Por qué la lesión cerebral de Lula da Silva tardó en mostrar ...
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de 79 años, se encuentra en buen estado de salud, consciente, hablando y comiendo normalmente, luego de ser sometido anoche a una cirugía de urgencia en el Hospital Sirio-Libanés, en San Pablo, para tratar una hemorragia intracraneal derivada de un accidente doméstico.
La intervención tuvo lugar 51 días después de la caída en el baño que sufrió el mandatario el 19 de octubre, que inicialmente no aparentaba mayor gravedad, aunque recibió varios puntos de sutura por un corte en la nuca. Los fuertes dolores de cabeza que sintió a casi dos meses de la caída, hicieron necesaria la operación urgente.
Según el último boletín médico difundido, la operación fue exitosa y el mandatario se encuentra estable, bajo observación en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro médico paulista, uno de los más prestigiosos de América Latina.
“Ya se encuentra despierto, habla normalmente, come y no ha tenido consecuencias. No sufrió ninguna lesión cerebral, no tiene ningún riesgo cerebral”, indicó en conferencia de prensa el médico neurocirujano Roberto Kalil, que informó que el presidente de Brasil permanecerá en la UCI durante 48 horas por precaución.
El doctor Mariano Socolovsky (MN 90961), Jefe de Neurocirugía del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Universidad de Buenos Aires (UBA), repasó a Infobae la cronología que derivó en la cirugía: el presidente de Brasil sufrió una cefalea importante el lunes avanzada la tarde y fue evaluado por la noche en una filial del Hospital Sirio Libanés en Brasilia, donde se le hizo una un estudio de imágenes. Se decidió trasladarlo a San Pablo para ser intervenido de urgencia al presentar una lesión intracraneana.
“El comunicado indicó que se trataba de un hematoma intracraneano, es decir, una colección de sangre dentro de la bóveda craneana dentro del hueso craneal. Esta es una definición muy genérica porque puede involucrar desde un hematoma por afuera del cerebro, pero dentro del cráneo, en la periferia del cerebro, o también un hematoma dentro del cerebro. Hecha esta salvedad, se conoció oficialmente una caída hace casi dos meses por un accidente doméstico en el baño, lo que luego formó un hematoma subdural”, sostuvo el especialista.
¿Por qué tardaron en aparecer los síntomas? “Esa pequeña colección de líquido se va agrandando con el correr de las semanas y eso explica por qué el hematoma demora unos dos meses en formarse, porque va creciendo muy lentamente hasta que genera cefaleas, compresión, y otros problemas, por eso se llama hematoma subdural crónico”, precisó Socolovsky.
Y completó: “Ese pequeño sangrado que se produce en ocasión de un accidente, un traumatismo de cráneo o banal, que suele pasar desapercibido, genera un pequeño sangrado que después, con el correr de los meses se va aumentando de volumen y va comprimiendo el cerebro. Y eso es cuando genera cefalea u otros síntomas también posibles y es detectado en ese momento y ahí es donde se procede al drenaje. Esto aparentemente sería lo que habría ocurrido en el caso del presidente de Brasil”.
El prestigioso médico neurólogo Conrado Estol, precisó a Infobae que Lula da Silva tuvo una caída hace un mes y medio en la que le realizaron una sutura en la parte de atrás de la cabeza en la zona occipital, aparentemente sin consecuencias. “La pregunta es si no vieron en ese momento que había algún hematoma dentro de la cabeza muy pequeño que consideraron que no era importante y dijeron lo vamos a ir controlando con imágenes o no vieron ninguna formación de un hematoma y lo cosieron, sin ninguna secuela evidente. Pero con los días se ha acumulado sangre entre el cerebro y la funda del cerebro, que es la duramadre en lo que se llama un hematoma subdural, porque está debajo de la dura, entre la duramadre y el cerebro”, precisó Estol.
Y agregó: “El hematoma subdural puede ser laminar, es decir muy pequeño o finito, pero en pocas horas puede crecer y hacer que una persona que está conversando sentada en la cama entre repentinamente en coma. “Por eso hay que saber evaluarlos para entender qué paciente es el candidato a sacarle ese hematoma y en cuáles se puede seguir con imágenes, tomografías o resonancias seriadas en varias semanas hasta que se reabsorba solo. Pero, repito, muchos necesitan cirugía”.
El doctor Norberto Fabián Raschella, docente de Neurología de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral y Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral explicó a Infobae que un hematoma subdural es una colección de sangre por debajo de una membrana, que es la duramadre, y por encima de la corteza cerebral, que comprime la masa cerebral y, generalmente, la mayor parte de las veces se debe a un traumatismo.
“Muchos de estos casos pueden tener como factor de riesgo la edad, el consumo de anticoagulantes, entre otros. Pero repito, son solamente factores de riesgo. La causa principal, y en este caso particular, es la traumática. Como estos hematomas pueden darse por sangrado venoso, se van desarrollando lentamente y el cerebro se va acomodando hasta una cierta situación a partir de la cual empieza a dar síntomas dado que el estuche craneal es inextensible”, destacó Raschella.
“Para operarlo, le hicieron una craneotomía, que esencialmente es un agujero para drenar la sangre que en principio estaba en forma líquida. Pero si el hematoma tiene varias semanas hay que realizar una incisión más grande para sacar toda la placa del hematoma coagulado y gelatinoso del cerebro, haciendo una perforación más grande de unos 5 centímetros, cosa que aparentemente no fue el caso”, señaló Estol.
Socolovsky indicó también que esta operación se realiza mediante una trepanación que suele ser pequeña y que permite acceder al espacio entre el cerebro y las coberturas del mismo. Permite justamente drenar esa colección de líquido sin problemas y sin consecuencias.
Respecto a la recuperación que tendrá Lula, el experto del Hospital de Clínica remarcó que se espera que sea rápida, de unos días si no hay complicaciones.
“Es una cirugía que no está exenta de complicaciones, pero en el caso de que no las hubiera, el paciente se recupera sin secuelas e unos días o semanas después. Como antecedentes en nuestro país para ilustrar este caso, tenemos el de la doctora Cristina Fernández de Kirchner, que fue operada en el año 2013 de una lesión similar en la Fundación Favaloro”, recordó Socolovsky.
Para Estol, hay que tener en cuenta que se operó aun señor de 79 años de un hematoma en el cerebro, y por ello todo puede pasar, aunque lo esperable es que tenga una buena evolución.
“Respecto a su recuperación, Lula tuvo solamente dolor de cabeza, según reportaron los médicos. Por eso, la recuperación tendría que ser excelente y muy rápida. Otra cosa es cuando un hematoma subdural se presenta ya con un coma. Allí, la persona pierde el conocimiento por la presión del hematoma sobre el cerebro. También puede presentar una hemiplejia, con pérdida de la fuerza de un lado del cuerpo por la presión del hematoma en el cerebro. En esos casos la recuperación es más complicada. Ahora, si solo fue un dolor de cabeza y el presidente estaba bien y lo evacuaron, hicieron la cirugía, que es relativamente simple porque no hay que meterse en el cerebro, entonces se saca con relativa facilidad”, enfatizó Estol.
Y completó: “La recuperación tendría que ser muy rápida y solamente se haría una tomografía de control para ver que no se vuelva a formar, porque hay veces que queda un vaso que sigue sangrando y el hematoma se puede volver a formar, a pesar de que han sacado el que ya estaba formado. El caso de Lula es un ejemplo de que las personas mayores de 65 años se caen mucho más que las personas menores de 65 años, y que las caídas en esas personas de esa edad son una causa de muerte relativamente frecuente, sea por un golpe en la cabeza, la fractura de cadera o por distintos tipos de otras complicaciones”.
El doctor Raschella hizo una apreciación importante de por qué algunos pacientes mayores tardan más en manifestar síntomas tras una caída: “Tienen un poco más de espacio entre la corteza cerebral y el cráneo, que explica el por qué a veces pacientes mayores tienen sintomatología más retrasada, porque hay más lugar para ir expandiéndose el sangrado hasta que empiezan a dar síntomas, que por lo general pueden ser de muy variada índole: cefaleas, confusión mental o un déficit focal, o sea pérdida de fuerza de una parte del cuerpo. La lesión, en general, una vez que está instalada puede evolucionar y puede crecer, o puede haber un sangrado que es lo que explica a veces esa evolución desfavorable hasta dar síntomas”.
Y concluyó: “Por lo general, son lesiones de buen pronóstico clínico y no suelen dejar secuelas en la gran mayoría de los casos, pero depende de cada paciente individual y de la magnitud del daño causado”.
La noticia sorprendió a Brasil y al resto del mundo, ya que el mandatario había mantenido una agenda activa en las últimas semanas, incluyendo la cumbre del G20 celebrada en Río de Janeiro, donde recibió a líderes como Joe Biden y Xi Jinping. Pero el hematoma no detectado en la tomografía que le hicieron al mandatario brasileño el momento del golpe no había revelado ninguna lesión en la cabeza.
El origen de la hemorragia cerebral detectada este lunes remonta al 19 de octubre, cuando Lula sufrió una caída en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia brasileña, en Brasilia, y por la que hubo que darle cinco puntos de sutura en la nuca.
“Estoy bien, tuve un accidente, pero una tontería mía; fue grave pero no afectó ninguna parte delicada”, contó Lula dos días después del accidente doméstico en el que se habría caído de un banco al momento de estar cortándose las uñas, según detalla el diario The New York Times.
“Me estoy cuidando porque cualquier cosa en la cabeza es muy fuerte. Los médicos dijeron que tengo que esperar por lo menos tres o cuatro días para saber qué daños causó el golpe”, agregó en aquel momento, en la conversación con Luiz Carlos Caetano, un político de su Partido de los Trabajadores (PT).
“Estoy tomando medicina preventiva. Los médicos me dijeron que van a pasar entre 20 y 30 días para saber los efectos de la caída. Así que sólo puedo decir que fue un golpe muy fuerte”, dijo en una entrevista televisiva el mes pasado.
Pese a la tranquilidad inicial, los exámenes posteriores a principios de noviembre mostraron que su estado permanecía estable. No obstante, el mandatario seguía bajo vigilancia médica, dado que cualquier complicación en la cabeza requiere atención cuidadosa.
Un mes después del accidente, el 18 y 19 de noviembre, fue anfitrión de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro, donde recibió a decenas de mandatarios, entre ellos el estadounidense Joe Biden y el chino Xi Jinping.
Con los días, el accidente provocó un traumatismo en la nuca y una pequeña hemorragia cerebral, además de requerir puntos de sutura. En aquel momento, el presidente había restado importancia al suceso, pero el hematoma intracraneal comenzó a crecer y Lula empezó a sufrir dolores de cabeza persistentes el lunes por la noche, lo que motivó su traslado urgente a un centro médico en Brasilia. Tras una resonancia magnética, los médicos detectaron una hemorragia intracraneal, lo que obligó a su traslado inmediato a San Pablo para someterlo a cirugía.
El procedimiento, que consistió en drenar el hematoma, se llevó a cabo sin complicaciones, según informó el hospital a través de las redes sociales del mandatario. La operación estuvo a cargo de un equipo de especialistas en neurocirugía del Hospital Sirio Libanés, quienes aseguraron que el presidente evoluciona favorablemente, aunque continuará en observación intensiva.