Luis Majul: “Milei, más optimista que nunca”

25 Mar 2024

Montado en datos duros como la desaceleración de la inflación, la estabilidad del tipo de cambio y la baja del riesgo país, el presidente Javier Milei parece más optimista que nunca. De hecho, se dio el gusto, horas después de que Victoria Villarruel lo denominara “pobre jamoncito” y poco antes de la conmemoración del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, de asistir al Gran Rex para ver a un imitador de Sandro, y cantar junto a parte del público “Dame Fuego”.

Es el mismo super optimismo que exhibe el ministro de Economía, Luis TotoCaputo, quien en la entrevista exclusiva que enseguida te vamos a mostrar, no pierde las esperanzas de que la inflación de marzo, al final, baje a un dígito. Un dígito muy alto, por encima del 9%. Pero un dígito al fin.

En el chat de la mesa chica del poder festejan, entre otras cosas, el haber llegado a las vísperas de Semana Santa, con motosierra y licuadora incluidas, a niveles de adhesión de casi el 60%.

Es porque se sienten muy lejos de los pronósticos de una buena parte de la oposición, incluido “Pepe” Albistur, a quien todavía se le atribuye manejar información secreta de inteligencia distinta a la del resto de los mortales. Pero todavía falta una semana para abril. Y en la Argentina, en 24 horas, puede llegar a suceder lo que en Suiza tardaría un siglo. Y casi nunca para bien.

Para empezar: el Gobierno, a partir de este lunes, deberá enfrentar dos fuertes embestidas políticas. Una: la de quiénes acusan al presidente de volver a defraudar a los jubilados, amortiguando, con el nuevo DNU, solo una parte de lo que vienen perdiendo desde hace varios años. Y en especial, entre enero y abril de este 2024. Y otra embestida: la de quiénes sostienen que, al designar al juez federal Ariel Lijo como miembro de la Corte, Milei no podrá darse el lujo de seguir hablando de casta, porque según ellos, el magistrado, representaría uno de los engranajes más visibles del “toma y daca” típico del viejo orden. Del viejo sistema de poder.

Cerca del Presidente insisten: no les importa pagar el costo político que implica el nuevo decreto de actualización de los haberes jubilatorios. Dicen que este es mejor que el que cranearon Alberto, Cristina y Sergio Massa, y que hizo caer a la jubilación mínima a US$100. Tampoco les importa que los comparen con los gobiernos anteriores, porque siempre tendrán a mano el gran argumento de las dos jubilaciones privilegio que sigue cobrando Cristina Kirchner.

Milei dice que, en algún momento, habrá que decir, con todas las letras, que el sistema previsional argentino está quebrado. Que es inviable. Que se lleva el 60 por ciento del presupuesto nacional. Que para que la jubilación mínima pueda cubrir la canasta básica de $600.000, se necesitarían 4 trabajadores en actividad sobre 10 pasivos. Y que ahora mismo hay solo 1,3 trabajadores formales para 10 jubilados.

Milei y Caputo también dicen que parte de la culpa la tiene Cristina, porque metió a decenas de miles de jubilados que no habían hecho el total de los aportes “por la ventana”.

Es más: cada vez que las almas sensibles de Unión Por la Patria hablan de recorte a los jubilados, hay alguien que recuerda esa famosa intervención de la entonces presidenta, en octubre de 2010, cuando lo único que le faltaba agregar, para parecerse a Javier Milei, era decir: “no hay plata”. O incluso: ¿82 por ciento móvil? ¡Afuera!

Desde la narrativa épica de Milei, el cambio rotundo del sistema jubilatorio no se anunciará para ahora. Será parte de las reformas de segunda generación. Y ese cambio rotundo será impulsado por él mismo, el 10 de diciembre de 2027, en el caso de que sea reelecto, y le deje a su sucesor “un camino sin baches para transformar a la Argentina en Irlanda”. ¿Pero qué significa, exactamente, la decisión de nominar a Lijo y Manuel García Mansilla como futuros miembros de la Corte? ¿Acaso hay algún acuerdo espurio entre Milei y Cristina, con el objetivo de que los senadores peronistas habiliten a Lijo y puedan alcanzar los dos tercios de los votos para aprobar su pliego?

El Presidente dice que no hubo ningún acuerdo previo. Que los designó, en uso de sus facultades, y de acuerdo a la Constitución, porque entiende que, con la composición actual de la Corte, los cambios de fondo que desea implementar, no sucederán nunca. O quedarán a mitad de camino.

Uno de los integrantes más influyentes de su mesa chica me dijo: “Si desde 1983 hasta acá todos los presidentes trataron de contar con una Corte que acompañara el rumbo de sus gobiernos ¿Por qué Javier estaría cometiendo un pecado mortal si intentara de hacer lo mismo”?

Milei se ríe con ganas cuando lo acusan de ser “un loco que acelera el las curvas”. O cuando lo asocian al conductor suicida que nunca cambia de dirección en el juego denominado chicken game. De hecho, algunos creen que, el presidente, ante los buenos resultados de los datos de la macro, se ha vuelto un tanto gradualista.

Que no va a aumentar las tarifas por encima de la paciencia de una buena parte de la clase media que lo votó. Y que tampoco se va a apurar para salir del cepo, si antes no consigue los 10 mil o 15 mil millones de dólares para enfrentar una hipotética corrida: “Yo no soy ni extremista ni gradualista: soy bilardista. Hago lo que tengo que hacer para lograr los objetivos”.

Mientras tanto, hasta que pueda mostrar que la economía volverá a crecer, peleará con las herramientas que mejor maneja, las redes sociales, cada debate relevante de la batalla cultural. Este domingo, a 48 años del golpe, eligió denunciar la apropiación indebida de la bandera de los derechos humanos, por parte del kirchnerismo y sus franquicias políticas, a través de la voz del periodista Juan Bautista Yofre.

Sin embargo, no es un tema que le apasione. Sí lo obsesiona el denominado déficit fiscal cero. El tan meneado equilibrio fiscal.

Este fin de semana, por ejemplo, volvió a utilizar, frente a un colega, la imagen de Ulises atado al mástil del barco, para evitar que el canto de las sirenas lo haga naufragar, y desviarse del rumbo correcto. Caputo dice que él también está atado al mismo mástil. Y que no hay plan B.

ln-mas

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