Matías Botbol, fundador de Taringa: “Nuestro problema fue no ...

25 Mar 2024

8 de junio de 2004. Nace Taringa, un portal web que se coronaría como el foro más visitado en Latinoamérica y uno de los más populares en el mundo hispanohablante. Internet estaba aún recuperándose del terremoto que supuso la crisis de las puntocom, que lo convirtió en un terreno inhóspito, encapsulado en la desconfianza de que una burbuja estalle de nuevo. Sin embargo, Matías Botbol (45 años), uno de los fundadores del sitio, solo tiene dulces recuerdos de la época. “Internet era un sitio para nerds. A nadie le interesaba quién eras, solo si lo que compartías era interesante”, explica este argentino en un edificio en el norte de Madrid, donde recibe a CincoDías para una entrevista.

Taringa! - Figure 1
Foto Cinco Días

Botbol está participando en un evento para emprendedores, él todavía se considera uno, aunque en sus hombros pesan los 13 años que dirigió el portal web. Tenía 27 cuando en 2006 decidió, junto a su hermano Hernán y su mejor amigo Alberto Nakayama, comprar un proyecto estudiantil nombrado Taringa a un joven llamado Fernando Sanz por 5.000 dólares. En dos décadas atrajeron a 30 millones de usuarios y una valoración cercana a los 20 millones de dólares, unos 18,5 millones de euros. Era el precio de juntar comunidades.

De izquierda a derecha Hernán Botbol, Matías Botbol y Alberto Nakayama, fundadores de Taringa.

Los hermanos Botbol y Nakayama no fueron los únicos en darse cuenta de la mina de oro que suponía unir a la gente en internet. Durante esos años nacieron otros dos foros web también considerados pioneros en su género: 4chan y Reddit. Botbot destaca de 4chan su naturaleza anárquica, porque en él las publicaciones con pocos comentarios se borran automáticamente y de Reddit, en cambio, dice que se parece mucho a lo que él aspiraba hacer con Taringa: “Un sitio donde una persona, sin importar su clase social, apariencia u origen, podía escribir algo y que se hiciera viral”.

Estos días la empresa del robot Snoo, cómo se conoce a la mascota de Reddit, está de celebración. Este foro web, en el que participan principalmente usuarios de habla inglesa, acaba de hacer sonar la campana de la Bolsa de Nueva York con un estreno bursátil envidiable: la compañía ha sido valorada en 8.000 millones.

Taringa, por su lado, alcanzó los 75 millones de usuarios únicos por mes en el 2011 —casi el doble de la población de la Argentina, en aquel entonces—. “Tuvimos más tráfico que cualquier diario. Éramos el sitio más visitado de Latinoamérica”, resalta. De esos años, recuerda varios momentos entrañables, como cuando lograron que un muchacho que estaba buscando a su padre por trece años lo consiguiese ubicar en 48 horas tras publicar su historia en Taringa, o cuando los usuarios le daban las gracias porque el portal les abría las puertas a un primer trabajo. “Me paraban en la calle para decirme que aprendieron a arreglar un móvil gracias a un post de Taringa”, relata.

Taringa! - Figure 2
Foto Cinco Días

—Entonces, ¿qué salió mal?

“El problema es que nosotros nunca dijimos qué era Taringa y dejamos que cada persona interpretase esta web a su gusto. Si querías que fuera un sitio para ver recetas, era un sitio para ver recetas. Si querías que fuera un sitio de noticias, era un sitio de noticias. Creímos que esa era la fórmula correcta. Eso terminó haciendo que mucha gente pensara que Taringa era una web pirata”.

En el 2009 los fundadores afrontaron un juicio en contra de la Cámara argentina del libro, que acusaba a la plataforma por difundir contenido protegido por derechos de autor. La disputa se alargó durante una década y la justicia argentina terminó otorgando la razón al sitio web, que defendía que solo alojaba los enlaces “tal y como lo hace, por ejemplo, Google”, pero no el material en sí. Sin embargo, la página web argentina decidió deshacerse de esos links y vetarlos. “Eran los años posteriores al cierre de Megaupload por parte de la FBI, la gente empezó a deshacerse de ese material por miedo”, recuerda Botbol.

Matías Bolbot, fundador de Taringa, portal de internet de América Latina.Santi Burgos

Sin embargo, ese solo era el inicio de los problemas. La dificultad de monetizar el contenido y de encontrar inversores empezaron a frenar el crecimiento. “Las empresas norteamericanas, como Reddit, parten con ventaja porque pueden acceder a un montón de capital, lo que les impulsa y les permite crecer”, esclarece, “nosotros no tuvimos esas oportunidades”. Estas condiciones obligaron a los socios a buscar una estrategia para rentabilizar el sitio y lo hicieron con criptomonedas, proceso que se consolidó en 2019 con la venta de Taringa a IOVLabs, una empresa de blockchain. Botbol explica que exploraron la manera de generar un modelo económico autosustentable, que no necesitase que nadie lo gestione, pero idea no cuajó del todo.

La propuesta no invitaba a los creadores de contenido a quedarse en el portal. La mayoría saltaba a las redes sociales o a YouTube. Si en 2013, Taringa se consolidaba como la tercera red social más visitada en América Latina, en 2021 el ranking de Alexa, usado para medir la popularidad de las páginas web, le otorgaba el puesto 8.025. Una abrupta caída causada, según los más recientes propietarios, “por las condiciones actuales del mercado y la fuerte competencia en el ámbito de las redes sociales”. La plataforma que llamaba a sus usuarios como taringueros transitaba su camino al olvido.

Para Botbol no fue una sorpresa. El de la publicidad -que ha sido la fuente de ingresos de internet por excelencia-, explica, es un sector que Google y Facebook han ido monopolizando. “Se han convertido en los principales gestores publicitarios. Solo puedes competir si eres un gran medio”, concluye este joven argentino quien ha arrancado con su segundo emprendimiento: Maslow, enfocada en la gestión de recursos humanos. Confiesa, sin embargo, que la noticia del fin de Taringa, que cerró definitivamente sus puertas este domingo, lo le produce sentimientos encontrados. Por un lado, tristeza. “Cuando empezamos el proyecto tenía ciertos sueños que siento que con el tiempo logramos”, aunque también expresa satisfacción. “Me alegra haber contribuido a escribir la historia de internet”, concluye con una inevitable sonrisa en el rostro.

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