Mirtha Legrand, homenajeada por la UBA, apoyó el reclamo ...
Desde temprano, algunos allegados al Festival lo anunciaban como un hallazgo de la producción: “¡Viene Mirtha!”.
Y decían más: “Va a hacer un discurso en favor de la UBA”. Lo comentaban con lógica satisfacción, como sabiendo que su sola presencia, el indudable carisma de alguien que tiene categoría de ”diva”, su arrastre en la opinión pública, todo ese fuego que emana su imagen pueden, tranquilamente, equivaler al efecto de mil marchas y tomas de facultades. “Es una de las pocas personas a las que escucha Milei”.
Lo de hace un rato en la Ciudad Universitaria fue un acto político impensado. La situación es así: en el contexto del conflicto universitario, acaba de comenzar el segundo Festival de Cine de la UBA y Mirtha Legrand fue homenajeada con un Doctorado Honoris Causa.
Por cómo suena daría la sensación de que es más que un Martín Fierro. De hecho, Mirtha Legrand estaba pletórica: "...Y no quiero dejar de expresar mi apoyo y orgullo a todos quienes hicieron grande la universidad pública argentina". Escucharla hacía acordar a Raúl Alfonsín.
Exaltación inusual para un claustro acostumbrado, en todo caso, a otro tipo de celebridades. El aula magna de la FADU estallaba de un público que puede ir a ver a Serrat y otro que es fan de Emilia Mernes. Héctor Olivera y la realizadora franco iraní Marjane Satrapi -algo eclipsados por ser solamente prestigiosos- también recibieron el premio, hicieron podio, pero les tocó bailar con la más fea: la radiante popularidad de una mujer cada vez más asombrosa.
Estaba toda la familia de la Chiqui. Su nieta Juana decía “gracias, gracias”. Autoridades del Festival, alumnos, docentes, periodismo. De alguna manera la UBA y el vapuleado cine nacional, con su “reducción drástica” del financiamiento, parecían unirse y quedar al frente de la lucha contra este gobierno. Educación y Cultura respaldadas, en este caso, por “nuestra reina de siempre”, como llamaron a Mirtha durante la presentación.
¿Lo de la diva esta noche podría ser entendido como una muestra de una mujer genuinamente desencantada? Con una persona de 97 años, no quedan demasiadas posibilidades de especulación.
El título de “Doctor Honoris Causa” es la distinción honorífica de más alta jerarquía que otorga la Universidad a personalidades nacionales o extranjeras como reconocimiento a la excelencia y méritos sobresalientes.
"¡Ay, qué lindo! ¡Qué honor! Cuando me lo dijeron dije ‘¿yo, doctora?, ¿de dónde doctora?’. Me dijeron que era honoris causa y me explicaron por qué". Lo comentaba la Chiqui días atrás, no bien se enteró de la noticia.
Habla Héctor Olivera
Héctor Olivera, el notable realizador de La Patagonia rebelde y La noche de los lápices, hombre modesto, sobrio y bien elongado, dio su opinión sobre la presencia simbólica de Mirtha en la universidad. “Si yo estrenara una obra y la Chiqui viniera… Todo dicho”.
La señora como aliada impensada. Excelente idea la de los organizadores. “Ni en mis más remotos sueños imaginé este reconocimiento”, se asombraría ella dentro de un rato.
Y ahora, Mirtha Legrand
Mirtha esperó su turno. Primero homenajearon a la cineasta extranjera (que tuvo un imprevisto familiar y mandó saludos desde una pantalla) y después fue el turno de Olivera, otro highlander modelo 1931. “El cine nacional está pasando un momento muy grave”. Lo dijo haciendo una pausa sobre un aplauso cerrado. Y enseguida pidió por la defensa de la universidad pública.
En el escenario había cinco sillas y un sillón reservado para Mirtha. “No me hagan caminar”, pidió fuerte, claro y de buen humor. La presentaron como “figura central de la cultura del país”. “Nuestra estrella más brillante”, se oyó.
Toda la expectativa era un poco extraña en el aula. Entre las butacas se veían a las caras de Teté Coustarot, Claudia Maradona, Cris Morena. Hubo un operativo. “Llegó Mirtha”, avisó uno a otro y otro a otro. Unas 500 personas la esperaban en la sede de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU).
El día en que la UBA puso el ojo en Mirtha Legrand, aquella gran figura de la era dorada del cine nacional. La estrella de directores que tenemos que googlear: Mugica, Amadori, Christensen, Saslavsky, Klimovsky, Schlieper, Demare, Tinayre.
Proyectaron un video homenaje con cachitos de películas de cuando su rostro se podía confundir con el de Audrey Hepburn. El clip le hizo piantar un lagrimón a Beto Brandoni.
Treinta y seis películas que van de la comedia blanca al drama noir. “Esto es un orgullo para mí”, dijo con un diploma en la mano, espléndida, las piernas largas y esa naturaleza que abruma. “Así que desde ahora me llaman ‘doctora’ -sonrió-. ‘La doctora Mirtha’”.
Y leyendo sin anteojos, agregó: “No quiero dejar de prestar mi apoyo a los hicieron grande nuestro país. Estados Unidos tiene diez universidades públicas y Argentina, 70. Nuestra educación gratuita es la envidia mundial. Acá se recibieron todos nuestros premios Nobel”.
Las redes también hablaron: “Hubo un tiempo pasado donde la derecha era nacionalista, ilustrada que defendía aquellas cosas importantes como la educación pública que hizo grande a este país. Mirtha Legrand es un fiel exponente de eso”.
O éste: “Ah bueno, Mirtha Legrand con las universidades. Esa ni te la esperabas”.
El Festival se extenderá hasta el 22 de octubre y todas las proyecciones serán con entrada libre y gratuita en distintos espacios de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU, Pabellón 3 de Ciudad Universitaria), el cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635), en el Centro Cultural San Martín (Paraná 310), y en el Cine Cosmos (Av. Corrientes 2046). Esta edición, además, está dedicada a la memoria de Manuel Antín (Don Segundo Sombra), recientemente fallecido.
POS