Lago Ranco, el lugar donde murió Piñera, primer mojón en la ruta ...

7 Feb 2024
Lago Ranco

Acusado en 1948 de “infringir la Ley de Seguridad Interior del Estado e injuriar al presidente González Videla” y requerido por la Justicia de su país, el escritor chileno Pablo Neruda, que en ese entonces era senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta, protagonizó una fuga de Chile a la Argentina que comenzó en las inmediaciones de la comuna de Lago Ranco, donde ayer murió en un accidente de helicóptero el expresidente chileno Sebastián Piñera. Tras pasar un año en la clandestinidad, Neruda cruzó la cordillera de los Andes a caballo, a mediados de febrero de 1949. Este martes en X, al conocerse la noticia de la trágica muerte del exmandatario chileno, se republicó un tuit de Piñera del 11 de febrero de 2009. “… frente al Lago Ranco, llamado la Ruta de Neruda. Espero volver sano y salvo!”, había escrito Piñera en su cuenta de Twitter.

Por la "ley maldita", sancionada en 1948 por el presidente Gabriel González Videla, Neruda debió exiliarseFundación Pablo Neruda

Por iniciativa del presidente Gabriel González Videla, en septiembre de 1948 se sancionó en Chile la “Ley de Defensa Permanente de la Democracia”, conocida también como “ley maldita” por la serie de arbitrariedades no muy democráticas que se establecían en la norma. Además de declarar la ilegalidad del Partido Comunista, se autorizaron restricciones a las libertades individuales, sindicales y de prensa.

Antes de ser desaforado, Neruda había dado en el Senado su célebre discurso “Yo acuso”. “En Chile no hay libertad de palabra, no se vive libre de temor. Centenares de hombres que luchan por que nuestra patria viva libre de miseria son perseguidos, maltratados, ofendidos y condenados”, dijo el poeta, que tenía entonces 40 años.

En sus memorias, publicadas en 1974, Neruda describió a González Videla como “un pequeño vampiro vil y encarnizado”. “El miserable tenía una mentalidad insignificante, pero retorcida. En la misma noche que comenzó su gran represión anticomunista invitó a cenar a dos o tres dirigentes obreros. Al terminar la comida bajó con ellos las escaleras de palacio y, enjugándose unas lágrimas, los abrazó diciéndoles: ‘Lloro porque he ordenado encarcelarlos. A la salida los van a detener. Yo no sé si nos veremos más’”.

Al ser desaforado del Senado, se dictó una orden de detención en su contra, lo que lo llevó de la clandestinidad al exilio, que concluiría en 1952. Este mes se conmemora el 75° aniversario de la fuga del escritor.

El autor de Residencia en la tierra había llegado a Futrono en diciembre de 1948 en un auto Chevrolet y usaba un seudónimo: Antonio Ruiz Legarreta. Al día siguiente, tomó una embarcación que lo llevó, por las aguas del lago Ranco, hasta Puerto Llifén, de donde ayer salieron Piñera y sus acompañantes (que sobrevivieron al accidente).

“Sin mayores peripecias llegamos al punto de destino. Era un hacienda maderera, aparentemente despoblada. El agua la tocaba por todas partes. Primero se atravesaba el vasto lago Ranco y se desembarcaba entre matorrales y árboles gigantes”, recordaría Neruda en Confieso que he vivido.

Desde allí, Neruda se dirigió hasta Puerto Llolles, desde donde cruzó el lago Maihue hacia la hacienda maderera Hueinahue, donde permaneció dos meses. Mientras tanto, aprendió a andar a caballo y continuó escribiendo Canto general, que se publicaría en 1950. A mediados de febrero de 1949, sus compañeros del Partido Comunista le indicaron que debía cruzar los Andes a caballo por el Paso de los Contrabandistas. Al llegar al lago Maihue, unos baqueanos lo guiarían hacia la Argentina. Neruda atravesó los ríos Blanco, Curriñe y Huenteleufú.

“Cada uno avanzaba embargado en aquella soledad sin márgenes, en aquel silencio verde y blanco: los árboles, las grandes enredaderas, el humus depositado por centenares de años, los troncos semiderribados que de pronto eran una barrera más en nuestra marcha -se lee en Confieso que he vivido-. Todo era a la vez una naturaleza deslumbradora y secreta y a la vez una creciente amenaza de frío, nieve, persecución. Todo se mezclaba: la soledad, el peligro, el silencio y la urgencia de mi misión”.

Descansó en las termas de Chihuío antes de cruzar la frontera y, al día siguiente, cabalgó hasta San Martín de los Andes. “Una choza abandonada nos indicó la frontera. Ya era libre. Escribí en la pared de la cabaña: ‘Hasta luego, patria mía. Me voy pero te llevo conmigo’”. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1971.

El documental Neruda fugitivo: testimonios (2004), dirigido por el chileno Hugo Arévalo, recoge la voz de los protagonistas que ayudaron al poeta durante los meses que vivió en la clandestinidad.

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