¿Por qué se regalan rosas en Sant Jordi?

12 días atrás

Sabemos que las leyendas, así como las tradiciones, pasan de una generación a la próxima para que esta continúe integrándola en su cultura y costumbres, pero el paso del tiempo es tan inevitable como el hecho de que se produzcan pequeñas adaptaciones. 

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Foto National Geographic
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La historia del valeroso caballero San Jorge, por ejemplo, ya se conocía en la Europa del siglo XIII aunque se trate de un relato que está muy presente en la actualidad. Así, se ha promulgado no sólo durante siglos, sino también extendiéndose a nivel geográfico. Tenemos constancia del arraigo de su leyenda en territorios españoles como Cataluña, Aragón o el País Vasco, al igual que en otros países como Irlanda, Suecia, Croacia o Etiopía. 

un origen común

Lo cierto es que no existen evidencias históricas que nos permitan comprobar la veracidad del famoso relato de San Jorge, el dragón y la princesa, por popular que sea. No obstante, sí que conocemos algunos datos relevantes de su protagonista.

Jorge nació en el año 280 en la Capadocia, actual región turca que entonces era territorio del Imperio romano. Fue un soldado del ejército del emperador Diocleciano y gozó de una brillante carrera militar hasta que el mismo soberano inició "la gran persecución" contra el Cristianismo. Jorge, que era fiel seguidor de esta religión, no quiso renunciar a su fe y, por ello, fue víctima de violentas torturas y finalmente fue decapitado el 23 de abril del año 303. 

El mártir fue posteriormente canonizado y beatificado, y su culto se extendió por el Imperio romano, pero no es hasta la Edad Media cuando San Jorge se convierte en una parte importante del imaginario medieval: el protector de los soldados y caballeros. 

¿y las rosas?

La valentía de San Jorge la demuestra su trayectoria militar y su resistencia ante la persecución religiosa de Diocleciano, por tanto sería fácil deducir que la leyenda del dragón, como también otras alrededor de la aparición del santo en batallas, surgieran de la inspiración que este personaje causó en la sociedad medieval.

Sant Jordi - Figure 2
Foto National Geographic

Bartolomeo da Trento se encargó de dejar constancia escrita de este relato y otras leyendas cristianas en 1241. La narración cuenta que un pueblo se encontraba amenazado por un temible animal que habitaba en un pantano aledaño y que se comía sus rebaños. Sin embargo, pronto los animales empezaron a escasear y, en su lugar, se decidió sacrificar a una persona al día, escogida aleatoriamente, para mantenerlo saciado. Un día fue la hija del propio rey quien salió elegida, pero San Jorge apareció repentinamente y logró salvarla en una lucha vigorosa. El monstruo murió y los habitantes del pueblo se convirtieron a la fe cristiana, perplejos ante tal milagro.

Versiones más modernas de esta leyenda empezaron a ofrecer a partir del siglo XV un final algo más romántico que religioso: de la sangre del monstruo brotó un rosal, y San Jordi obsequió una rosa a la princesa como muestra de su amor. Según la leyenda perpetuada en Cataluña, el monstruo era un dragón y el rosal que de él creció florecería cada mes de abril desde aquel momento. Así, regalar rosas a nuestros seres queridos se convertiría en una tradición secular. Pero, ¿por qué un rosal? Existen varias teorías. 

Por un lado, la festividad medieval del Día de la Rosa, en conmemoración de la primavera y también del amor cortés, pudo fusionarse con la historia de San Jorge, que se celebraba hacia la misma época del año. En Barcelona tenía lugar la Fira dels Enamorats, un encuentro de vendedores de rosas que se instalaban en el centro de la ciudad. 

Por otro lado, la rosa era uno de los símbolos de la festividad de la Antigua Roma en honor a la diosa Flora, "Las Floralias", una celebración que más tarde se cristianizó. La relación de San Jorge con el cristianismo pudo haber dado pie a que se convirtiera en costumbre regalar una rosa a toda mujer que asistiera a la eucaristía en la capilla de Sant Jordi de Barcelona. 

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Sea como fuere, la rosa de color rojo se relaciona con el amor femenino y se ha convertido también en un obsequio de cortesía. Toda esta mezcla histórica ha dado lugar a que, a día de hoy, para la Diada de Sant Jordi en Cataluña se regalen rosas acompañadas con espigas a las mujeres de nuestras vidas, siendo la espiga un símbolo de fecundidad. 

El mismo día de la muerte de San Jorge, el 23 de abril, también se conmemora el Día del Libro. La costumbre catalana volvió a cambiar, combinando la tradición de regalar rosas a las mujeres con la de regalar libros a los hombres a cambio o, como se suele hacer en la actualidad, regalar rosas o libros a nuestros allegados, indistintamente.

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