A Independiente se le escapó ante Godoy Cruz

26/10/2024 18:53hs. Actualizado al 26/10/2024 21:54hs.

Iba a ser difícil ganar para Independiente. Después de la semana que tuvo, de los problemas internos, la onda negativa pegó de lleno en la quilla del barco de Vaccari. En general, el Rojo intentó más de lo que consiguió, pudo ponerse en ventaja pero no logró sostenerla y así se quedó sin la chance de sumar puntos clave en la tabla de la Libertadores y de enterrar, o de aplacar al menos, el escándalo del yate que sacudió la intimidad del plantel.

Por lo pronto, esto también hay que sumarlo a la cuenta de Tarzia y Pellegrino, los futbolistas sancionados, en la cuenta a pagar estos dos futbolistas que eran titulares hasta la festichola en el yate. No fue sólo la actitud en sí de ellos dos, sino estas consecuencias que se pagan con el tiempo.

Como fuere, al Rojo le costó salir de esa situación. Recién después de los primeros 25 minutos se vio un equipo enchufado, que intentó poner condicones ante un Godoy Cruz que salió a ver qué pasaba, y en ese papel se quedó, esperando a que la necesidad de ganar de Independiente hiciera lo suyo.

El equiop de Vaccari intentó desde el comienzo, ayudado por un público que bancó a los que salieron a la cancha, incluido a Laso, que no venía con buen feeling con la tribuna. Pero el público entendió el momento, de alguna manera bancó la decisión de la dirigencia y apoyó.

Al Rojo, igual, no le terminó de funcionar el medio. Con un Loyola extrañamente impreciso y un Mancuello que le costaba gravitar en el comienzo del partido. Y cuando por fin se plantó en terreno visitante, tampoco generaba situaciones en propoción a su dominio territorial. De hecho tuvo un par: un tiro lejano de Vallejo y un centro muy bueno de Mancuello, en su primera intervención importante, que tomó Ávalos de cabezazo al piso que resolvió bien Petroli.

El Tomba, en paralelo, fue encontrando los caminos, sobre todo cuando el Rojo perdía la pelota por exceso de elaboración y así el equipo visitante aprovechaba los espacios que quedaban a espadas de sus mediocampistas rivales. Así, después de una salida rápida, un tiro lejano de Pereyra, que rozó en Lomónaco y que Rey salvó con una reacción extraordinaria; y otra tapada del arquero ante un tiro de Altamira. A Independiente le faltaba decisión y contundencia, y de eso se agarraba Godoy Cruz para lastimar.

Después del descanso, Independiente fue otro equipo. Mancuello subió al mástil para mostrar el camino y luego se hizo cargo del timón. Y encontró la ventaja desde la pelota quieta. Primero, un córner que la defensa de Godoy Cruz no llegó a despejar y casi factura Sporle. Y después, otro tiro de esquina del capitán encontró un frentazo tremendo de Loyola para el 1-0.

El derrumbe de Independiente

El Rojo ahí tuvo un envión, pero duró demasiado poco. No ayudó la salida de Mancuello, y sin su líder, Independiente se fue quedando sin fútbol. Así, Godoy Cruz se le vino. El destino quedó en las manos de Rey: primero salvó dos seguidas (un centro shot de Barrea y una entrada de Salomón Rodríguez) y después no pudo contener el cabezazo del goleador de los mendocinos, se le escapó y se le metió. Con el empate, el viento se volvió a poner en contra, el mar se embraveció y hubo que volver a los botes. Otra vez.