Por qué se comen ñoquis los 29 de cada mes
29 JUL 2024 - 12:30 | Actualizado 29 JUL 2024 - 12:35
En Argentina, el 29 de cada mes muchas familias comparten ñoquis, una tradición que se mantiene desde hace largos años, aunque pocos conocen su origen. Este hábito tiene sus raíces en una combinación de leyendas, costumbres migratorias y necesidades económicas, pero ¿por qué se eligió además el 29 como el día de los ñoquis? ¿Y por qué se pone dinero bajo el plato al comerlos?
La única verdad con los ñoquis es que tiene cientos de variantes que son para todos los gustos. Los platos pueden ser de papa, la versión más tradicional, pero también pueden ser de semolín, calabaza, ricota y espinaca, entre otros. Pueden venir acompañados por salsas y quesos, o simplemente solos. A pesar de que se disfruta más en el otoño y en el invierno, se trata de una preparación que suele estar en las mesas argentinas en cualquier momento del año.
¿Cómo llegaron los ñoquis a la Argentina? Es el primer dato para desentrañar el misterio. Al llegar al país, los inmigrantes trajeron consigo costumbres y tradiciones, entre las cuales la gastronomía fue una de las que más se impuso a nivel nacional. Plato sencillo y económico, los ñoquis se convirtieron en un clásico de las mesas argentinas y se popularizaron como una opción a fin de mes, cuando el presupuesto es aún más ajustado.
Por qué se come ñoquis el 29 de cada mes
Para explicar por qué los ñoquis se convirtieron en una tradición para los 29 de cada mes, existen dos versiones. La primera de ellas remite a San Pantaleón y a la actitud de una familia hacia él. En el siglo III, en la región de Véneto, Italia, este santo que predicaba y curaba enfermos fue invitado un 29 de julio por una familia de pescadores para comer ñoquis en su casa, un plato tradicional del país europeo.
Como forma de agradecimiento por el agasajo, Pantaleón les auguró que durante los meses siguientes mejoraría la actividad de la pesca, a pesar de que hasta ese momento llevaban un pésimo año en lo económico. Según cuenta la leyenda, una vez que levantaron el plato del santo, se encontraron algunas monedas de oro. De allí, la costumbre de poner dinero bajo el plato, con la esperanza de que se multiplique.
Fuera de este conocido relato popular, la situación socioeconómica del país es otra de las cuestiones que explica la fuerza de esta tradición. Esta exquisita preparación es tan sabrosa como barata de realizar, por lo que muchos consideran que su relación con el 29 de cada mes responde al hecho de que los inmigrantes italianos con menos recursos optaban por cocinar esta pasta alrededor de esta fecha, debido a las dificultades económicas.
Este ritual no es una tradición únicamente en la Argentina, sino que también puede rastrearse en países limítrofes como Uruguay y Paraguay, los cuales también recibieron una fuerte inmigración italiana durante las primeras décadas del siglo XX.