Esta semana le tocó a Independiente

El Rojo sufrió el arbitraje frente a Barracas Central y empató 2 a 2 en un partido que terminó envuelto en polémicas subidas de tono.

Ayer lo sufrió Independiente, fue su gente la que se quedó masticando bronca, fueron sus jugadores los que se sintieron despojados, tuvieron que soportar hasta el insulto por parte del árbitro y fue su entrenador el que no calló nada en la conferencia y en las redes sociales. Pero si algún hincha de otra camiseta se acerca a estas líneas, seguro puede sentirse identificado también con lo que pasó en la noche de Parque Patricios.

Todos los fanáticos de todos los equipos de casi todas las categorías saben de qué estoy hablando, de la sensación a la hora de afrontar estos partidos, de mirar las estadísticas de los árbitros, las imágenes de las fechas anteriores y saber lo que se viene. En Independiente se hablaba, no había casi ninguna persona ligada al club que no imaginara que el partido ante Barracas Central iba a ser de alto riesgo porque además, esta vez, el Guapo viene encumbrado en la tabla de posiciones.

La jugada de la discordia fue una plancha, podía haber sido también una mano en el área que el árbitro Pablo Dóvalo y Luis Lobo Medina en el VAR no quisieron tomarse ni unos segundos para revisar, al menos para hacer la puesta en escena, como lo fueron las quejas de los jugadores de Barracas al final del partido. Mostraron alguna buena triangulación durante los 90 y una gran interpretación luego del silbatazo final. Igual la jugada es lo de menos, en este caso fue una plancha y fue Independiente, mañana podrá ser un penal, algún codazo y otro rival.

Independiente jugó bien y más allá del flojo sector derecho de la defensa, el equipo por actitud, por el gran partido de Matías Giménez Rojas o por el buen ingreso de Federico Mancuello, merecía irse ganador o al menos conforme de haber hecho un buen partido. Sin embargo, el Rojo se fue con bronca chocando con la soberbia de Dóvalo que hasta se dio el gusto de completar su jornada insultando a Joaquín Laso y pidiéndole a la seguridad que le sacara a los periodistas que le exigían lo que tiene pero no puede dar: explicaciones.

La noche siguió con verborragia en las redes sociales de parte de Carlos Tevez y hasta de Pablo Toviggino, el dirigente que hasta supo burlarse de los problemas económicos de Independiente, pero que también supo ser amable con Rosario Central para que el Canalla pueda cumplir con sus deudas (según las propias declaraciones de Gonzalo Belloso, presidente del Canalla). Independiente merecía irse en paz, pero el que se fue tranquilo fue Dóvalo, con la satisfacción del deber cumplido.

Foto: @fotobairesarg

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