La guillotina de Cerúndolo, la calma de Etcheverry

4 Jun 2023
Francisco Cerúndolo

Luis Miguel Pascual

París, 3 jun. La factoría de tenis argentino sigue produciendo a pleno rendimiento y no se conforma con jugadores del montón, apuesta por las rondas altas de Roland Garros, el Grand Slam que más repercusión tiene en el país y donde este lunes Francisco Cerúndolo y Tomás Etcheverry llaman a la puerta de los cuartos.

Si sobre el papel ninguno de los dos parte como favorito de sus respectivos duelos, ambos cuentan con argumentos sólidos para meterse entre los ocho mejores del torneo y seguir así los pasos de Diego Schwartzman, el último "albiceleste" en haber pisado esa ronda.

Cerúndolo llegaba a París como el mejor de los argentinos en una temporada marcada por los retos, que el de Buenos Aires ha ido afrontando con su característico rugido.

A sus 24 años, el bonaerense tiene garantizado entrar entre los 20 mejores del mundo, pero sobre todo se ha ganado una reputación de cortador de cabrezas.

En su camino a octavos derrotó al estadounidense Taylor Fritz, su cuarta víctima del top-10 en una temporada en la que el bonaerense ha dado cuenta del canadiense Felix Auger-Aliassime en Miami, del noruego Casper Ruud en Barcelona y del italiano Jannik Sinner en Roma.

Ha ganado seis de los ocho duelos que ha disputado contra los mejores de la clasificación y tres de seis en tierra batida, aunque Fritz fue su primera víctima en un Grand Slam en tres intentos.

"Todavía me queda un poco para entrar en el top-10, trabajo para conseguirlo algún día", asegura el jugador.

Datos que no deben de tranquilizar al danés Holger Rune, numero 6 del mundo, su rival por un puesto en cuartos, que persigue por segunda vez en otras tantas participaciones en París y que a sus 20 años es uno de los tenistas más prometedores del circuito.

Su título en Múnich y sus finales en Montecarlo y Roma son un buen ejemplo de su gran temporada sobre arcilla y del peligro que representa el danés.

Pero Cerúndolo no tiene por qué avergonzarse de sus números en un año espectacular en el que acaba de llegar a la final de Lyon, hizo cuartos en Roma y en Barcelona.

Además, el argentino se impuso en el único choque entre ambos, un "challenger" en Manerbio en 2019, poco después de que el danés ganara el júnior de Roland Garros y cuando ya empezaba a impresionar por su precocidad.

Etcheverry también llegó a París unos días después de haber perdido en Francia una final contra un rival local. En el caso del tenista de La Plata fue en Burdeos, a la que llegó tras las de Santiago en febrero pasado y Houston en abril.

El "chico de los carteles" ha dejado de ser una anécdota del circuito, que él mismo comenzó a alimentar cuando en octubre de 2016 ganaba su primer punto ATP y enviaba un mensaje a su ídolo, el serbio Novak Djokovic: "Me faltan 12.899 puntos" para alcanzarle.

La broma ha ido tomando fuerza, hasta que en el pasado torneo de Roma al fin pudo cruzar su raqueta contra la del serbio, que le derrotó en dos sets, pero acercó al argentino al top-50.

Ahora, tras haber ganado sus primeros partidos en Grand Slam, haber dejado en la estacada a rivales como el australiano Alex de Miñaur o el croata Borna Coric y haberse plantado en sus primeros octavos de un Grand Slam sin ceder un set, su nombre ya no es una anécdota.

Etcheverry, de 23 años, tiene asegurado acabar 42 del mundo e, incluso, 37 si supera al japonés Yoshihito Nishioka, cabeza de serie 27, un intruso en un Grand Slam de tierra batida, superficie sobre la que esta temporada solo había conseguido dos triunfos antes de llegar a Roland Garros.

El de La Plata no se ha cruzado nunca con el japonés, con quien solo se ha entrenado en el pasado Abierto de Estados Unidos. "Será un partido muy difícil, pero si juego al nivel que estoy dando, si repito lo que vengo haciendo, tengo opciones", señala. EFE

lmpg/ea

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