Polvos blancos, balbuceos y muerte: qué le pasó a Asunta, la niña ...
Netflix se anotó un nuevo punto con El caso Asunta, una miniserie ideal para los adoradores de los thrillers a la española. Está segunda entre las tendencias persiguiendo bien de cerca al fenómeno global de Bebé reno.
La historia toma un caso real de 2013 ocurrido en La Coruña, España. Sigue la investigación del asesinato de Asunta Basterra Porto, una niña de 12 años que apareció muerta en la banquina en el pequeño municipio de Tao.
Ojo: a partir de acá hay spoilers de la trama.
Antes hay que saber quién era Asunta.
Asunta, cuyo nombre de nacimiento era Fang Yong, era la hija adoptiva del periodista Alfonso Basterra y la abogada y ex cónsul de Francia, Rosario Porto. Nació en China y llegó a la vida de los Basterra-Porto al año de edad.
Asunta desapareció de su casa el 21 de septiembre de 2013. Ese día, la cámara de seguridad de un banco la enfocó yendo al hogar de su padre y luego retornando a lo de su madre.
El 22, al día siguiente, dos hombres hallaron su cuerpo al costado de una calle con marcas de ataduras en las manos y los tobillos y dieron aviso a la policía. A partir de ese momento comenzó una investigación llena de ausencias: pistas incongruentes, declaraciones contradictorias y un sinfín de interrogantes.
Con la cobertura mediática del caso como atenuante, los padres de Asunta fueron arrestados a los pocos días del macabro hallazgo.
Juicio mediante, Rosario y Alfonso terminaron siendo condenados a 18 años de prisión por el homicidio de Asunta con el agravante de parentesco. Y hoy, a más de diez años del crimen y con Rosario habiéndose quitado la vida en su celda, las preguntas sin respuestas siguen siendo el denominador común del caso.
Cómo murió Asunta
El informe preliminar de la autopsia informó que Asunta había sido sedada, que no había sufrido agresión sexual y que su muerte había sido causada por una asfixia por sofocación. Su cuerpo, además, tenía altas dosis de lorazepam. El informe final de la autopsia ratificó que la niña falleció por asfixia mecánica.
El destino de Asunta tuvo un punto de giro cuando Alfonso y Rosario se separaron. En 2013, el año de su muerte, su padre revisó los correos electrónicos de Rosario y descubrió que la mujer lo estaba engañando. El 8 de enero se separaron y en febrero se divorciaron.
Sin embargo, Rosario y Alfonso estaban juntos cuando pasó lo que pasó. Ese verano ambos habían llegado a un extraño acuerdo: él cuidaría de Rosario y Asunta a cambio de que la mujer dejara a su amante.
Rosario aceptó y siguió manteniendo una relación cordial con Alfonso, además de ayudarlo económicamente. A Porto le servía la contención de su ex marido porque su enfermedad estaba empeorando y también sufría problemas de salud mental.
Otro episodio que marcó a fuego el caso sucedió a comienzos de julio.
Según Porto, una noche como cualquier otra descubrió a un hombre fornido y petiso, conocido en el juicio como “hombre de negro”, estrangulando a su hija. Cuando este supuesto agresor vio a Porto la habría empujado y se habría escapado.
Días más tarde, Asunta se descompensó en el colegio y reveló que su mamá la estaba obligando a tomar unos "polvos blancos" con mal sabor que la dejaban dormida durante horas.
Por este motivo, tres profesoras -dos de música y una de ballet-, declararon voluntariamente en cuanto supieron que la niña había sido sedada antes de morir. Dijeron que habían vivido episodios en donde habían visto a Asunta balbucear y que en ese entonces los padres se lo atribuyeron a la alergia de un medicamento.
El día de su asesinato, la justicia probó que Rosario y Alfonso comieron con ella y que le suministraron una cantidad del ansiolítico lorazepam lo suficientemente tóxica para poder asfixiarla cuando hiciera efecto. Rosario fue acusada de asfixiarla y Alfonso, de sedarla. Más tarde, su madre descartaría el cuerpo en la banquina.
