Apareció el Zorro: Huracán se lo empató enseguida a Talleres

26/08/2023 18:34hs. Actualizado al 26/08/2023 21:09hs.

Lo tuvo ahí. Cuando llegó al Kempes, un escenario dificilísimo, Huracán sabía que se enfrentaba al subcampeón del fútbol argentino, de una derrota en los últimos 17 partidos y que lo hacía sin dos de sus figuras -Juan Gauto y Guillermo Soto, vendidos entresemana-. Pero, aun con todo eso sobre la mesa, el Globo se plantó. Lo perdía y lo empató. Lo pudo ganar. Y de una forma inexplicable (o sí, con un golazo agónico), lo perdió en el final: fue 2-1 para Talleres.

De principio a fin, los primeros 45 minutos tuvieron una tendencia muy clara. Se jugó como quería Javier Gandolfi, abriendo la cancha y apretando el acelerador desde afuera hacia adentro, y como quería Diego Martínez, defendiendo esas apretadas y buscando descolocar al local por medio de contraataques. Métodos muy distintos, pero que maridan bien para cocinar un partidazo. La T, a cargo de la iniciativa y al borde del primer gol, se lo encontró a los 41’ en el botín de Nahuel Bustos (literalmente, porque definió Diego Barrera, pero el delantero apenitas desvió la pelota y le dieron el tanto a él), y dos minutos después apareció un bravo Matías Cóccaro, propulsado hacia arriba por su corcel bajo la luna cordobesa, para marcar el 1-1 con un cabezazo arriba.

Cóccaro, de un gol más a su salida por lesión

Por esa bravura, su capacidad de inyectarle personalidad al equipo -y goles, cuatro en los últimos cinco partidos-, es que Huracán ya se preocupa por el Zorro: en el arranque del complemento, el delantero sintió una molestia y pidió el cambio. Sin su figura más resonante, la visita igual fue para adelante y metió miedo.

¿Cómo? Haciendo uso de la ruptura del partido, esa lógica que había tenido el primer tiempo y desapareció en el segundo. Entre verticalidad, pérdidas y la ansiedad de ir por los tres puntos, hubo muchísimas chances. Imprecisiones, aún más. Hasta los 43’, cuando Juan Gabriel Rodríguez cortó esa dinámica con un bombazo lejano que encontró ángulo. El de la derrota de Huracán, que mereció un poquito más y se fue con las manos vacías.