Independiente le ganó bien a Riestra y respiró

06/10/2024 14:06hs. Actualizado al 06/10/2024 17:00hs.

Había que apagar el incendio. Era necesario controlar las llamas. Cuando Independiente se prendía fuego, apareció un bombero: Santiago Montiel. Y con su rebeldía, con su temperamento, con un tiro libre tan soñado como fotogénico que fue a parar al ángulo, encaminó la victoria del Rojo ante Deportivo Riestra. Un triunfo vital, que trajo el alivio que necesitaba el club de Avellaneda después de varios días en los que el aire estuvo viciado. Así, con un triunfo que significó un desahogo, el conjunto de Julio Vaccari ahuyentó los fantasmas que habían comenzado a golpear con mucha fuerza la puerta del vestuario.

Lo jugó bien Independiente. Se impuso con los atributos que le habían faltado y se le habían reclamado en los últimos partidos. Desde el comienzo del partido mostró decisión para salir a acorralar al Malevo y un apetito voraz en la presión. El Rojo había sido un equipo muy tibio en el encuentro anterior ante Tigre (1-1). En esta oportunidad, empujado por la imperiosa necesidad de controlar una crisis galopante que había empezado a contaminar a todos, el conjunto de Vaccari tuvo otro ímpetu. Demostró ambición y precisión. Y a partir de esa determinación se hizo dueño del partido, manejó los tiempos, administró la pelota y suplió el déficit que más preocupaba a su entrenador: las flagrantes dificultades para generar situaciones claras de gol.

Independiente creó muchas chances. Y pegó en los momentos justos. Fue importante la presencia de Federico Mancuello, uno de los referentes del plantel, quien llevaba un largo tiempo sin ser titular y tuvo una participación muy activa en el primer tiempo hasta que se quedó sin combustible y tuvo que ser reemplazado. Fue muy buena la tarea de los zagueros, Lomónaco y Pellegrino, quien entró para reemplazar a un Laso que venía siendo muy cuestionado y prácticamente no tuvo fisuras. Fue clave el equilibrio que aportó Marcone, así como también el fútbol y la dinámica que imrimió el chileno Loyola, con pases filosos que delataron su comprensión del juego. Fue relevante la tarea de Ávalos, quien a su habitual sacrificio le agregó lo que más se le pedía: gol. El paraguayo venía de convertir contra Tigre y selló el tercero ante Riestra. Y fue crucial el atrevimiento permanente del incasable Montiel, un extremo encarador, rebelde, que en el buen sentido se anima a faltarles el respeto a los defensores y se despachó con un doblete para exhibir todas sus cualidades. Un repertorio que incluye buena pegada, cambio de ritmo y gambeta corta para fabricar espacios.

Venía muy golpeado el Rojo después de quedar eliminado de la Copa Argentina en cuartos de final y luego de sumar cinco empates consecutivos que lo habían estancado en la Liga. Llegaba apabullado por el peso de las urgencias, después de una semana agitada en la que los dirigentes pasaron por el entrenamiento para dialogar con los referentes del plantel y el técnico para remarcarles la necesidad de lograr la clasificación a alguna copa internacional. Independiente sigue afuera de la zona de clasificación a la Sudamericana, pero se acercó y, acaso lo más importante, dio señales de vida.

A Riestra se le cortó una racha de cinco partidos sin sufrir derrotas, con dos victorias y tres igualdades. El equipo de Fabbiani, que apsotó mucho al juego directo, fue superado. El Rojo lo asfixió y, más allá de la reacción que tuvo después del 0-1 para empatarlo rápido, nunca terminó de levantarse tras el segundo grito de Montiel. El resultado, y fundamentalmente el rendimiento, le darán traquilidad a Vaccari para trabajar durante dos semanas en la fecha FIFA. Independiente respiró. Hacía mucho que no les regalaba una actuación así a sus hinchas. Está vivo.