Furia nos volvió totalmente insanos: ¿acaso ella es la única culpable?

13 días atrás
Furia

Este domingo, Gran Hermano sancionó a Juliana Scaglione, más conocida como “Furia”, por la violenta discusión que protagonizó con Mauro Dalessio. La doble de riesgo permanecerá fulminada hasta el final de su estadía, aunque obtendrá los beneficios del liderazgo semanal si llegara a ganarlo.

Tras el anuncio, la jugadora reconoció que la producción la cuida por un lado (especialmente tras su diagnóstico de leucemia), pero la perjudica por el otro, ya que, si la pelea fue de a dos, el joven de Villa Urquiza también debería recibir un castigo similar.

En redes, la tildan de “enferma, psiquiátrica y desquiciada”, e incluso piden por su expulsión, pero todo queda ahí, en el meme, la publicación, el odio y el insulto. Por su parte, el canal pretende seguir como si nada, y Juliana queda sola bajo el ojo de la tormenta.

“Esto lo resuelve Gran Hermano y los psicólogos. Tenemos que seguir con la gala. Esto se resuelve porque sigue adelante (...) Van a salir los dos si no lo resuelven como gente adulta que son. No quiero perder más tiempo con esto”, acotó Santiago del Moro durante el programa.

En más de 120 programas, “Furia” quedó en boca de todos. Ya sea por sus aciertos o sus errores, sus ideas o acciones, su modo de relacionarse con otros, su constante prioridad de ganar el juego, sus insultos o lo que fuera, la joven va en alza y no hay nada ni nadie que la pare. ¿Por qué “Furia” es funcional a todo el universo del reality?

Gran Hermano es Nerve, pero en la vida real

En 2016, estrenó la película Nerve: un juego sin reglas. La actriz Emma Roberts encarna a una joven que, presionada por sus amigos, se inscribe en un juego de realidad virtual para completar retos por fama y dinero.

Al comienzo, sus intenciones son demostrarles a todos que ella puede arriesgarse y vivir un momento de adrenalina, pero a medida que los desafíos se vuelven cada vez más osados, la situación se torna siniestra y pone su vida en peligro.

(Alerta spoiler) Hacia el final, la joven se presenta en una arena donde se enfrenta cara a cara con el chico que la acompañó en todos los desafíos (protagonizado por Dave Franco) y tienen que matarse entre sí. Cuando se niega, entra otro jugador y le pide a la gente que vote para tomar su lugar.

Con el sí de todos los presentes, el joven le pega un tiro a la chica e inmediatamente a todos les aparece un cartel con su nombre real y la frase: “Fuiste cómplice de un homicidio”.

La arena no tarda en quedar vacía y la aplicación es desinstalada de manera masiva. Al final, la adolescente se levanta con vida y demuestra que fue todo parte de un plan para terminar con el juego.

Gran Hermano es Nerve, pero en la vida real. El mismísimo “Puma” Goity ya lo puso en palabras en otra ocasión: “La pobre e inocente gente que está ahí. No hacen personajes, son personas reales (...) Dejan todo... Los destrozan en pos del ‘champú tanto’. El otro día vi una escena donde están discutiendo ‘de verdad’, porque no están actuando, y enfocaban los champú no sé cuánto, que es el auspiciante. ¡Es terrible!”.

Así como en el juego, todos y cada uno de los espectadores somos cómplices de lo que sucede en la pantalla de Telefe, pero como “Furia” es la gallina de los huevos de oro, de la producción y de la gente, nadie se atreve a frenarla.

El morbo es el principal motor de todo esto y genera una adrenalina casi adictiva.

La reacción ante el encierro, ese misterio

Son personas que ingresaron a una casa con más de 60 cámaras grabando a diario. Son personas que, al igual que muchas otras en todo el mundo (no hay que olvidar que el certamen es internacional), conocían al menos parcialmente las consecuencias de su ingreso al reality.

Pero lo que nadie sabe es hasta dónde pueden llegar sus mentes con el encierro. Las infinitas posibilidades y una pretensión de libertad absoluta seducen a jugadores y a espectadores por igual, y ellos mismos se suben a la rueda y la giran sin parar. La violencia escala a límites impensados, los videos se reproducen sin parar, los memes estallan... en efecto: “cine”, como se suele decir ahora en las redes.

El rating está por encima de los números de los demás canales; la palabra “Furia” es tendencia diaria en las redes sociales y en los buscadores; el streaming se hace de millones de visualizaciones; los programas satélite se llenan de panelistas opinando sobre Furia, criticándola o mostrando compasión, según convenga; los hermanitos y exhermanitos, mientras más la nombran, más los enfocan; los fandoms se atacan entre sí, emanando la misma violencia que receptan; las marcas siguen pautando; la billetera virtual sigue creciendo. Si pasa algo con la jugadora, los celulares se apagan y acá no pasó nada, tal como sucedió en la película citada arriba.

Furia, ¿la causa o la consecuencia?

¿En qué momento llegamos a esto? Creo que el contexto de violencia generalizado que existe en Argentina desde hace tiempo, y que se exacerbó durante el proceso de elecciones presidenciales, produjo el caldo de cultivo donde a diario nacen personajes como “Furia”. Por lo tanto, ella no es la culpable de todos los males.

Nadie puede negar que Juliana es la jugadora más osada e inteligente de las últimas dos ediciones. Es ágil y competitiva, el reality en carne viva, y les genera ganancia a todos, pero a costa de ella misma y de la salud mental de todos los que la ven a través de la pantalla.

La producción le preguntó si quería continuar. Ella dijo que sí, es su sueño, su cuerpo y su decisión al fin de cuentas. Pero ¿hasta dónde está dispuesta a llegar? O mejor dicho, ¿hasta dónde estamos dispuestos a dejarla ir?

“Nunca se olviden de que esto es un programa de televisión”, dijo ayer Santiago del Moro cuando la gente del estudio se puso a gritar todo tipo de barbaridades. ¿Pero realmente todos dimensionan lo que eso significa?

El certamen está basado en sentimientos de personas reales. ¿Cuán fina es la línea que separa la ficción de la realidad?

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