Alejandro Valverde recuerda el día que cambió su carrera en el ...

7 Jul 2024
Valverde

Sonríe, pero sus respuestas no han cambiado, tan cortitas y al pie como siempre. Alejado desde hace ya dos años del ciclismo profesional, Alejandro Valverde disfruta de la retirada sin bajarse de la bicicleta, y por consiguiente, sin quitarse el maillot con la 'M' en el pecho.

El ex del Movistar Team se ha dejado ver en innumerables pruebas cicloturistas desde que disputó el Giro de Lombardía de 2022, su última prueba como profesional. Gran Fondo de Ézaro, Quebrantahuesos, Vuelta a Ibiza MTB e incontables pruebas de gravel. El murciano no solo no ha dejado de ganar fuera del profesionalismo, sino que sigue siendo la estrella. El hombre al que todos miran. La foto que todos quieren.

Viendo ahora el Tour de Francia desde casa, El Bala echa la vista atrás en Relevo para recordar su trayectoria en la ronda francesa. "¿El momento más especial?", valora. "Uf, diría que el podio en París. Hasta ahí siempre habíamos dicho, venga, a ver si puedo ganar el Tour, a ver si puedo ganar el Tour, pero mira, ganar el Tour es muy, muy complicado. Hice cuarto, hice sexto dos o tres veces... Así que llegar ese año 2015 y hacer tercero fue súper especial".

Sin embargo, el punto de inflexión, el día en el que todo cambió para el murciano en el Tour de Francia, ocurrió mucho antes, a 500 kilómetros exactos de los Campos Elíseos. "Courchevel fue un antes y un después en mi carrera", asegura. "Ganarle a Lance Armstrong cuando él estaba a tope, en su mejor momento, siendo la primera etapa de montaña de aquella edición, y en el que sería su último Tour de Francia ganado... Ganar ahí fue increíble".

Aquella tarde, el 12 de julio del año 2005, Valverde llegó junto al tejano, Michael Rasmussen y Paco Mancebo al último kilómetro de la etapa, la primera de alta montaña del Tour de 2005. Atrás quedaban más de 180 kilómetros con dos puertos interminables. El primero, Cormet de Roselend (20,3 kilómetros al 6,1% de pendiente media); el segundo, Courchevel, un muro vertical hasta el arco de meta con más de 21 kilómetros al 6,5%.

Armstrong ya había ganado entonces cuatro ediciones de la ronda francesa. "Estaba imbatible", confiesa Valverde, que siendo todavía un chavalico, dejó atrás a su compañero y a Rasmussen para codearse en los últimos metros con la mayor estrella del momento. "Recuerdo que hablamos poco [ríe]. En esos momentos sobre todo observas, te fijas en cómo va el rival, en su pedaleo, en su cara, sus gestos... Pero hablar, hablas poquito".

Fiel a su idea, el murciano apretó los dientes a escasos metros de la línea de meta, sentó al tetracampeón del Tour de Francia y, vencedor, se llevó las manos a la cabeza. No se lo podía creer. Sería el primero de sus cuatro triunfos en la ronda francesa. Y lo consiguió, dejando atrás al ciclista invencible, el mismo que años más tarde se destapó como el mayor tramposo de la historia del deporte.

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