Italia salva un 'match ball'

Para mantenerse viva en la pelea por la clasificación directa a la próxima Eurocopa, Italia tenía que cazar fantasmas ante Ucrania. Lo hizo logrando lo más importante y empezando a dar señales sobre la idea de fútbol de su nuevo entrenador. El 2-1 ante el conjunto de Rebrov que, más allá de mostrar un extraordinario orgullo nacional, tiene organización, calidad y en 2023 ya supo parar a Alemania e Inglaterra, es oxígeno para los campeones de Europa. Italia marcha segunda, con los mismos puntos de su último rival, pero con un partido menos. El camino para sellar el pase ya está más allanado: ahora le sería suficiente batir a Malta y Macedonia del Norte, perder con Inglaterra y empatar en el partido de vuelta con los ucranianos.

Spalletti, que perdió por lesión también a Tonali, apostó por Raspadori al centro de su delantera en lugar de Immobile. El napolitano, asociativo y perfecto para el fútbol que quiere su entrenador, fue uno de los protagonistas de una primera parte en la que la Azzurra ilusionó con un juego intenso, valiente, ofensivo y de calidad.

Los italianos dominaron la gran mayoría de los 45 minutos, creando ocasiones nada más comenzar y abriendo la lata en el 12′ con Frattesi, que recibió una asistencia de Zaccagni tras un fallo de Sudakov y fulminó a Bushchan en el corazón del área. El arreón continuó sin pausas hasta el 30′, cuando el mediocampista del Inter, otra vez él, recibió un disparo de Zaniolo que golpeó a Raspadori y, con un disparo cruzado, anotó un 2-0 validado con la ayuda del VAR.

Un comienzo perfecto y los dos goles de ventaja tranquilizaron demasiado a Italia, que le dio campo y esperanzas a Ucrania. Dovbyk calentó los guantes de Donnarumma y, justo antes del descanso, Yarmolenko empujó entre palos un mal rechace de Dimarco tras otra intervención del portero ante el punta.

Recortar distancias le dio valentía a los de Rebrov, pero la Azzurra volvió a aumentar el ritmo mostrando el grave defecto que le pasó factura ya con Mancini: la falta de puntería. Zaccagni, Raspadori, Scalvini, Zaniolo y Locatelli, que terminó una melé en el área golpeando el larguero, rozaron el 3-1 sin conseguirlo, dejando con vida a un rival que asustó a San Siro en el tramo final, cuando saltó al campo también Mudryk. El talento del Chelsea, que había comenzado en el banquillo, creó peligro con su calidad, aunque en la otra área Gnonto, aprovechando una jugada de un muy activo Retegui, volvió a perdonar la sentencia. Spalletti, que tras el pitido final afirmó estar “más tranquilo”, terminó el mes más loco de su vida futbolística. Ahora tendrá tiempo y calma para perfeccionar su Italia, que ya empieza a coger forma.