Marilyn Monroe: la apasionante vida del "sex symbol" del Hollywood ...

Norma Jeane Mortenson nació en Los Ángeles (EEUU) el 1 de junio de 1926. Fue la tercera hija de Gladys Baker, una montadora de cine que la inscribió en el registro civil con el apellido de su segundo esposo, Martin Mortenson, que la había abandonado antes de que naciera la niña, aunque la mujer tampoco estaba segura de que él fuera el padre del bebé.

A pesar de lo que constaba en el documento, Gladys siempre presentó a la pequeña como Norma Jeane Baker. Tras sentirse incapaz de criar a un bebé y trabajar a la vez, la montadora de cine decidió que su hija se quedara con un matrimonio que cuidaban niños por 20 dólares al mes.

Mientras Norma Jeane vivió con esta pareja de estricta moral católica, solía recibir la visita de su madre, que ya entonces mostraba claros signos de inestabilidad mental, los fines de semana. Cuando su progenitora fue despedida del trabajo, la niña vivió una temporada con ella y con su hermana mayor, Berniece (su otro hermano había fallecido), hasta que en 1935 a Gladys le fue diagnosticada una esquizofrenia, lo que hizo necesario su internamiento.

La pequeña Marilyn, cuando tenía unos meses.

El marido de su madre adoptiva abusó de ella

Grace Mckee, una amiga de su madre, pidió la custodia temporal de la pequeña, que la llamaba tía Grace y con la que disfrutaba mucho yendo al cine. A los pocos meses, la mujer se dio cuenta de que no podía mantener a la chiquilla y la internaron en un orfanato. En el centro, Norma se sintió muy sola y empezó a fantasear con que algún día sería tan famosa como Jean Harlow, la actriz que más admiraba.

El destino de Norma Jeane cambió de nuevo en 1937, cuando tía Grace se casó con Edwin Goddard y el matrimonio decidió hacerse cargo de ella. Después de unos primeros meses de felicidad, la niña, de tan sólo 11 años, viviría una de las peores experiencias de su vida: el señor Goddard abusó de ella repetidamente.

Cuando la adolescente se lo contó a Grace, ésta decidió alejarla de casa y la mandó a vivir con unos parientes, pero tuvo que regresar con ellos al poco tiempo.

En 1942, el matrimonio tuvo que trasladarse a la costa Este y para no llevarse a la joven con ellos, le recomendaron que se casara, a pesar de que tenía sólo 16 años recién cumplidos. Así, el 19 de junio de 1942, Norma Jeane contrajo matrimonio con James Dougherty, un policía de 21 años.

Trabajadora en una fábrica de armamento

Poco después de la boda, su marido se alistó como soldado en la Segunda Guerra Mundial, por lo que la joven tuvo que buscar trabajo y encontró un empleo en una fábrica de municiones. El azar quiso que, en 1945, visitara las instalaciones David Conover, un fotógrafo que realizaba un reportaje sobre las mujeres trabajadoras, que quedó fascinado desde el primer momento por aquella belleza pelirroja que encandilaba a la cámara.

Conover le aconsejó que probara suerte como modelo y Norma Jeane le hizo caso. Encontró muy pronto una agencia que la contrató y, en 1946, apareció por primera vez en la portada de una revista. Sus nuevos jefes le recomendaron que sofisticara su imagen juvenil, motivo por el que se tiñó de rubio.

Decidida a enfrentarse sola a su nueva vida, se divorció de su marido. En el interior de Norma Jeane seguía muy vivo su sueño de ser actriz, lo que llevó a llamar a la puerta de las productoras. En julio de 1946 consiguió una prueba en la Twentieth Century Fox. La manera en que se contoneaba delante de la cámara hizo que le ofrecieran un contrato de seis meses, pero los directivos le recomendaron que escogiera un nombre artístico más sonoro: así nació Marilyn Monroe.

Sus aspiraciones interpretativas no se vieron colmadas, ya que apareció brevemente en algunas escenas de tres películas. Desanimada, optó por retomar su carrera de modelo y, según algunos biógrafos, también ejerció la prostitución.

En una fiesta, un directivo de la Columbia se fijó en ella y le propuso participar en 'Las chicas del coro' (1948), filme que le comportó su primer papel importante y que le iba a permitir mostrar sus buenas dotes como cantante. Tras este paso adelante,Marilyn volvió a quedarse sin trabajo.

Sin dinero, aceptó la propuesta de un amigo, el fotógrafo Tom Kelley, para posar desnuda para un calendario. Una de las imágenes que se tomaron en aquella sesión fue aquella en la que la actriz aparece tumbada sobre tela de terciopelo rojo.

En 1950, consiguió un nuevo trabajo cinematográfico en 'Amor en conserva', de los hermanos Marx. Poco después, se cruzó en la vida de la joven Johnny Hyde, una figura clave en su carrera. Gracias a él obtuvo su primer papel en películas dramáticas como 'La jungla de asfalto' (1950) y 'Eva al desnudo' (1950).

Al frecuentar los círculos artísticos, conoció al director Elia Kazan, del que se convirtió en amante y cuya influencia fue crucial para que decidiera inscribirse en clases nocturnas de Literatura y Arte en la universidad.

Vivió un infierno al lado del celoso Joe DiMaggio

Con el jugador de béisbol Joe DiMaggio, su segundo esposo.

En 1952, el famoso jugador de béisbol Joe DiMaggio, de 37 años, vio una fotografía de la actriz, de 26, en una revista y no pudo frenar el deseo de proponerle una cita, que la intérprete aceptó. Entre ellos surgió el flechazo enseguida.

En este momento de la vida de la artista hay un episodio sobre el que los biógrafos de Marilyn no se ponen de acuerdo. Mientras que algunos creen que es falsa, otros dan credibilidad a la historia del crítico Robert Slatzer, quien afirmaba haber mantenido una relación con la actriz, con la que se habría fugado a México en octubre de 1952 para casarse.

Según su versión, cuando los productores de la Fox se enteraron, pagaron para que aquel matrimonio no constara. Sea como fuere, Marilyn nunca habló de ese episodio.

En 1953, protagonizó 'Niágara', el filme que significó su consagración como actriz. Aquel mismo año, rodó 'Los caballeros las prefieren rubias' y 'Cómo casarse con un millonario', que la encumbraron como 'sex symbol' y le proporcionaron una gran popularidad a consecuencia de la cual le ofrecieron posar para 'Playboy'.

La actriz aceptó y se puso ante las cámaras con atrevidos diseños, junto a los que la revista publicó el icónico desnudo sobre terciopelo rojo que databa de años antes. Los más avispados se dieron cuenta de que ciertos rasgos físicos de la estrella de Hollywood habían cambiado y es que, como se revelaría décadas más tarde, se había sometido a diversas operaciones estéticas para retocarse nariz y barbilla.

Tercera boda con Arthur Miller

Marilyn junto a Arthur Miller.

Profundamente enamorada de Joe DiMaggio, del que aseguraba que le daba la seguridad que a ella le faltaba, Marilyn se casó con el deportista el 14 de enero de 1954, pero su relación conyugal fue un infierno debido a los celos de DiMaggio, que no soportaba verla luciendo algunos modelitos.

Para el jugador de béisbol fue muy difícil de digerir la escena de 'La tentación vive arriba', en la que a la actriz, que llevaba un sugerente y vaporoso vestido blanco, se le suben las faldas. Su ira por aquella escena hizo que llegara a pegarle.

Cansada de esta enfermiza relación, Marilyn se divorció a los nueve meses de la boda. Sin embargo, y a pesar de su tormentoso matrimonio, ambos mantendrían una buena amistad tras la ruptura.

Tras vivir breves romances con actores, entre ellos con Marlon Brando, la actriz se trasladó a Nueva York para tomar clases de interpretación en el Actor's Studio. En la ciudad de los rascacielos, frecuentó círculos intelectuales donde conoció al escritor y dramaturgo Arthur Miller, que la fascinó y con el que inició una relación.

A pesar del excelente momento profesional que atravesaba, Marilyn no se había podido desprender de su inseguridad, lo que la abocó a recurrir a calmantes y tranquilizantes, de los que al cabo de un tiempo ya no podría prescindir.

El 29 de junio de 1956 se casó con Arthur Miller, poco antes de crear su propia productora que financió la película 'El príncipe y la corista'.

En el rodaje, Marilyn descubrió que estaba embarazada, una noticia que la llenó de felicidad, pero también de angustia porque sabía que tenía problemas ginecológicos que hacían peligrar la gestación. Sus temores se confirmaron y sufrió un aborto espontáneo. Para mitigar su dolor, empezó a mezclar los fármacos y el alcohol. Meses después, quedó encinta de nuevo, pero también perdió el bebé antes de que el embarazo llegara a término.

Abatida tras su separación de Arhtur Milller

La actriz, junto a Don Murray en 'Bus Stop'.

Muy abatida por su incapacidad de ser madre, rodó 'Con faldas y a lo loco' (1959), filme durante el cual vivió un romance con Tony Curtis. Una situación similar se produjo en su siguiente filme, 'El multimillonario' (1960), en el que tuvo un affaire con Yves Montand.

Arthur Miller, que no era ajeno a los escarceos de su esposa, escribió para ella el guion de 'Vidas rebeldes' (1961) antes de separarse. Sintiéndose sola y fracasada, la actriz intentó suicidarse.

Tras este episodio, Joe DiMaggio se hizo cargo de ella y la ingresó en un sanatorio. Algo recuperada, Marilyn retomó su vida social, y en una fiesta conoció al presidente John Fitzgerald Kennedy, con el que inició un romance. Aunque el mandatario se esforzó por ocultarlo, el sensual 'Happy Birthday' que la actriz le cantó en público en mayo de 1962 hizo que empezaran a circular rumores. Para asistir a la celebración, Monroe dejó sin avisar el rodaje de 'Something’s Got to Give', película que ya no terminaría.

La intérprete, guapísima, junto a Clark Gable en una imagen de 'Something’s Got to Give', que no terminó.

Suicidio por ingestión de barbitúricos

La madrugada del 5 de agosto de 1962, la asistenta de la estrella halló su cuerpo sin vida tumbado en la cama y con una mano en el teléfono. La autopsia apuntó a un probable suicidio por ingestión de barbitúricos, pero enseguida surgieron dudas al respecto.

Algunas teorías apuntaron a la intervención de las fuerzas de inteligencia que habrían acabado con la actriz, que, por entonces, mantenía un romance con Robert Kennedy. Cinco décadas después, el misterio en torno a la muerte de la diva de Hollywood por excelencia continúa.