Vélez derrotó a Estudiantes y es más puntero que nunca

23/09/2024 20:23hs. Actualizado al 23/09/2024 23:54hs.

No hay forma. No hay manera de seguirle el ritmo a Vélez. El equipo sensación que construyó Gustavo Quinteros bailó a Estudiantes, se quedó muy corto con el resultado y les sacó seis puntos de diferencia a sus escoltas, Huracán, Talleres y Unión de Santa Fe. Así, con la victoria, el Fortín alimentó estadísticas que impresionan: suma diez partidos sin perder por la Liga Profesional, con nueve triunfos y un empate. Y en esas nueve victorias no le metieron goles.

Todo lo que pasó en Liniers durante el primer tiempo fue un acto de injusticia total. Que Vélez se haya ido al vestuario en ventaja sólo con un gol que derivó de un blooper de Mansilla, un error garrafal que en gran medida forzó Braian Romero con su astucia para presionar al arquero en la salida, fue una verdadera zancadilla de un destino rebelde. Porque la diferencia fue muy exigua en función del desarrollo. Y porque el Fortín no sólo reunió los méritos necesarios para imponerse por un margen más amplio, sino que además hizo todo lo posible para gritar un gol mucho más amigable con la estética. El impresionante taco de Pizzini tras un centro de Aquino mereció besar la red, pero el palo condenó al olvido a una jugada extraordinaria. El exquisito tiro libre que el propio Aquino estrelló en el poste también ameritaba hacer explotar un José Amalfitani repleto de público y de fútbol, aunque el poste volvió a cumplir el papel de villano de la película que se proyectó sobre el césped de Liniers.

Fue un pecado que varias grandes jugadas elaboradas por el equipo de Quinteros hayan quedado en la nada por caprichos de la fortuna o, también, por malas resoluciones propias. Pero la imprevisibilidad es la esencia, acaso el corazón que siempre le dio vida al fútbol. Un deporte en el que el perdón no es virtud, sino un pecado que muchas veces se paga con pena capital. Y algo de eso le pudo haber pasado a Vélez, que desperdició varias situaciones muy claras y caminó por la cornisa del empate cuando el Pincha logró salir del asedio.

Estudiantes se arrimó un poco en el segundo tiempo

En la segunda etapa la historia fue otra. Domínguez no tuvo que hacer cambios para modificar la postura de su equipo. Estudiantes salió a empujar con un nivel de determinación y agresividad que no había mostrado en el primer acto del partido. Pero el envión de un Pincha envalentonado duró apenas un cuarto de hora. La nafta se agotó porque el equipo de La Plata venía de un primer tiempo en el que quemó mucho combustible al correr atrás de la pelota y bailar al compás de un Vélez que impuso sus reglas, que puso la música, el ritmo y también le marcó el pulso a la noche primaveral de Liniers. Una velada que terminó en fiesta total cuando Romero sentenció el segundo para bajarle la persiana al boliche.

Este Fortín juega y mucho cuando se encuentran Pizzini, Aquino y Thiago Fernández, a los que se suma Ordóñez, quien se desprende del doble cinco para integrarse al circuito de gestación. Todos ellos conforman una sociedad de irresponsabilidad limitada, que por momentos se encuentra, se asocia e incluso se divierte y les contagia esa alegría a los de afuera. No es casualidad que este equipo, que juega de memoria, acumule 13 encuentros sin caer de local, con diez victorias y tres empates. Tampoco lo es que el Pincha, que hace poco supo gritar campeón, hoy transite una pequeña crisis generada por los seis encuentros que suma sin festejar, con dos igualdades y cuatro caídas.

Vélez, que el viernes se medirá con Independiente por los cuartos de final de la Copa Argentina en cancha de Lanús, es más puntero que nunca. Y lo tiene merecido: juega como un equipazo.

Un festejo muy particular