El milagro de San Marino: la peor selección del mundo, el equipo ...
VÍCTOR ROMERO
Actualizado 19/11/2024 - 12:03CET
La FIFA dice que San Marino es la peor selección del mundo. Situada en el sótano del ránking, en el puesto 210 de la clasificación mundial, comparte planta baja con Anguila, Islas Vírgenes Británicas y Estadounidenses, Bahamas, Sri Lanka o Somalia. Y sin embargo, ha escrito en poco más de dos meses una de las historias de éxito más celebradas en todo el mundo. El doble milagro de la Serenissima, un fenómeno deportivo y social.
Empecemos por el fútbol. Todo cambia el 5 de septiembre de este año. San Marino sólo había ganado un partido (y amistoso) en toda su historia, desde que empezó a competir en 1990 de forma oficial, hasta ese día. Con su victoria frente a Liechtenstein (1-0), en la apertura de esta Nations League, rompe una racha de 140 partidos seguidos y 20 años sin ganar. Gracias a esa victoria, a esos tres puntos inesperados, el combinado que dirige Roberto Cevoli llegó a este último parón con opciones de ascenso a la Liga C.
Dos partidos, en casa ante Gibraltar y visitando a Liechtenstein, para cerrar el cuento de hadas. En el primero de los dos encuentros empató en el descuento, de penalti, para mantener vivo el milagro. Y del Rheinpark Stadion fue, sencillamente, historia. Al descanso iba perdiendo 1-0, un resultado que en cualquier otro momento hubiera significado el fin del camino. Nunca había remontado un encuentro. Y en una segunda parte para el recuerdo marca tres goles por primera vez en su historia, gana fuera de casa por primera vez en su historia, remonta por primera vez en su historia y gana el segundo partido oficial de toda su historia para lograr el ascenso. Lo dicho, lo repetido. Historia.
El saco de boxeo que se ganó al mundoSan Marino ha sido durante años el pimpampum del fútbol mundial. Al ostentar el título de peor selección del mundo, si había un equipo que no ganaba, encontraba alivio midiéndose en un amistoso contra San Marino y así le vencía y recuperaba la confianza. O incluso había 'ofrecimientos', como sparring, para que venga alguien a jugar contra nosotros, a vapulearnos y a ganarnos. Un saco de boxeo en toda regla que ha terminado por ganarse al mundo.
Porque aunque FIFA diga que la Serenissima es la peor selección del mundo, resulta que es la mejor. Porque es la única que une a todo el mundo, sea de donde sea, pendiente de los peores partidos del parón de selecciones para ver si el milagro se produce. A la gente le gusta San Marino porque es diferente. El afición típico al fútbol es de su equipo y, más o menos, gana de una forma habitual o esporádica, pero San Marino se ha tirado 20 años sin ganar ni un sólo partido, que se dice pronto y pasa mucho más despacio. 20 años y 140 partidos.
La afición mundial al equipo del microestado situado dentro de Italia es una afición al fútbol puro, al fútbol de verdad, al fútbol del que todo el mundo se siente un poco parte. En el partido contra Gibraltar del viernes la tribuna se llenó de Erasmus españoles. En las gradas de Liechtenstein había gente de Arabia Saudí, de Perú, 15 austríacos, ingleses, galeses dos españoles contando al autor de este artículo, un polaco y un montón de italianos, claro.
San Marino se ha convertido en un refugio de gente empujando para conseguir ese objetivo común tan básico: conseguir una victoria. Por eso todo cambió el 5 de septiembre. Ese primer triunfo oficial significaba que, por primera vez en su historia, podían pelear por algo, que era subir de división. En dos meses han hecho mejores resultados que en 34 años de historia.
Una historia que se ha ido salpicando de pequeñas historias, de cuentas de Twitter, de fanáticos que han vivido con lágrimas en los ojos la realización de un sueño modesto. En Liechtenstein, abrazado a la Asamblea de la ONU que era la grada visitante, se encontraba un alemán que ha viajado a todos los partidos en casa de San Marino desde 1995 y a algunos fuera de casa. ¿Por qué? Simplemente porque llegó allí un día de vacaciones con su familia, conoció la historia del equipo y dijo que a partir de entonces ese iba a ser su equipo hasta que ganara. Por fin, por él, por los 35.000 habitantes del territorio físico de San Marino y por los miles que lo habitan de forma emocional, la peor selección del mundo tiene algo que celebrar.