A rezar por el fútbol, por María-Paz López

2 día atrás

La religión no pierde de vista el fútbol, un fenómeno de masas donde el deporte muestra valores de equipo y esfuerzo, en un espectáculo que mueve millones en televisión y publicidad, con implicación emocional de la afición y excesos etílicos de no pocos hinchas.

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Foto La Vanguardia

En Alemania, país anfitrión de la Eurocopa 2024, los obispos católicos y evangélicos han trazado un plan de acogida, que arrancó con un servicio religioso ecuménico en la iglesia de San Miguel en Munich el 14 de junio, día de inicio de un torneo que continúa hasta el 14 de julio. Bajo el lema “United” (así, en inglés), lo oficiaron el obispo encargado de deportes de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), Stefan Oster, y su homólogo en la Iglesia Evangélica en Alemania (EKD), el pastor Thorsten Latzel.

Los cristianos ven en la Eurocopa una fiesta deportiva que encaja en sus valores

“ United , juntos y con deportividad; el campeonato europeo de fútbol es un acontecimiento que reúne a personas de muchos países, es un hermoso momento para poner un evento deportivo tan importante bajo la bendición de Dios”, dijeron Latzel y Oster. Según ambos, fe y fútbol tienen mucho en común, pues deben entenderse como deportes de equipo. La ceremonia ecuménica, con jóvenes portando las banderas de las 24 naciones a competición –ahora que estamos ya en octavos de final, el número se ha reducido–, fue para orar por la protección y bendición de Dios para equipos, organizadores, fuerzas de seguridad, voluntarios, hinchas y visitantes.

El evangélico Thorsten Latzel propone un paralelismo rompedor. “Si miras la vida de Jesús desde una perspectiva futbolística, hay que decir que Jesús jugaba siempre fuera de casa. Después de su campo de entrenamiento de cuarenta días en el desierto, estuvo siempre en movimiento: siempre afuera en alguna parte (…). Su único partido en casa, en Nazaret, no obtuvo muy buena respuesta”.

Latzel, Neundorf y Oster, en una iglesia de Munich

picture alliance / Getty

En efecto, el evangelista Lucas pone en boca de Jesús el resumen palmario de su visita como adulto a la población donde se crió: “En verdad os digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra”. En el símil de Latzel, “Jesús era un futbolista callejero, uno que entrenaba, jugaba, hablaba y comía con quienes se encontraba. La vida de Jesús fue un gran partido fuera de casa: una expresión de su amor incondicional por el prójimo y por los que están lejos”.

Al acto religioso asistieron los presidentes de las federaciones de fútbol alemana y escocesa, Bernd Neuendorf y Mike Mulraney, cuyas selecciones se enfrentarían ese mismo día en el partido inaugural. Alemania goleó a Escocia (5-0) y después, concluida la fase de grupos, los escoceses desaparecieron de la competición. Los aficionados de las selecciones perdedoras también deberían poder volver a casa agradecidos, sostuvo el obispo Oster, “porque experimentan que una derrota en el fútbol no es el final, ni le quita al fútbol su belleza, su potencia y la alegría que se desprende de este juego”.

En otras ciudades cuyos estadios acogen partidos de la Eurocopa, como Berlín, Gelsenkirchen, Hamburgo, Colonia, Düsseldorf, Dortmund o Frankfurt, está habiendo también servicios religiosos ecuménicos por la buena marcha del torneo. Católicos y evangélicos han creado la página web fussball-begeistert.de con la reivindicación de que las iglesias y muchos cristianos sienten entusiasmo por el fútbol. Ahí detallan horarios de los partidos y dónde verlos en pantallas al aire libre, de misas y plegarias, de exposiciones y charlas, y defienden una cultura del hincha respetuoso y del juego limpio.

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