquier cosa y largar era el objetivo, largarla con los dos autos es más que valorado.

Agustín Canapino junto a Ricardo Juncos. Agustín Canapino junto a Ricardo Juncos.

-¿Qué análisis hacés de la clasificación?

-El sábado no estaba el auto bien. Proyectábamos noveno o décimo para estar el viernes, por lo que estábamos confiados, aunque nunca es fácil, pero tampoco 27. Sabíamos que íbamos a estar bien, pese al problema en el auto de Callum, que lo cambiamos entero y sigue con problemas, y con Agustín quedamos cortos porque estaba para estar mucho mejor de lo que clasificamos. Esa es la bronca que nos quedó.

-¿Desde entonces cómo va la preparación?

-Se hacen los autos completos de vuelta; se saca todo lo que se usó para clasificar y se ponen los de carreras, que se probaron el lunes pero la pista estaba muy difícil y cuando te cambia la pista es como volver a empezar, nada de lo que probaste sirve. Se trata de, básicamente, tener el auto lo más parejo que se pueda en tráfico y que la degradación de la goma no sea tan grande. Y se trabaja un montón en los pit stops con los mecánicos. Son 6 personas que trabajan en la pared y es como que siempre se equivoca uno diferente, no pueden hacer todos todo bien una vez, así que es cuestión de seguir practicando. Es todo muy complejo.

Ricardo Juncos y Agustín Canapino, juntos durante la prueba en Argentina. Ricardo Juncos y Agustín Canapino, juntos durante la prueba en Argentina.

-¿Por qué es un evento único?

-Es la carrera más peligrosa. El lunes hubo un accidente y ya hay un piloto (Stefan Wilson) que no corre, y ni siquiera fue culpa de él. Esa es la parte complicada: son temerarios, los pilotos son soldados que van a la guerra. El lunes se conmemora el Día del Veterano de Guerra, es un país bélico, los americanos son extremadamente patriotas. Hay realmente 400 mil personas en la pista y cuando hacen el minuto de silencio es un minuto, no son 20 segundos, y lo único que se escuchan son pajaritos. Es impresionante. Entonces, se siente cargado el ambiente. Hay 15 países representados por los pilotos. Es un evento que hay que vivirlo. Es tan impactante que cada vez que vas se siente como la primera vez, nunca te acostumbras. Son experiencias únicas y cuando vas quedas en shock. Ojalá que los que vengan sean muchos y les pase eso.

Cuando el humilde Juncos Racing dejó afuera de las 500 Millas a Fernando Alonso y su poderoso McLaren

El domingo 19 de mayo de 2019, "un equipo armado a las piñas, con gente que trabajaba part time" -según Juncos- eliminó de las 500 Millas de Indianápolis a Fernando Alonso y su poderoso McLaren. El bicampeón español de la Fórmula 1 miraba expectante la salida a la pista del último piloto, Kyle Kayser, desde el 33° y último lugar del clasificador cuando la bandera a cuadros le entregó la peor noticia.

"Fue una locura. Por que nos pasó de todo", recuerda Juncos cuatro años después. Y se explaya: "Diez días antes de la práctica perdimos el sponsor que teníamos, por eso el auto estaba todo blanco. Y al papá del piloto tuve que decirle: 'O ponés toda la plata o no corremos' y el papá, como tenía mucho dinero, nos dijo que íbamos a correr igual. Si bien de lunes a jueves estuvimos muy rápidos, entre el 1 y el 9, y la primera tanda del viernes chocamos y destrozamos el auto. Y ahí viene la historia de las 46 horas sin parar del equipo entero trabajando y estar últimos muy lentos porque ese era un auto de repuesto".

-¿Cómo fue ese domingo histórico?

-Ese año se quedaban tres afuera, no uno como este año, y había seis autos. Decidimos no salir a la práctica de la mañana, de hecho fuimos el único que no salió, para seguir probando cosas. Y después había que convencer al piloto para que saliera a fondo después del palo que se había pegado. Trabajé mucho con él la parte mental y el pibe puso a fondo el auto y nunca pensó el levantar el acelerador y nos metimos por 19 milésimas. La gente explotaba porque éramos los que habíamos perdido los patrocinadores, no teníamos un peso, los más chiquitos de todos y dejamos afuera al gigante de McLaren, que encima venía con la actitud ganadora de llevarse el mundo por delante. Fuimos noticia a nivel mundial de golpe porque dejar afuera a Alonso le daba otra magnitud. De hecho, ese hecho está en el Museo de Indianápolis, en un salón que tiene creo que los diez acontecimientos históricos en los 107 años de historia y nosotros somos uno de ellos, así que imaginate. Son esas cosas que nos pasaron en estos 20 años acá.

Un jefe particular: "Estoy pendiente hasta de que haya jabón en el baño"

-Se te ve enérgico y al tanto de todo, ¿los dueños de IndyCar son así como vos?

-No sé cómo sería Roger Penske en el pasado, porque hoy tiene 86 años. Pero, por ejemplo, la butaca de Agustín la terminé haciendo yo porque las tres hechas por especialistas estaban mal. En Indy Lights hasta cambio gomas, subo y bajo el auto, agarro las herramientas. Estoy en todos los detalles: legales, administrativos, de facturación, comerciales, técnicas. Tengo dos categorías, 60 personas, reuniones... Me doy cuenta cuando mis empleados tienen problemas. Estoy pendiente de todo, hasta de que los tachos de basura estén vacíos y haya jabón en el baño. Así soy y no quiero ni voy a cambiar.

-Canapino es muy parecido en esa obsesión por el trabajo, ¿te ves reflejado en él?

-Es muy parecido a mí en ese sentido y él me ve muy parecido a su papá. Es buscar la excelencia permanentemente. Yo soy un obsesivo con la profesión. El año pasado, cuando clasificamos segundos con Callum Ilott (NdR: en la última fecha en Laguna Seca), yo estaba furioso porque estábamos primeros hasta la última curva y el resto del equipo estaban todos contentos. Agustín no está contento con clasificar 27 las 500 Millas de Indianápolis, está contento por estar y haber clasificado, porque todo puede pasar, pero sabiendo que teníamos para más y no poder ejecutarlo es tremendo, y eso es lo que yo quiero ver también. Es un purasangre que siempre va a buscar el límite en todo y yo soy igual. No tenemos límite. En toda mi vida me sobra la adrenalina, no duermo, no paro. Cada vez tengo más pasión. Soy un enfermo de esto y lo disfruto mucho, no es un trabajo. Y tengo varios en el taller que son iguales. Es un extremo de pasión. Y con Agustín estamos en la misma sintonía, es muy bueno trabajar con un piloto tan meticuloso y exigente porque exige para arriba a un nivel altísimo.

-Como equipo chico en la IndyCar, ¿hay alguna problemática que atravesás?

-Terminamos el año pasado muy bien, casi haciendo la pole, con un auto solo y un debutante. Este año mejoramos mucho pero nuestro director técnico tuvo un problema de salud y recién se sumó esta semana. Eso nadie lo sabe y nos perjudicó muy fuerte. Es como si un equipo de fútbol no tuviese director técnico y jugaran entre los futbolistas. Este año tuvimos autos rápidos pero no tuvimos suerte y está siendo muy difícil preparar dos autos con la cantidad de mecánicos que tenemos. Si hoy tuviésemos un solo auto, estaríamos mucho mejor que el año pasado, peleando por carreras. Pero necesitamos desarrollar el equipo. El problema es que hay una escasez muy grande de mecánicos e ingenieros a nivel mundial. Porque los equipos muy grandes contratan excesivamente personal, que no necesitan, y lo hacen porque tienen la plata para hacerlo, limitando a los equipos chicos. No hay gente porque los equipos de punta los contratan para evitar que vos lo puedas hacer. Es un guerra feroz de poder, que nosotros al ser el equipo más chiquito no nos ayuda para nada y estamos muy limitados. Por lo cual, la gente que tengo es buena pero le falta experiencia. A medida que pasen las carreras vamos a evolucionar mucho.

-¿Pensaste en contratar argentinos?

-Lamentablemente, los argentinos tienen un talento increíble pero no hablan inglés. En este país hay que hablar inglés. Vienen chilenos, brasileños, venezolanos, colombianos... Todos hablan inglés, los argentinos ninguno. Somos complicados. Sería ideal. Hace 20 años que estoy y no es fácil llegar de Argentina a la IndyCar. Yo llegué a una carpintería, a trabajar de mecánico en un karting y así empecé, muy de a poco y fui aprendiendo la cultura americana con el tiempo.

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