Fue la gloria de Temperley y hoy cobra hasta US$100 la hora por ...

3 hora atrás
Temperley

Conversar con Alejo Escos es adentrarse en un libro lleno de vivencias. Las anécdotas se remontan a los años 70, cuando vestía la camiseta de Temperley, el club de su vida, como jugador. Allí dejó su huella: salió campeón, fue figura y ascendió a la Primera División. Luego, la vida lo llevó por otros caminos. Pasó por Ecuador y Colombia, hasta llegar a Estados Unidos, el último país en el que jugó como profesional y donde decidió quedarse para siempre.

“Extraño muchas cosas de Argentina, y Temperley es una de ellas. Pasé más de diez años en ese lugar”, dice en diálogo con LA NACIÓN. “Pero la verdad es que aquí estoy excelente. Se vive bien”, agrega el hombre que no pudo resistirse al encanto de Los Ángeles: “Es un lugar hermoso, con buen clima todo el año. Nunca hace frío. Los que tenemos el lujo de vivir acá no nos podemos quejar de nada. No importa quién gane las elecciones ahora, si Donald Trump o Kamala Harris, aquí se va a vivir bien de cualquier manera”, remarca.

Alejo Escos posa junto a Eduardo JanínGentileza Alejo Escos

Luego de dejar el fútbol y guardar toda la gloria en un cajón, que de vez en cuando abre para recordar viejos tiempos, Alejo sigue los partidos de Temperley a distancia. “Tengo todos los canales argentinos, así que me entero de todo lo que pasa allá”, comenta sobre su día a día. Hoy aún vive del fútbol, pero desde otro lugar.

Alejo Escos vestía la camiseta de Temperley, club con el cual salió campeón, fue figura y ascendió a la Primera DivisiónGentileza Alejo Escos

Tengo una escuelita donde enseño a personas de todas las edades, desde los tres años hasta los 60″, cuenta. Dice —y con mucho orgullo— que dirigió a muchos chicos que luego llegaron al fútbol profesional. Escos ama tanto su trabajo que hasta le avergüenza llamarlo así: “En realidad, es trabajar con chicos, que es lo más hermoso que hay”.

Trabaja en el Glendale Sports Complex, “un predio hermoso”, según Escos. Tan lindo como exótico. “Es un lugar rodeado de montañas. A veces, cuando vas por la mañana, puedes encontrarte con todo tipo de animales en la zona. Llegué a ver tigres, pero no es peligroso; bajan, y cuando te ven, vuelven a subir a la montaña”.

Los días de Escos comienzan temprano. Cerca de las seis de la mañana suena el despertador, y a las ocho ya debe estar en el predio para la primera clase. Por una cuestión reglamentaria, no puede tener más de diez personas por hora, suficiente para asegurar un buen ingreso por 60 minutos de disfrute.

“En las clases grupales, cobro 30 dólares por persona. Por la tarde, doy clases particulares. Mucha gente tiene casas con jardines grandes, y voy a domicilio. En esos casos, cobro 100 dólares la hora”, revela. Y marca una gran diferencia con lo que sucede en la Argentina: “Aquí no dan vueltas para pagarte. Termina la hora y te dan el dinero. No existe el ‘después te pago’ tan típico de los argentinos”, dice entre risas.

Alejo Escos da clases de fútbol en el Glendale Sports Complex de Los Ángeles, CaliforniaGentileza Alejo Escos

Escos habló del fenómeno que generó la llegada de Messi a la MLS: “Por supuesto, creció mucho el interés. Sabemos que lo que genera el fútbol aquí no es igual que en la Argentina. Sin embargo, sí se vio más entusiasmo en Los Ángeles tras su arribo al Inter Miami”, destacó.

Al vivir en una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, tuvo la oportunidad de cruzarse con numerosas celebridades. Una de las historias más curiosas está vinculada a Marlon Brando, su máximo ídolo.

Yo le daba clases de fútbol a un chico que venía con su madre. Vivían en una mansión enorme. Después de cada clase, llevaba al chico a su casa”, recuerda. “Al tiempo, me enteré de que el chico era hijo de Marlon Brando. Sin embargo, él nunca se mostraba ni salía a saludar cuando dejaba al chico”, comenta.

Escos destacó que, en Los Ángeles, la gente no es tan entusiasta a la hora de acercarse a las figuras públicas: “Aquí no son tan fanáticos como en la Argentina. Brad Pitt también estuvo cerca del complejo varias veces, pero nadie lo molestaba. Es algo que siempre me llamó la atención”, concluye el exjugador prodigio de Temperley.

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