A River lo salva el semillero

Le ganó a Barracas de la mano de Borja y los pibes. Un triunfo que le trae cierto alivio a Martìn Demichelis.

Antes que nada, cuando decimos los pibes, hablamos de chicos de 16 años, que no pasaron por la Reserva, que no han transitado las etapas madurativas correspondientes. Por impericia y malas decisiones de quienes conducen, River se vio obligado a echar mano a sus estupendas categorías 2006 y 2007. Por suerte para el entrenador, sí, el mismo que demoró un año entero en darle un lugar al Diablito Echeverri, los chicos estuvieron a la altura y, junto a la voracidad goleadora de Miguel Borja, sacaron adelante un partido que parecía complicado, por el entusiasmo del rival y por el estado del campo de juego.

Hablemos de Mastantuono. Tiene ¡16 años! Está más cerca de los 15 que de los 17. La madurez que presenta es llamativa, no solo en su porte físico, sino en su aptitud táctica a la hora de jugar. Busca pase al claro, encara atacando el espacio, presenta conceptos que muchachos con muchos años en Primera no tienen. Ahora, queda esperar que esta irrupción hermosa para el fútbol argentino, no solo para River, sea sostenida pacientemente y con cuidado por el entrenador, que siga teniendo los minutos que ayudan para que siga realizando su formación, y que su presencia no quede relegada cuando vuelvan lesionados y demás. No es justo para nadie que Mastantuono sea solo una cara en la urgencia, tiene que ser una cara en la renovación.

Y ahora, hablemos de Ruberto. Segundo partido, debuta en la red. Ama el gol. Lo busca, lo persigue. Su conquista ante Barracas tiene un tinte juliànalvarezco, encuentra una pelota y no duda, remate seco, colocado, listo, a abrazarse con los compañeros. El Gigante Ruberto también emerge ante la necesidad y muestra la chapa. Sería imperdonable no cuidarlos.

Una victoria que ayuda sin dudas en un contexto turbulento para River. La torpeza en la lectura del armado del plantel, traducido en una búsqueda de refuerzos muy trabajosa, sumado a la novedad de cierta tensión en el cuerpo técnico fruto de las lesiones, pintan un panorama bastante complicado de cara al calendario nutrido que tiene el Millonario en los próximos días. Pero todo podría ser atenuado si hubiera una línea de juego marcada, clara. Pasa el tiempo y no sabemos qué quiere River, si quiere presionar, si quiere esperar, si busca llegar en bloque, por las bandas, con precisión en velocidad, con posesión sostenida y juego asociado. No sabemos, River no lo exhibe sostenidamente en los partidos. Pero no es de hoy, es de hace tiempo.

El vaso medio lleno, ganó y de visitante. Con un equipo diezmado y con Fonseca jugando casi aceptablemente. Con Armani en nivel (qué bien arrancó el año el Flaco) y Borja con olfato. Y con los pibes, siempre los pibes. Porque River es escuela mundial de fútbol. Y, cuando las papas queman, el semillero te salva siempre.

Foto: @RiverPlate.

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