La leyenda del 'Nosferatu' original: ¿fue el actor Max Schreck un ...

15 horas atrás

Max Schreck, el primer chupasangre de la historia del cine

Nosferatu - Figure 1
Foto Uppers
El remake de 'Nosferatu' trae a la actualidad la macabra historia del rodaje de la cinta original de Murnau en 1921El actor alemán no se salió nunca del personaje durante la grabación, lo que provocó todo tipo de rumores entre el elencoEl Drácula histórico lloraba sangre, según análisis químicos recientes

En este eterno retorno en el que está instalada la industria de Hollywood toca poner al día al vampiro primigenio, el primer chupasangre de la historia del cine, el inmortal 'Nosferatu' de F.W. Murnau, de 1922. David Eggers, el reputado director de 'La bruja', es el encargado de 'tunear' una historia que ya en su momento no era sino una apenas disimulada reinterpretación del 'Drácula' de Bram Stoker a fin de ahorrarse los derechos de autor. Pero casi tan fascinante como lo que se narraba en aquella obra fundamental del cine mudo era lo que sucedía detrás de las cámaras, pues cuenta la leyenda que su protagonista, el actor alemán Max Schreck, era realmente un vampiro.

'Nosferatu': Detrás de la leyenda negra del vampiro más terrorífico del cine

Nosferatu - Figure 2
Foto Uppers

Una de las principales diferencias que había entre el Drácula novelesco y el que ideó Murnau fue el aspecto de su criatura, rebautizada como conde Orlok. El porte aristocrático y refinado del vampiro de Stoker quedaba difuminado en esta versión sin pelo, deforme como un cadáver redivivo y con repulsivos rasgos animalescos. Tan perturbadora era la caracterización del actor que le daba vida que los rumores se propagaron como la pólvora durante el rodaje.

Una presencia espectral en el set de rodaje

El intérprete alemán utilizó el maquillaje y las afiladas prótesis de los colmillos durante toda la filmación, lo que incomodaba al resto del elenco. Además, como todo actor del método que se precie, Schreck no se permitía salir del personaje en ningún momento. En el set de grabación se comportaba como una aparición espectral que siempre aparecía de entre las sombras y que jamás comía o se relacionaba con los demás compañeros.

Schreck exigió que se dirigieran a él como conde Orlok y cuando en cierta ocasión Murnau le llamó por su nombre real incluso estuvo a punto de morderle. En otro momento del rodaje capturó un gato negro y amenazó con chuparle la sangre, provocando el pánico entre el resto de actores y equipo de producción, que evitaban en todo momento quedarse a solas con él.

Nosferatu - Figure 3
Foto Uppers
Un sueldo pagado con sangre

Al propio Murnau debió de fascinarle tanto el extravagante comportamiento del hermético actor que decidió seguirle la corriente y propagar la idea de que le pagaba en litros de sangre. Aquello desató la imaginación de todo el equipo, que se inventó todo tipo de 'bulos'. Desde que el director le habría pagado un jugoso extra para que en la última escena mordiera en el cuello a la actriz principal hasta que en realidad Schreck jamás había existido y solo era el seudónimo del reconocido actor Alfred Abel.

Tras el estreno, los productores siguieron alimentando la posibilidad de que el actor fuese un vampiro. A día de hoy todavía hay un halo de misterio y terror en torno a Schreck (apellido que en alemán significa 'miedo'), nutrido también por la falta de datos sobre su vida. En realidad se trataba de un obsesivo actor teatral que se especializó en personajes extraños y a quien la fama no podía importarle menos. Él mismo tenía una personalidad introspectiva y solitaria, que no hizo sino dar más verosimilitud a la leyenda. Murió de un infarto agudo de miocardio en 1936.

La película 'La sombra del vampiro' (2000) llevaría a la gran pantalla esta macabra historia, abordando el rodaje de la obra maestra de Murnau. La caracterización de Willem Dafoe como Max Schreck le valdría una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Actor de Reparto. A buen seguro el reservado intérprete alemán jamás soñó con que tendría tanta popularidad a título póstumo. Al fin y al cabo, como buen vampiro, sí ha conseguido cruzar océanos de tiempo.

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