Resplandece Notre Dame
Cual ave fénix, Notre Dame de Paris, la icónica catedral gótica se yergue nuevamente de pie, abierta oficialmente desde ayer a la devoción y la admiración de los visitantes.
El 15 de abril de 2019, un voraz incendio, que demandó 15 horas de labor de centenares de bomberos, destruyó no solo su emblemática aguja, la estructura central, ábside y arcadas, sino también muchas célebres piezas de arte sagrado. El golpe al corazón de millones de católicos en una de las catedrales más grandes de Occidente reveló ser también una herida para la historia misma de la humanidad.
La fotografía aérea muestra las horas previas a la reinauguración de la catedral, con su cúpula reconstruida, después del devastador incendio que puso en vilo al mundoDAMIEN MEYER - AFPLa noche del triste siniestro, el presidente, Emmanuel Macron, había lanzado una campaña de recaudación de fondos y jurado ante el pueblo de Francia que la Catedral sería restaurada y abierta nuevamente al culto en 5 años. Y cumplió el compromiso asumido. “Habéis convertido el carbón en arte”, dijo emocionado desde la nave central dirigiéndose a los restauradores.
Los trabajos demandaron una inversión de 846 millones de euros, aportados generosamente para la restauración por 350.000 donantes privados de Francia y del mundo entero, entre los que es justo incluir también a argentinos generosos.
Grandes piezas de piedra, estructuras sostenidas por maderas milenarias, telas, tapicerías, obras de arte sacro, piezas de mobiliario histórico, así como sus célebres vitrales debieron ser recuperados. La construcción del majestuoso templo ubicado en la Isla de la Cité se inició en 1163 y se terminó en el año 1345 para transitar a partir de entonces un camino de numerosas modificaciones. Con más de 800 años de historia, Notre Dame despliega desde el siglo XII su incomparable estilo que algunos italianos definen como gótico, con cercanía al arte de los bárbaros.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, junto con su esposa, visitan la remozada catedralSarah Meyssonnier - Pool ReutersArtesanos, arquitectos, artistas, ebanistas, historiadores, vidrieros y albañiles, un ejército de más de 2000 personas y 250 empresas encararon la fecunda y noble tarea de volver a empezar. En una primera etapa hubo que evitar el derrumbe- el edificio ya se encontraba en estado crítico antes del incendio- para luego encarar la restauración propiamente dicha. Catalogada como Patrimonio Mundial de la Unesco, su emblemática aguja de 93 metros, que se había derrumbado junto con parte del tejado, reapareció a la vista de todos en febrero pasado. Y el sonido de sus ocho campanas, que llevan el nombre de personalidades que marcaron la vida de la diócesis y de la Iglesia, volvió a escucharse en los ensayos de noviembre pasado luego de su cuidadosa restauración. También despertará el órgano luego de su limpieza.
Todavía habrá andamios por dos o tres años más pues el excedente de donaciones se destinará a partir del año próximo a consolidar elementos debilitados como los arbotantes del coro, la restauración de las fachadas y cubiertas de la sacristía.
En tres grandes ceremonias con 1500 invitados, se celebrará la reapertura. Jefes de Estado de todo el mundo, cardenales, obispos y sacerdotes, mecenas, diplomáticos, representantes de diferentes credos, festejarán esta vuelta a la vida. Su Santidad el papa Francisco, jefe de la Iglesia Católica, ya anunció que no podrá asistir.
En el corazón de la Ciudad Luz, se calcula que la catedral recibirá anualmente a más de 14 millones de visitantes. Sirva este ejemplo, para advertir que, cuando hay un objetivo común, un sostenido encuentro de voluntades, devoción y esperanza, la humanidad tiene en sus raíces la posibilidad de superar casi todo. Hoy el gran desafío para los líderes del mundo es el de recuperar la paz, esa misma que se respira dentro de la renovada y luminosa catedral que celebra la fe.
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