Esta casa en Galicia nos da una lección magistral sobre el uso de la ...
Una reforma en Vigo que homenajea el pasado y presente del edificio.
“A veces, lo que consigue mantenerse con el tiempo, se lo carga la mano humana”. Así de rotundo es Iván Andrés, uno de los hermanos del estudio de arquitectura gallego Arrokabe, encargados de la reforma de este edificio en el Casco Vello Alto de la ciudad de Vigo. Un proyecto un tanto inesperado: por el inmueble y por lo que encontraron en su interior.
Construído en torno a 1932, sus cinco plantas ya hacen más que especial a este edificio, que combina una altura y una estética moderna con una forma de construcción tradicional de muros carga de piedra de más de 20 centímetros de ancho. “No lo firmaría si lo tuviera que hacer ahora. Me parece muy audaz”, dice Andrés. Sin embargo, el gran tesoro, y parte del mérito de que la estructura se haya mantenido en tan buen estado, se encuentra en el interior.
Muy cerca del puerto, el Casco Vello Alto de Vigo es una zona históricamente degradada cuya rehabilitación se está fomentando cada vez más.© Luis Díaz Díaz
El poder de la madera“Nos encontramos unos forjados en madera de pino tea muy bien hechos, muy bien estructurados, de un valor patrimonial muy alto. Quisimos mantenerlos a toda costa, lo que determinó en gran medida lo que sería el resto del proyecto”, explica.
Según cuenta Iván Andrés, a finales del siglo XIX en Galicia no se contaba con madera de gran tamaño, lo que limitaba en gran medida la construcción y el tamaño de los edificios. Fue entonces cuando comenzó a importarse madera de pino tea de Estados Unidos, una conífera muy longeva, de crecimiento lentísimo y anillos muy pequeños. La madera perfecta para este tipo de trabajos.
En la reforma de Arrokabe, pasado y presente conviven con armonía y naturalidad, como se aprecia, por ejemplo, en los antiguos vanos de las puertas.© Luis Díaz Díaz
Toda la reforma es una especie de proceso de cirugía fina, en la que entrelazar el hoy y el ayer de forma respetuosa y sin falsear ninguno de los dos.© Luis Díaz Díaz
En gran parte del edificio, las paredes se revisten con un panelado de madera que, además de aislar y aportar calidez, crea un juego óptico acortando las alturas.© Luis Díaz Díaz
“El resultado se explica a sí mismo”Empezó entonces un trabajo casi de cirugía fina para devolverle a la estructura todo su esplendor. “Hubo que tratar alguna zona de termitas. Pero el mayor de los daños venía de una antigua reforma muy mal hecha que había destrozado alguna de las zonas”, añade Andrés.
El proceso no trató en ningún caso de hacer parecer antiguo lo nuevo, sino de contar esta nueva historia del edificio, esta nueva vida. Se trataba de dar valor al proceso. Para ello, rehicieron las partes de la estructura perdida con castaño y eucalipto, maderas de la zona que marcaban la diferencia entre el hoy y el ayer, y utilizaron las tablas antiguas en mal estado para remates en los falsos techos.
El edificio y este proceso inicial de recuperación del forjado fue, sin duda, el punto de inspiración de la vivienda, desde donde partió todo. “Quisimos marcar esa evolución a través de una estética equilibrada entre lo clásico y la necesidad de modernidad, lo contemporáneo”, explican desde Arrokabe. Una armonía que cristalizó en espacios sobrios, grandes alturas libres y ventanales desde donde entra la luz a raudales.
El mármol verde que recubre la zona del fregadero rompe la estética minimalista y funcional del resto del conjunto y eleva la estancia.© Luis Díaz Díaz
Dos tipos de madera, blanco, piedra, verde y mucha luz. Una espacio relajado y cálido que invita a ser vivido.© Luis Díaz Díaz
El artista gallego Pablo Barreiro firma la lámpara de porcelana que se diseñó expresamente para colocar encima de la gran isla de cocina.© Luis Díaz Díaz
Lo más saludable y sostenible posible“La clienta, una mujer joven con hijos, tenía bastante claro lo que quería hacer con él. El bajo se reformó como local comercial. En la primera planta se creó un apartamento con vistas a alquilar y, en las últimas plantas, se ubicó el tríplex para ella y su familia. Además, para ella era importante que la casa fuera lo más sostenible posible en cuanto a eficiencia energética, saludable y lo más local posible en cuanto a materiales, decoración, etc.”, añade.
La cocina fue otra de las grandes protagonistas en el proyecto. Concebida como zona de reunión familiar y de planes con amigos, se ubicó en un lugar predominante, junto a un gran ventanal con unas impresionantes vistas a las islas Cíes.
Baldas a la vista, electrodomésticos de estilo industrial, accesorios de acero… La cocina es el perfecto ejemplo de que lo antiguo no está reñido con un diseño contemporáneo.© Luis Díaz Díaz
Su estética, minimalista y muy funcional, se rompe con una isla en mármol verde con veta preciosa, que se repite en la zona del fregadero. Coronando la isla, se colocó una lámpara de porcelana diseñada expresamente para el proyecto por el artista gallego Pablo Barreiro. Cuando se enciende, la luz traspasa el material creando una atmósfera especialmente cálida.
Elevar el upcyclingEl equipo de Arrokabe no solo se encargó del proyecto de la reforma, sino que asesoraron con el interiorismo y diseñaron algunos de sus muebles y accesorios. Y, de nuevo en esta última fase y como un proceso circular, los forjados sirvieron de inspiración y materia prima. “Quisimos recuperar algunas de esas tablas que habían sido destrozadas y ubicarlas de nuevo en la casa con otros usos. Por ejemplo, la estructura de la cama de uno de los dormitorios se creó con estos materiales”, explica Iván Andrés.
La cocina se encuentra unida al salón, con una mesa de madera a medio camino que hace las veces de escritorio, zona de juego o incluso para comer. La lámpara de pie es de Miguel Milá.© Luis Díaz Díaz
En las zonas más abiertas, la altura de los techos oscila entre los 3,45 y 3,50 metros. Para el salón, se eligió la suspensión y el aplique Ginger de Joan Gaspar, de Marset.© Luis Díaz Díaz
La vivienda destaca por espacios sencillos y muy poco sobrecargados, que aportan una gran sensación de serenidad.© Luis Díaz Díaz
Además, en el dormitorio principal también se incorporaron algunas de estas tablas en forma de mural multiusos, de forma que, cuando no se utiliza la bañera colocada al lado, las tablas se convierten en una especie de bandejas que la cubren y la convierten en una cómoda mesa de centro para la lectura o tomar el primer café de la mañana.
En definitiva, una forma coherente de entretejer la arquitectura del edificio con el objeto final que la habita, la vida pasada del edificio, con su presente y futuro, y que demuestra que la evolución natural no solo es buena, sino necesaria.
En el domitorio principal se ha incorporado la bañera. El mural de dos piezas de madera que aparece tras de ella sirve para taparla cuando no se usa, convirtiéndola en una mesa de centro en la que desayunar o leer.© Luis Díaz Díaz
Una lámpara de papel de arroz de Isamu Noguchi, de Vitra, en uno de los descansillos de la vivienda.© Luis Díaz Díaz
La combinación de blanco, madera y mucha luz solo se rompe con pequeñas notas de color muy bien pensadas, como en este caso, la lámpara Tam Tam, de Fabien Dumas, en Marset.© Luis Díaz Díaz
“Creemos que el gran logro de este proyecto ha sido mantener todo su valor patrimonial y hacerlo con una estética equilibrada, entre lo clásico y necesidad de modernidad, lo contemporáneo”, dice Iván Andrés, de Arrokabe.© Luis Díaz Díaz