Sergio Romero y Marcos Rojo, ante una "revancha" en el Maracaná ...

Después de 24 años, la Selección Argentina disputaba una final de Copa del Mundo. El equipo dirigido por Alejandro Sabella buscaba la tercera estrella, tras los títulos de 1978 y 1986, ante la Alemania de Joachim Löw en el Estadio Maracaná.

Sergio Romero, indiscutido en el arco, y Marcos Rojo, una fija en el lateral izquierdo, eran dos de los baluartes de la Albiceleste. Pero el conjunto nacional, liderado por Lionel Messi, no pudo festejar: Mario Götze apareció a los 113 minutos, Chiquito no reaccionó a tiempo y el seleccionado europeo se quedó con el Mundial.

3401 días después, Romero y Rojo tendrán su revancha en el Maracaná, pero con Boca Juniors y en la CONMEBOL Libertadores.

Casi una década transcurrió desde la ajustada caída de Argentina en el mítico estadio brasileño. En el medio, claro, la Selección de Lionel Scaloni, nuevamente con Messi como estandarte, festejó en Qatar, ya sin el arquero y el defensor, hoy afirmado como zaguero.

Un punto en común es que Chiquito atajó dos penales en la semifinal ante Palmeiras -bueno, también lo hizo en octavos, contra Nacional, y en cuartos, frente a Racing- para acceder a la instancia definitoria, como cuando 'se convirtió en héroe' vs. Países Bajos.

Rojo, por su parte, no podrá decir presente ante Fluminense por haber sido expulsado, algo que consideró "irresponsable" y que le "duele mucho".

"Lo hablamos con Chiquito, que nos merecíamos una revancha después de esa final que perdimos. Me va a tocar alentar desde afuera, él la va a tener, así que toda la esperanza y toda la confianza en él y en todos mis compañeros", le dijo el capitán a ESPN.

Pero la figura del Boca de Jorge Almirón se distanció de esa palabra: "Es increíble volver a Río, esperemos que esta vez se nos dé. No es una revancha, volver a ese estadio siempre es lindo".

Y añadió: "Cuando quiere, el destino es hermoso. Me tocó venir en este club, cuando nadie confiaba y creía, y hoy estamos en un momento único. Esperemos seguir".

Sea una revancha o no, Romero, la figura del Xeneize, y Rojo, el capitán, tratarán de conseguir lo que no pudieron el 13 de julio de 2014: ser campeones en el mítico Maracaná.