A 17 años del asesinato del maestro Carlos Fuentealba | ANRed

4 Abr 2024

El 4 de abril de 2007, el maestro Carlos Fuentealba era asesinado por la policía de Neuquén gobernada en ese entonces por Jorge Sobisch. Durante una brutal represión policial a una huelga docente que exigía recomposición salarial, los manifestantes fueron atacados en las inmediaciones de la zona de Arroyito cerca del cruce de las rutas 22 y 237. Cuando la protesta culminaba y se retiraban de la zona, el cabo José Darío Poblete fue quien disparó a corta distancia con su arma reglamentaria al Fiat 147 en el que iba el docente Fuentealba de 41 años. Por ANRed con texto de Héber Coitiño.

 HIJO DEL PUEBLO TRABAJADOR

Hijo de peones rurales y en el seno de una familia donde no era fácil sobrellevarla desde lo económico, pudo con mucho esfuerzo hacer su camino, no para salvarse como individuo, sino para aportar al colectivo que procura lograr el cambio social del conjunto de la sociedad.

En su paso por la UOCRA, con una conducción socialista, hizo sus primeras armas en la toma de conciencia política de cuál es la sociedad en que vivimos y qué hacer para transformarla. Ahí empezó su militancia.

Trabajando de albañil y siendo activista sindical decidió, teniendo más de 30 años, iniciar el profesorado, recibiéndose a los treinta y ocho de profesor de matemáticas y físico-química.

Sus dos años de docente no pasaron inadvertidos. Trabajando en la Escuela Secundaria Nº 69 fue elegido delegado gremial y premiado por los estudiantes como el mejor profesor en el año 2006.

HUELGA DOCENTE DEL 2007

Una problemática que atraviesan las provincias a la hora de organizar las luchas reivindicativas por aumentos salariales, condiciones laborales, etc. es que quedan huérfanas del sindicato nacional. La CTERA casi no interviene cuando al comienzo de cada año lectivo aparece la disputa paritaria con los gobiernos, toma rol de observadora de los conflictos, muy distinto al objetivo que pretendieron sus fundadores Alfredo Bravo y Isauro Arancibia allá por 1973. Por lo tanto, los sindicatos provinciales como ATEN quedan solos como ocurrió en abril de 2007. Ya le había pasado a la docencia de Neuquén en los 90` cuando Carlos Menem implementó la Ley Federal de Educación, en el resto de las provincias indicadas para comenzar dicha ley impuesta por el Banco Mundial tuvo vigencia sin demasiados problemas, incluida la provincia de Buenos Aires, pero la docencia neuquina batalló y logró rechazarla.

El 4 de abril ATEN decidió realizar el corte de la ruta 22 a la altura de la localidad de arroyito, aunque Fuentealba se había pronunciado en contra de esa decisión, pues la consideraba una medida escasa y de poca relevancia respecto a la lucha que los docentes neuquinos debían encarar en pos de sus reivindicaciones. Sin embargo, fiel a sus principios de respeto a la democracia sindical, acompañó a sus compañeros/as en esa jornada.

Jorge Sobisch estaba en su tercer mandato como gobernador de la provincia de Neuquén. Allí, tanto como en otras provincias argentinas, la movilización de los maestros ponía en evidencia el atraso que sumía a los docentes en la línea de la pobreza. La regulación que había desde el Gobierno Nacional de Néstor Kirchner para el salario docente imponía un básico de $ 1040, cuando el cálculo de la canasta mínima para una familia llegaba a los $ 2400. El reclamo de los docentes neuquinos no se agotaba en el reclamo de aumentos salariales; durante meses insistieron en pedir audiencias ante el gobernador por el pase a planta de los maestros contratados y el ingreso de las sumas en negro al básico, entre otros pedidos que nunca fueron satisfechos.

Ese 4 de abril se realizó el corte de ruta y, tras varias escaramuzas, lanzamiento de gases y balas de goma, se improvisa un armisticio con las fuerzas de la represión y el conjunto de trabajadores de la educación decide liberar la ruta y marcharse en paz. No obstante, la policía hace un cerco para reducir el paso de la caravana que se estaba marchando y allí, con la orden de reprimir, se dio comienzo a la cacería; volvieron a lanzar de todo y el cabo José Darío Poblete dispara una granada de gas lacrimógeno a dos metros de distancia contra la luneta del Fiat 147 en el que estaban viajando Carlos Fuentealba y sus compañeros. El proyectil impacta directamente sobre la nuca de aquel, haciéndole estallar el cráneo. Los esfuerzos médicos de mantenerlo con vida se agotaron a las pocas horas.

EL ESTADO ES CLASISTA

La humanidad fue llevada a naturalizar que matar a un Kevin, un Rafael Nahuel, un Darío y Maxi, un Santiago Maldonado, un Carlos Fuentealba puede pasar, a la inversa llenaría de horror y el castigo sin miramientos se justificaría. Sin la idea de justificar el ojo por ojo o hacer justicia por mano propia, porque la lucha de las Madres de Plaza de Mayo para llegar a la verdad y que sancionen a los responsables del genocidio son una referencia, pretendemos que se problematice el rol del Estado para garantizar el orden desigual existente.

El Estado ¿a quiénes encarcela: a ricos o a pobres? Dicha esta pregunta en cualquier aula de escuela la respuesta es unívoca. Es que el Estado representa los intereses de la clase explotadora y con preguntas sencillas cualquier persona que lo padece lo sabe.

Desde el Estado nos imponen qué derecho es más importante que otro, que la libre circulación sería más esencial que el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo, a la salud, a la educación o a la alimentación; que los próceres de la clase dirigente son de todo el pueblo, no podemos admitir eso: el pueblo tiene sus propios ejemplos a seguir, sus propios próceres, Carlos Fuentealba es uno de ellos. Cuando es imposible manipular la situación, cuando no pueden esconder la verdad, recurren a la entrega de algunos de sus fusiles. El cabo de la policía neuquina no era un loco suelto con instintos criminales, como cuando se nos quiso convencer que así lo eran el cabo Acosta y el comisario Franchiotti, autores materiales de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, así lo son las instituciones del Estado. Poblete fue condenado a prisión perpetua pero el responsable político y autor intelectual del crimen sigue en libertad. El entonces gobernador de Neuquén Jorge Sobisch y las principales autoridades de la Policía neuquina son los que tendrían que condenarse si avanza la causa judicial Fuentealba II.

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Dejó tras de sí, a los 41 años, dos hijas de 10 y 14 años que tenía con su compañera de vida, también docente, Sandra Rodríguez. Carlos fue víctima de la represión estatal, fríamente planificada, con el objetivo de amedrentar y aleccionar, que se remontaba a muchos años de un gobierno insensible a los reclamos de docentes y estatales, que los tomaba como una variable de ajuste y disciplinamiento de la clase trabajadora.

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