Susana Giménez terminó el año con un rating menguante y una ...

Los números no mienten. Y la verdad que demuestran preocupa a toda la industria audiovisual argentina. Nos es para menos cuando ni siquiera Susana Giménez multiplicada por dos gracias a la inteligencia artificial pudo remontar el alicaído rating de la televisión abierta. La última emisión del año del programa de la diva, que comenzó en septiembre, midió un promedio de 11 puntos, bastante por debajo de los 16,3 que había conseguido en su debut. Con picos de audiencia que rondaron los 12,6 puntos en la primera hora del programa, el ciclo de Telefe sí logró ser lo más visto del día y colocó al canal como el líder entre las emisoras con un acumulado de 5,1, seguido de lejos por eltrece que sumó 3,6.

La entrevista a Tini Stoessel, que además de charlar con Susana y anunciar sus próximos conciertos interpretó cuatro de sus canciones más exitosas,“Pa”, “Cielo” “Qué nos pasó” y “La triple T”, sumó interés como para que el primer recorte del programa culminara con 11,9 puntos de promedio. Es decir, casi dos puntos por arriba de la cifra conseguida por la segunda parte del ciclo, medida que el canal decidió realizar para dividir en dos el programa, algo que se viene haciendo desde la primera emisión. ¿El motivo? Para que en las planillas de rating la caída de audiencia cerca de la medianoche no afecte al número de rating final.

Más allá del interés que generó el promocionado encuentro en el living del estudio entre la conductora y su yo de hace cincuenta años, cuando fue la protagonista de La Mary, el film de Daniel Tinayre estrenado en 1974, anoche Susana Giménez emprendió otros viajes al pasado más reciente. Por un lado, Santiago del Moro compartió su momento en el sillón con la “Tota”, el personaje de Miguel del Sel que pertenece a una era casi prehistórica del humor televisivo. Además, aunque este ciclo del programa solo tuvo 12 emisiones, contando la de ayer, también se incluyó anoche un repaso por los momentos más destacados del año. Un reciclado algo innecesario que no reportó resultados en el rating. La “visita” de la diva a la casa de Gran Hermano también parecía sacada del arcón de los recuerdos.

En el recuento se pudieron ver secuencias del primer programa que había logrado los mencionados 16,3 puntos, la marca más alta del ciclo en 2024, gracias a la aparición de los integrantes de la selección argentina tanto en un sketch grabado en el predio de la AFA como en el estudio. De aquel promisorio debut a los siguientes programas que incluyeron en la segunda emisión a Cristián Castro y su pareja, la nota a la española Úrsula Corberó y la entrevista pregrabada con el presidente Javier Milei y un rating de 14,2 puntos. Una cifra que cayó la semana siguiente aunque el piso lo marcó el envío de su quinta semana en el aire con un promedio de 9,8 puntos en su primera parte y 7,1 en la segunda.

El rating le resultó esquivo a Susana incluso con la esperada charla que sostuvo con Carolina Pampita Ardohain el 17 de noviembre. Los 10.000 dólares que la producción le pagó a la modelo para que visitara el programa y hablara de su separación de Roberto García Moritán y de su nueva relación con Martín Pepa no consiguieron el impulso de rating que imaginaban. Ese programa tuvo un promedio de 9,3 puntos y un rebote en la agenda pública muy superior a lo que esas cifras indicaban. La disociación entre el rating comprendido en el sentido tradicional de la medición de audiencias y el comportamiento de los espectadores actuales es una de las tantas cuentas que la industria audiovisual debe revisar.

Más allá de los altibajos-hubo más bajos que altos, en realidad-, lo cierto es que el fugaz paso de Susana Giménez por la pantalla de la que es sinónimo hace décadas resultó en una nueva demostración del gran problema con el que se enfrenta la TV abierta en la actualidad. Con poca, casi nula, renovación de figuras, ideas o propuestas, el medio no encuentra la forma de recuperar al público que perdió a manos de las plataformas de streaming, del consumo fraccionado a través de las redes sociales y el desinterés y llegó al punto de tener obvias dificultades por conservar a aquellos que todavía le son fieles. Ahora, la gran pregunta es: ¿ hasta cuándo?