Murió Marisa Paredes, una de las actrices favoritas de Pedro ...
La actriz española Marisa Paredes murió este martes 17 de diciembre por un problema coronario, a los 78 años, informó la Academia española de Cine.
"El cine español se queda sin una de sus actrices más icónicas, Marisa Paredes, que deja tras de sí una larga carrera en la que el público ha podido verla en más de 75 ocasiones en la gran pantalla", indicó la Academia en su cuenta de la red social X.
Con una prolífica trayectoria que arrancó en la adolescencia, Paredes fue una de las grandes damas de la interpretación en España, donde incluso llegó a presidir su Academia de Cine entre 2000 y 2003.
Su carrera alcanzó, sin embargo, una nueva dimensión tras su primera colaboración en 1983 con el por entonces prometedor director Pedro Almódovar, con quien establecería una intensa relación artística desde su participación en Entre tinieblas, donde interpretó a Sor Estiércol.
Después trabajarían juntos en Tacones Lejanos, La flor de mi secreto, así como más tarde en Todo sobre mi madre, Hable con ella y La piel que habito.
Galardonada, entre otros, con el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes o el Goya de Honor, Paredes también participó en producciones internacionales como La vida es bella, del italiano Roberto Benigni, o El espinazo del diablo, del mexicano Guillermo del Toro.
"Desolado por la noticia del fallecimiento de Marisa Paredes, una de las actrices más importantes que ha dado nuestro país", escribió el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en X.
"Su presencia en cine y teatro y su compromiso con la democracia serán un ejemplo para generaciones posteriores", agregó sobre la trayectoria de esta artista muy implicada en causas progresistas.
Una chica Almodóvar
Marisa Paredes brilló en películas de Pedro Almodóvar como la ganadora del Oscar Todo sobre mi madre (1999), pero sus más de seis décadas de cine y televisión empezaron cuando con 14 años participó en 091: Policía al habla (1960), del español José María Forqué e incluyen filmes internacionales como La vida es bella (1997) del italiano Roberto Begnini.
Nacida en 1946 en el crudo Madrid de la posguerra civil, esta cuarta hija de una familia humilde consiguió forzar a sus padres para que la dejaran ser actriz tras pasar muchas horas delante de los teatros viendo llegar a los intérpretes y esperando una oportunidad.
"Mi vocación nace conmigo (...), pero tuvo mucho que ver el barrio donde vivía", explicó en una reciente entrevista con la Academia española de Cine, en referencia a su infancia en una céntrica plaza de Madrid, próxima a un teatro.
"Gracias a Pedro Almodóvar, mi vida, mi carrera y todo ha tomado una dimensión extraordinaria", reiteró hace unos meses en una entrevista en televisión española.
Después vendrían sus icónicas Becky del Páramo en Tacones lejanos y la interpretación de la escritora Amanda Gris de La flor de mi secreto, por la que fue nominada a un premio Goya a la mejor interpretación.
"Marisa puso en mí una confianza absoluta y me lo dio todo", confesó el propio Almodóvar en una entrevista con el periódico francés Libération en 1995.
Más de setenta películas, ochenta ficciones televisivas y quince obras de teatro dan idea de la trayectoria de esta "Chica Almodóvar" que pronunció frases que han pasado a la historia del cine español: "¿Existe alguna posibilidad, por pequeña que sea... de salvar lo nuestro?" (La flor de mi secreto, 1995).
El director español Pedro Almodóvar le dio también papeles míticos en Tacones Lejanos (1991), y apareció en La piel que habito (2011), mientras que le puso el hábito de Sor Estiércol en Entre tinieblas (1983).
Las primeras actuaciones de Marisa Paredes se produjeron en los años '70, en películas como Canción de cuna (1961), de José María Elorrieta, en la que actuó también siendo adolescente, o la muy notable El mundo sigue (1965), de Fernando Fernán Gómez. A finales de esa década, en 1967, apareció en un episodio de los cuentos de terror de Historias para no dormir de Narciso Ibáñez Serrador en la televisión pública española.
Ya en los '70 se prodigó mucho por la pequeña pantalla en las series teatrales que tanto se popularizaron en blanco y negro en España.
Los lejanos '80
En los años '80, Paredes siguió compaginando la televisión (como en el programa teatral Estudio 1) y el cine (Ópera prima, 1980, Fernando Trueba; Las bicicletas son para el verano, 1984, de Jaime Chávarri, o la ya citada Entre tinieblas).
A partir de los '90 compaginó sus colaboraciones con Almodóvar con la televisión y otros directores que ya conocía como Chávarri, del que protagonizó Tierno verano de lujurias y azoteas en 1993 junto a Gabino Diego e Imanol Arias. Con Imanol también hizo la película Salvajes, sobre el racismo y la inmigración.
Además, en esa década rodó las cintas extranjeras como Tombés du ciel (1993, Philippe Loiret), La nave de los locos (1995, Ricardo Wulicher) o Trois vies et une seule mort (1996, Raoul Ruiz), con Marcello Mastroiani.
Es de esa década su participación en la italiana La vida es bella (1997, Roberto Benigni), en la que interpreta a la madre de Dora, la mujer protagonista de esta película ganadora de tres Óscar.
Personajes especiales y feminismo
"A mí siempre me han dado personajes especiales", explicó Paredes al diario El País en febrero. "He tenido la suerte de que, como no tengo pinta española (...) cuando la televisión era culta y daban teatro, yo hacía todos los dramas de Chéjov, de Dostoievski, de Ibsen. Era el alma rusa. El gran drama", agregaba.
De su unión con el cineasta Antonio Isasi-Isasmendi nació su hija, la también actriz María Isasi.
Además de su prolífica carrera artística, Paredes nunca escondió su ideología progresista y feminista, involucrándose en varias causas.
"Eso tiene que ver con el sentimiento de clase", explicó en su conversación con la Academia española de Cine. "Era eso de decir a mi madre ¿Por qué no tengo la (muñeca) Mariquita Pérez? Porque somos pobres. ¿Por qué no puedo estudiar? Porque somos pobres (...) ¿Y por qué somos pobres? Porque eso se hereda", recordó.
Marisa Paredes fue parte también de Crepúsculo rojo (2003, del argentino Edgardo Cozarinsky), la ópera prima del español Pablo Malo, Frío sol de invierno (2004), o Espelho mágico (2005, del portugués Manoel de Oliveira.
Durante la segunda década de los años 2000 trabajó en El dios de madera (2010, Vicente Molina Foix), por la que se llevó el premio a mejor actriz del Festival de Málaga; Gigolá (2010), una arriesgada película de toque lésbico que dirigió la francesa Laure Charpentier a partir de su propia novela; La piel que habito (2011, de nuevo con Pedro Almodóvar), Traumland (2013, Petra Biondina Volpe) y Petra (2018, Jaime Rosales).
En 2018 le otorgaron su único Premio Goya (el máximo galardón del cine español) en reconocimiento a su trayectoria. "Por fin nos vemos las caras". Estas fueron las palabras que Marisa Paredes, con la sorna que siempre la caracterizó, le dedicó a la estatuilla.
Ella presidía la Academia de Cine durante la reivindicativa gala de los Premios Goya de 2003, marcada por las protestas contra el apoyo de España a la guerra en Irak. Cuando le dieron el Goya dijo: "Volvería a repetir el discurso de no a la guerra".
Con información de EFE