Pentecostés no es sólo un evento histórico. Como cumplimiento de la promesa de Jesús, sigue dando frutos en la Iglesia de hoy, especialmente en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación.
Como todos los años, teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos, momentos de la vida de Jesús que celebramos en la liturgia durante el año, rindiendo culto a Dios donde Jesús se ofrece para nuestra santificación, comenzamos por Adviento, Navidad, Tiempo Ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Tiempo Pascual, llegamos a Pentecostés. Cincuenta días después de Pascua de Resurrección, la celebración del Don del Espíritu Santo. En la fiesta de Pentecostés, los cristianos conmemoramos la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles (Hechos 2). Pentecostés cae el 28 de mayo. Ese día quincuagésimo (pentekoste), era para Israel una fiesta de la cosecha de primavera, con la que terminaban los días de celebración después de Pascua, paso de la esclavitud a la libertad. También era una celebración de la entrega de la Ley en el monte Sinaí.
Los 11 apóstoles restantes regresaron a Jerusalén después de la Ascensión de Jesús al Cielo, Hechos 1,14 dice: "Todos ellos preservaban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús y sus hermanos". Después de nueve días de oración, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos. Oyeron un sonido como el viento poderoso y lenguas como de fuego descansaron sobre sus cabezas. Al salir, Pedro se dirigió a la multitud que se había reunido. Aunque unas semanas antes había negado a Cristo tres veces, Pedro proclamó valientemente el Evangelio. Ese día, miles de personas, creyeron en Cristo y fueron recibidas en su iglesia.
El día de Pentecostés
El Catecismo de la Iglesia Católica (numerales 731-732) dice: el día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona Divina desde su plenitud, Cristo, el Señor (Hechos 2,36), derrama profusamente el Espíritu. En ese día se releva plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el Reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él, en la humildad de la carne y en la fe, participan ya en la comunión de la Santísima Trinidad.
En Juan 14,26, Jesús dijo: "El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho". Por lo tanto, Pentecostés no es solo un evento histórico. Como cumplimiento de la promesa de Jesús, sigue dando frutos en la Iglesia de hoy, especialmente en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación.
Consideramos a Pentecostés como el nacimiento de la Iglesia. Este nacimiento fue en el año 33 d.C, por eso hacen ya 1990 años.
El Espíritu Santo, paráclito, intercesor, abogado, compañero, es quien llega a nosotros en el Bautismo para hacernos hijos de Dios y hermano de Jesús. Y nos da la misión de ser sacerdotes, profetas y reyes. Sus dones son: sabiduría, entendimiento, ciencia, fortaleza, temor a Dios, piedad, consejos. Sus frutos son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.
Siguiendo el mensaje de Jesús, que nos dice que todos los pecados serán perdonados, menos aquellos cometidos contra el Espíritu Santo, que es quien nos da la gracia de santificarnos siguiendo el mandato de Jesús de ser perfectos como nuestro Padre.
Por Andrea María Fiorentino
Catequista y profesora
de Ciencias Sagradas
