Retegui no estuvo fino y Tigre se tuvo que conformar con un amargo ...

Sin goles, con un puñado de situaciones y con mucha fricción, Tigre y Atlético Tucumán armaron un partido que no llegó a ser atractivo y que, por el punto que se llevó cada uno, no logró colmar las expectativas. Porque la visita necesitaba tres para evitar seguir descendiendo en las posiciones y el local para pensar en las copas del año próximo. 

El partido tuvo un gran momento. Fugaz y apenas un espejismo, porque no se repitió. Fue una gran acción de Tigre: Alexis Castro comandó una jugada desde el medio y abrió a su izquierda para Mateo Retegui, que entró al área y sacó el remate que devolvió el palo. De esa misma jugada Atlético Tucumán armó un contragolpe fenomenal que a paso cansino Joaquín Pereyra le metió una pelota bárbara a Mateo Coronel, que entró al área sin marca, pero definió ancho y el remate se fue afuera.

No se repitió, aunque hubo alguna otra situación. El partido fue friccionado, tuvo más roces que situaciones que no movieron el empate sin goles, que indefectiblemente terminó sin que ninguno se sacara diferencia.

Tigre tuvo la pelota, generó las situaciones, pero no concretó nada de lo que construyó. Eso no lo convirtió en ganador. Atlético logró aplacar al local y cuando se desentendió de a labor defensiva y se anotó en ataque, también pudo hacer daño.

Si Tigre no ganó, además de su falta de puntería, fue porque Tomás Marchiori tapó toda. Le sacó un cabezazo a Retegui y un remate difícil a Lucas Blondel que fueron las dos más difícil que se le presentaron.

Más allá del espejismo del primer tiempo, el equipo tucumano se terminó llevando un punto que es mejor que nada, pero que tiñe su presente de incertidumbre: cada fecha que pasa, baja más posiciones. Tigre se quedó con el sinsabor de haber intentado sin poder cristalizar las intenciones y un punto, que no le sirve para ser protagonista.