Video: Chiqui Tapia cumplió su promesa y le llevó la Copa América ...

19/07/2024 10:40hs. Actualizado al 19/07/2024 10:52hs.

Comenzó en 2021 y permanece en 2024. Es una promesa y está presente en cada uno de los certámenes que afronta la Selección Argentina. Cuando la Albiceleste ganó su primera Copa América después de 28 años de sequía, Claudio Tapia, presidente de la AFA, cumplió con su juramento de llevarla al santuario de la Difunta Correa en San Juan. Y la misma situación se repitió con la Finalissima 2022, el Mundial 2022 y, ahora, también, con el bicampeonato continental.

Es que el Chiqui viajó, junto a su hijo Matías (presidente de Barracas Central), nuevamente a San Juan, su provincia de origen (nació en la ciudad de Concepción), para llevarle a la Difunta Correa, santa popular a la que sus devotos consideran realizadora de milagros, la reciente Copa América que la Selección obtuvo en los Estados Unidos, tras vencer a Colombia 1-0 en la final.

Y allí se lo vio al Chiqui recorrer el camino de escalones que tiene el santuario, ubicado en la localidad de Vallecito, con el trofeo en sus manos, hasta llegar a la escultura donde posan Deolinda Correa y su bebé.

Al salir, las personas allí se acercaron a tomarse fotos con el presidente de la AFA. "Volveré siempre a San Juan, mi zona de promesas, de familia, del recuerdo latente de mi viejo. Una vez más acá, cumpliendo con la Difunta Correa, acompañado de mi hijo. ¡Gracias a mi querido San Juan por el cariño de siempre!", escribió el Chiqui en sus redes sociales.

Además del trofeo, Tapia también llevó el traje que vistió a lo largo de la Copa América.

El Chiqui Tapia le llevó el traje que utilizó en la Copa América a la Difunta Correa.

El video

La historia de la Difunta Correa

La leyenda asegura que Deolinda Correa, su marido Clemente Bustos y su bebé vivían en Angaco, San Juan, hasta que, a mediados del Siglo XIX, Bustos fue reclutado para ir a combatir en el enfrentamiento entre unitarios y federales. Ante esta situación, Deolinda, negada a continuar una vida sin su pareja, decidió cargar botellas de agua y provisiones para viajar con su bebé hasta donde su esposo se encontraba (hay versiones que aseguran que lo habría hecho después de enterarse que la vida de Bustos corría peligro).

Sin embargo, en el camino, a la altura de los desiertos sanjuaninos de Vallecito y tras tres devastadores días de caminata, a Deolinda se le terminaron sus provisiones y cayó tendida sobre un algarrobo donde falleció. Al día siguiente, unos arrieros que pasaban por el lugar escucharon el llanto de un bebé y fueron a buscarlo. Luego de llegar hasta al lugar, encontraron al pequeño sobre los pechos de su madre muerta, de los cuales logró seguir alimentándose para mantenerse despierto. Los arrieros enterraron a Correa bajo el árbol donde la encontraron y se marcharon con el niño, con el que nunca se supo qué sucedió.

El hecho de que el bebé haya podido seguir con vida a pesar de que Deolinda ya se encontraba fallecida se considera el primer milagro conseguido por ella.