Perón y el Che

Peron

Un día como hoy, 9 de octubre, de 1967, el gobierno boliviano informó que, el día anterior, se había fusilado a Ernesto Guevara. El 24 de octubre de ese año, Juan Domingo Perón, en Madrid, escribió un texto que comienza diciendo: “Con profundo dolor he recibido la noticia de una irreparable pérdida para la causa de los pueblos que luchan por su liberación”. Y más adelante, agrega: “Nos sentimos hermanados con todos los que, con valentía y decisión, enfrentan la voracidad insaciable del imperialismo que con la complicidad de las oligarquías apátridas, apuntaladas por militares títeres del Pentágono, mantienen a los pueblos oprimidos”.

El asesinato de ese compatriota que había tenido un papel tan relevante en la revolución cubana –siendo el héroe de Santa Clara, que fue la victoria sobre el último bastión de la dictadura de Batista-, siendo Ministro de Industria y Presidente del Banco Nacional de ese país, y que soñaba con una revolución continental que llegara a nuestro país; afectó muy fuertemente a Perón: “Su muerte me desgarra el alma porque era uno de los nuestros: quizás el mejor. Un ejemplo de conducta, desprendimiento, espíritu de sacrificio, renunciamiento. La profunda convicción en la justicia de la causa que abrazó le dio la fuerza, el valor, el coraje que hoy lo eleva a la categoría de héroe y de mártir”.

Juan Domingo Perón señaló entonces que más allá de las diferencias metodológicas los objetivos políticos de ambos eran muy parecidos, por lo cual consideraba al Che un compañero de camino del peronismo, desmintiendo versiones periodísticas e historiográficas que los enfrentaban: “He leído algunos cables que pretenden presentarlo como enemigo del peronismo. Nada más absurdo. Suponiendo fuera cierto que en 1951 haya estado ligado al intento golpista, ¿qué edad tenía entonces? ¿y quién no se ha equivocado alguna vez en política? Yo mismo, siendo un joven oficial, participé del golpe que derrocó al gobierno popular de Hipólito Yrigoyen. Yo también en ese momento fui utilizado por la oligarquía. Lo importante es darse cuenta de esos errores y enmendarlos. Y vaya si el Che los enmendó”.

Cuando Guatemala, en 1954, el gobierno de Jacobo Arbens se enfrentaba a la intervención armada norteamericana, Juan Domingo Perón dio personalmente instrucciones a la Cancillería para que le solucionara a Ernesto Guevara la difícil situación en la que se hallaba, ya que había formado parte de las patrullas de sanidad del gobierno popular que serían perseguidas por los militares golpistas. Gracias a esa intervención de Juan Domingo Perón, Ernesto Guevara pudo continuar su segundo viaje por Latinoamérica, rumbo a México.

Perón veía en el Che un ejemplo a seguir por la juventud latinoamericana, merecedor del reconocimiento público por parte del movimiento justicialista. Entre septiembre y octubre de 1966, el Che se reunió con Perón en Madrid. No se conoce con certeza lo que hablaron entonces. Algunos dicen que el Che le pidió apoyo para llevar adelante el movimiento insurreccional en Bolivia, con miras a extenderlo a Argentina. Perón le habría dicho que no se opondría a que militantes peronistas lo secundaran en esa empresa, y que lo ayudaría en la medida de lo posible, pero que no podía hacerlo de manera desembozada con el apoyo orgánico del movimiento peronista. No estaba convencido de que esa revolución pudiera prosperar, no compartían la lectura de las condiciones sociopolíticas bolivianas. La política de Moscú, para esa zona, era no alentar insurgencia, por lo cual, el Che no tendría apoyo por ese lado. En cambio el gobierno boliviano tendría todo el apoyo de los rangers norteamericanos. En definitiva, no había condiciones, le dice Perón a Guevara. No son más que conjeturas, coincidencias entre historiadores, hipótesis.

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