Reus: Estacionalidad 'inversa' y falta de atractivo social

En su día, cuando se nombró la calle, probablemente esta acogiera una tienda de productos de lana o bien alguna fábrica con grandes máquinas hidráulicas y de gruesa madera. Lejos de esa versión más artesana, actualmente predominan los bares y restaurantes junto a numerosos y variados negocios: peluquerías, lavandería, zapatero, farmacia, tienda para bebés, supermercados e, incluso, una casa de apuestas.

Destaca, eso sí, por ser una calle esencialmente de paso, de tráfico constante –zona restringida a 30 para salir del centro hacia la periferia– y ‘poblada’ por el aparcamiento en zona azul. A su vez, aunque algunos locales han ido bajando la persiana, muchos siguen sumando años a su trayectoria, como referencia para los y las reusenses, en un entorno que se mantiene estable, en palabras de quienes la observan día a día.

Un entorno constante

«No sé cómo estaba 30 años atrás, pero en la última década no ha cambiado apenas», explica Clemente Delvecchio, propietario de Cal Sabater. «Sigue siendo una zona transitada porque la gente pasa por aquí para salir del centro», añade, como uno de los factores que le hicieron elegir esta ubicación. Para este zapatero, coincidió que el local estaba disponible y que la calle del Batan, ya entonces, tenía un ritmo de circulación y peatones que le parecían favorables para el negocio.

Un comienzo ‘a trompicones’ vivió, en cambio, Andrea Roca, que abrió una pastelería en la plaza de Antoni Villarroel y, pocas semanas después, llegó el confinamiento. Después se trasladó propiamente a la calle y, aunque cuenta que «los primeros siete meses fueron un poco apagados», la clientela de la cafetería fue creciendo poco a poco.

En ese sentido, mientras Delvecchio afirma tener «una clientela fija que viene expresamente, además de turistas que necesiten una reparación rápida», Roca reivindica que la mayoría de gente conoce Melassa Coffee & Bake a través de las redes sociales. También, lamenta que ve pasar a mucha gente «que no está predispuesta a consumir» y que, por ello, intenta ofrecer productos innovadores.

Pese a todo, ambos coinciden en que se trata de una buena ubicación, para nada comparable al centro. Eso sí, Andrea Roca rechaza la posibilidad de trasladarse a un local más céntrico porque «además de ser muy caros, pagar esos alquileres tampoco te aseguran que justo la calle en la que estés sea realmente tan comercial o vaya a irte bien allí», argumenta. Al mismo tiempo, la propietaria de la cafetería destaca que la calle del Batan sufre una estacionalidad ‘inversa’ y, contrariamente a lo que muchos podrían pensar, la zona tiene mucho más movimiento social en invierno que en verano.

Esa diferencia se debe, en parte, a la falta de atractivo en una vía que resulta más bien ‘funcional’ y sirve de ‘puente’ entre otros puntos de Reus.

Atraer a la ciudadanía

Clemente y Andrea apuntan, también, que el entorno podría mejorar. Especialmente, la limpieza, que debería hacerse en profundidad. «El Ayuntamiento debería implicarse más cuando hay problemas o reparaciones que hacer en las aceras», pide el dueño de Cal Sabater. «No facilitan que la calle esté bien cuidada», añade Roca, quien afirma que el ruido de los coches no supone un problema.

Asimismo, considera que «mientras Cambrils o Salou tienen muchos turistas por las playas y han trabajado su atractivo, Reus debería ofrecer otras opciones al turismo con espacios instagrameables o potenciar más el movimiento gastronómico de la ciudad». Por ejemplo, describe que muchas veces su cafetería está vacía, aunque las terrazas del centro siempre están llenas; y, también, opina que en la calle del Batan hacen falta más iluminación y decoraciones –navideñas– que resulten «atractivas para la gente y puedan sentarse a tomar un café y disfruten del entorno». Así, habría más actividad social y el negocio tampoco se concentraría únicamente en las calles más céntricas.