Eva De Dominici: "Nunca soñé con Hollywood" | EPU

17 Mar 2023

Eva De Dominici tiene la agenda colapsada, entre trabajo, viajes y la organización del cuidado de Cairo, su hijo con Eduardo Cruz (hermano de Penélope), para quien se resiste especialmente a la asistencia de niñeras. Acaba de terminar de filmar en Los Ángeles The Uninvited (dirigida por Nadia Conners, donde comparte elenco con Pedro Pascal), brilla en la segunda temporada de The Cleaning Lady y durante este año estrenará en Amazon Prime Video la serie argentina Barrabrava (de Jesús Braceras), en la que tiene una participación especial.

Aunque su ascendente carrera la tiene en su momento más prolífico, la actriz que a los ocho años comenzó en la escuelita de Cris Morena hasta lograr un papel en Chiquititas se toma con mucha calma el hecho de que se le hayan abierto las puertas en Hollywood: “Llegó de una manera muy orgánica y sin buscarlo, muy diferente a lo que me pasó en la Argentina”. Su terrenalidad, además, le recuerda que uno también es la suma de las frustraciones y los “no” que recibió: “Lo que salió mal, a mí me enseña”.

“De pequeña soñaba con Chiquititas y con trabajar con Cris Morena. Nunca soñé con Hollywood ni con lo que estoy viviendo.”

–¿Cómo vivís este momento en el que estás con tanto éxito?

–Es gracioso porque quizás de afuera se ve así, pero yo nunca sentí que tengo mucho éxito. Entonces estoy muy agradecida por cada cosa que me pasa, cada pasito que doy lo valoro un montón, nunca sentí que ya estaba. Obvio que estoy en una situación de muchísimo privilegio y soy consciente de eso. Poder vivir de lo que a mí me gusta desde que tengo uso de razón me parece un sueño. Soy consciente de que la mayoría de la gente labura de cosas que quizás no le gustan tanto y está soñando con hacer otra cosa. Yo trabajo de lo que me gusta y es algo que disfruto mucho.

–¿Cuando eras niña soñabas con Hollywood?

–No. De pequeña soñaba con Chiquititas y con trabajar con Cris Morena. Nunca soñé con Hollywood ni con lo que estoy viviendo. Los Ángeles llegó de una manera muy orgánica y casi por sorpresa. Es decir, se me abrió una puerta y yo entré, pero no es que fui a buscar la oportunidad, como lo hice en la Argentina. Fue muy distinto, empecé a audicionar y creo que las cosas me llevaron ahí de una manera muy natural y que también tiene que ver con las decisiones que tomé. Asentarme con Edu, tener un bebé allá…

–¿Cómo fue el rodaje de "The Uninvited" en Los Ángeles, tu primera vez filmando cerca de tu casa?

–Fue divino, una experiencia muy diferente porque, bueno, trabajaba yendo y viniendo en mi auto. Y grabé con gente muy linda. Está Rufus Sewell, que es un actorazo, y también trabajan Pedro Pascal, Lois Smith, Walton Goggins y Elizabeth Reaser. Toda gente muy talentosa y con mucha experiencia.

Yo fui ahí a aprender porque dentro de la industria de los Estados Unidos era la que tenía menos experiencia; ellos vienen trabajando desde hace mucho. Me sentía una aprendiz en todo momento, y fue hermoso. Eran diferentes generaciones de actores; la película se trata de eso y yo era el personaje más joven, entonces me tocó de una manera muy especial porque encarno a una actriz que está empezando y hace espejo con las diferentes etapas por venir: los fantasmas de la vejez y la muerte. Habla sobre lo que es la vida en sí y se ríe un poco del ambiente del cine y todo eso que atrae tanto de este mundo.

“Vivo todos los personajes que hago como si fueran el último, así de trágica es mi cabeza. Pero agradezco, porque no puedo creer estar haciendo este trabajo desde hace tanto tiempo. Es una locura, empecé a los 8 y tengo 27.”

–Vos también tenés una mirada un poco irónica sobre el ambiente.

–¡Sí, a mí me da risa! Y hasta me doy risa yo, a veces me veo en entrevistas y digo: “Qué boluda. ¿Qué estás diciendo?”. Me da gracia la solemnidad que hay, sobre todo con los actores serios. Pasa que por ahí parecen los actores más serios del mundo y son un cago de risa y están superrelajados. También me sorprende toda esa solemnidad que hay alrededor de crear una estrella, y son personas de carne y hueso que están creando una ilusión, algo que también se necesita, ¿no? Me refiero a lo que pasa con esas películas a lo Hollywood, con principio duro y final feliz con pochoclitos, que también son necesarias.

–La suave sensación de que el mundo es mejor.

–Exacto. La ilusión de “bueno, me va a salir bien”. Te da esperanza y eso también es lindo, a mí me gusta todo tipo de películas.

–¿Cuáles fueron las últimas películas que viste y te sorprendieron?

–La última película que vi fue The Batman. No suelo ver tantos filmes de superhéroes pero ahora quiero ver más porque me volvió loca y también me acercó mucho a la ilusión que le genera a mi hijo, porque él ama a Batman. Otra que me gustó muchísimo fue En los márgenes, dirigida por Juan Diego Botto y en la que mi novio hace la música. Y por supuesto, Argentina, 1985, que está buenísima. También algunos clásicos que me perdí o estoy redescubriendo, el otro día vi Wild at Heart, de David Lynch, que es genial. Es de mis directores favoritos.

–¿Y te imaginás trabajando con él?

–Sería una locura. O sea, lo amo. Además hago meditación en la fundación que tiene en Los Ángeles. Me encanta el proyecto que tiene para niños: enseñan meditación a nenes chiquitos y eso mejora mucho su calidad de vida, porque el estrés que hay genera violencia. Me gusta mucho la filosofía de Lynch y todo lo que cree. Lo sigo a full y me ayudó muchísimo con el estrés y la ansiedad, le recomiendo a todo aquel que pueda la meditación trascendental.

"Me gusta mucho la filosofía de Lynch y todo lo que cree. Lo sigo a full y me ayudó muchísimo con el estrés y la ansiedad, le recomiendo a todo aquel que pueda la meditación trascendental."

–¿Cómo trabajás internamente las subidas y las bajadas de la profesión?

–Cuando algo me sale bien procuro que se no se me pierda la cabeza. Me recuerdo cuando las cosas salieron mal y por eso valoro todo aún más. Yo vivo todos los personajes que hago como si fueran el último, así de trágica es mi cabeza. Pero agradezco, porque no puedo creer estar haciendo este trabajo desde hace tanto tiempo. Es una locura, empecé a los 8 y tengo 27.

–No es todo color de rosa.

–Es un trabajo difícil, entre la burocracia, el rechazo, luchar con el ego, tratar de no compararse… Hace mucho tiempo, una psicóloga me dijo: “Eva, la vida es un desafío y el desafío es aprender a dejar de competir y empezar a compartir. Uno tiene que saber que los lugares no son de nadie. No es tuyo. Es como un círculo, hoy te toca a vos, mañana al otro”. Por eso no tienen sentido las comparaciones, eso de decir “tal tiene tal premio” o “yo soy mejor que este”. Hoy agradezco lo que me está tocando.

–A propósito de lo que te está tocando, creció mucho Nadia, tu personaje en "The Cleaning Lady."

–Es precioso todo lo que está pasando, porque al principio quedé para un personaje que era muy chiquito, era solo para tres capítulos. Pero me llama la showrunner después de ver una presentación muy artística que me tocó hacer, entre plumas, borracha y pasada tras una fiesta, y me dice: “Creemos que vamos a poder escribir más para vos”. Yo no lo vi nunca como un personaje chico, pero cada vez me agregaron más y más capítulos.

–Y ahora sos parte del elenco principal en la segunda temporada.

–Y fue una locura. No te voy a spoilear, pero encima la historia termina muy bien para Nadia. La verdad, estoy muy agradecida con todo lo que pasó. Además, lo loco es que la serie está basada en una idea original argentina, lo cual me pareció una casualidad super rara. El personaje estaba escrito para una rusa y lo cambiaron, así que ser parte de un proyecto así es un milagro. Porque también veo lo que cuesta que un proyecto salga a flote y se termine de concretar; podés estar tres o cuatro años hasta que algo salga.

“En el primer año de la serie no me conocía nadie en los Estados Unidos, pero de repente, a partir del segundo, me sorprende que me reconozcan. En Los Ángeles, cuando llevo a Cairo al colegio, salgo vestida en joggineta, así nomás, y me ha pasado que me pidieran una selfie.”

–Bueno, esto se dio y está teniendo muy buenas repercusiones.

–¡Sí! En el primer año de la serie no me conocía nadie en los Estados Unidos, pero de repente, a partir del segundo, me sorprende que me reconozcan. En Los Ángeles, cuando llevo a Cairo al colegio, salgo vestida en joggineta, así nomás, y me ha pasado que me pidieran una selfie. Una vez tenía las bolsas de Walmart en una mano y hasta un pañal sucio en otra porque tenía a Cairo super meado. Cuando me doy cuenta de que me había sacado la foto así, le pedí a la persona si no le importaba borrarla e hicimos otra. Fue uno de los días en los que peor salí a la calle (risas). Pero, bueno, ser madre es así. La otra vez en un avión fue la primera vez que vi una película sin interrupción. Estaba acostumbrada a verlas en dosis, lo mismo con los libros. No puedo creer haberme leído uno completo en un vuelo.

–¿Cuál terminaste?

–Catching the Big Fish, de David Lynch. Respiré y dije: “¡Qué lindo!”. Pero me bajé del avión y ya estaba extrañando a Cairo. Viste cómo somos: siempre miramos lo que no tenemos.

Fotos: Diego Larez (@diegolarez)

Hair artist: Salón Ziba

Make up: Luigi Chamorro (@luigichamorro)

Jewelry: @kelleryofficial

Agradecimientos: Hotel CasaSur Palermo

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