Día del fotógrafo: toda una vida detrás de la lente :: Canal Verte

21 Sep 2023

Información General Día del fotógrafo: toda una vida detrás de la lente

21-09-2023

En su documento dice Miguel Angel Martín, aunque nadie lo reconoce sino a través del crédito de sus imágenes: Miguelangel. Más de 50 años retratando a Olavarría en todas sus manifestaciones.

Miguelangel nació hace 77 años, aunque no lo parezca. Hijo de un operario del taller eléctrico de Loma Negra convocado en su Cacharí natal por la abundante oferta laboral que por entonces había en Olavarría y de una trabajadora doméstica en una de las primeras sedes de la Sociedad Rural de Olavarría, cuando funcionaba en Rivadavia y Hornos.

Transitó el primer lustro de su vida cerca de la plaza central. En 1954 la familia se mudó por 4 años a una casa en la avenida Del Valle casi Urquiza, frente a las quintas de Angilello, Zaffora y Coria, cuando Villa Floresta se empezaba a dejar de llamar Villa Rosario, por don Rosario Spitale, pionero en aquellas parcelas del otro lado de las vías del ferrocarril.

Desde 1958, por el resto de su soltería y en los primeros años con Mabel, la mujer de su vida, los pasó en la casa que su padre había construido en la intersección de Pueyrredón y Saavedra.

Hoy es el vecino con más antigüedad en el Barrio CECO, donde se instaló cuando desde la vereda se podía apreciar la casa de los Pane, en Urquiza y Pueyrredón. En el medio era todo campo.

“Mi mujer se tenía que levantar todas las mañana a las 7 y llevar a las nenas a Pueyrredón y Celestino Muñoz, hasta donde llegaba el colectivo, para ir al Colegio del Rosario. Hasta que se abrió la escuela en el Barrio CECO” apuntó.

Con su compañera Mabel se conocieron en 1965, conviven desde 1966 y se casaron el 24 de enero de 1967. “Tuvimos 13 partos y nacieron 11 hijos. Hoy tengo además 41 nietos y 17 bisnietos y las últimas en llegar fueron mellizas” contó con emoción Miguelangel.

Su auténtico DNI, no el que le otorgó el Registro Nacional de las Personas, reporta a los créditos de sus fotografías. Así, con sus dos nombres escritos en una sola palabra, sin reparar en que heredó de su padre el apellido Martín.

Como en muchos otros casos, su amor platónico con una máquina fotográfica empezó de casualidad. “En 1967 me casé porque quería salvarme del servicio militar, pero igual estuve tres meses dentro del RC Tan 2. Participé del desfile del 9 de julio, hice la jura de la bandera en el Club Racing, porque ese día llovía y cuando salí quería aire. Mi hermano trabajaba de cadete con el Chino Merlos, un día fui a tomar mate y había que acompañar a una chica a Tandil” rescató de su memoria.

Al pedido del “Chino” le respondió que nunca había sacado una foto. “Mirá, es fácil. Dejá esto en 5,6, poné acá entre 3 y 5. Ubicate más o menos a tres metros de donde están las mesas y sacás. Le hice caso, salieron unas fotos medianamente bien y me dije ‘soy fotógrafo’. Así arranqué” recordó Miguelangel.

A fines de los ‘60 llegaría a Olavarría Roberto Cassinelli (periodista, escritor y autor de tangos) para ponerse al frente de un festival de música ciudadana y en un encuentro en la puerta del Santa Rosa Hotel le preguntó por un fotógrafo.

“Yo soy fotógrafo” le respondió Miguelangel. Cassinelli le terminó pidiendo fotos de todas las noches del Festival de Tango, que debían estar en sus manos antes de la salida del primer micro posterior a la última velada. Con lo que demandaba en aquella época revelar, copiar, etc.

Las vacas empezaban a adelgazar y Miguelangel encontró la forma de empezar a engordarlas en un clásico de la Olavarría de otros tiempos. “Empecé a trabajar durante los veranos en el Balneario Municipal. Se hacían muchísimas fotos” reveló.

Por la misma época también llevó sus bolsos con máquinas, lentes, rollos a los campeonatos barriales que organizaba Boca, que con el tiempo se convirtieron en los Comerciales nocturnos de Ferro Carril Sud, con canchas llenas y finales épicas entre Mosaicos Alvarez, Sodería Barrionuevo o Kiosco Chiche.

“De los Comerciales de Ferro tengo la foto del último partido que jugó Abel Alves en Olavarría, para La Providencia, antes de irse esa misma noche a Buenos Aires para sumarse a las divisiones inferiores de Boca. Al año le estaba haciendo un gol a River en un clásico en el Estadio Monumental” aportó desde su memoria prodigiosa.

Siguiendo la carrera de Abel Alves anduvo por varias canchas en los viejos campeonatos Metropolitanos y Nacionales.

La costa fue otro territorio por una década: “Hice durante 10 años la temporada de verano en Pinamar, con un fotógrafo de Dolores. Me llevó ‘Beto’ Merlos. Mi profesión siempre estuvo ligada a los Merlos. A los 2 años nos independizamos”.

“Al tiempo ‘Beto’ dejó de ir y yo seguí otros 5 años haciendo los desfiles de Roberto Giordano. Mi hija mayor Claudia se hizo de novia con un muchacho que era de Madariaga y se quedó. Después se fueron otros tres hijos a Madariaga” relató.

La vida olavarriense en casi todos los ámbitos, desde 1967, está en los archivos de Miguelangel. Pero si a una actividad la marcó como ninguna otra fueron las Promocionales del Centro.

“En el año 74 comenzaron a disputarse los campeonatos. En 1975 Néstor Di Marco tenía que ir a correr a Azul y siempre me insistía ‘Miguel, tenés que venir a una carrera’. Lo acompañé en un micro que viajaba con Crevatín, el abuelo de Daniel y el papá de Luis. Me enganché y en 1976 empecé a sacar fotos de las Promocionales” contó.

En aquella época Estudiantes tenía una fecha en un circuito semipermanente alrededor del predio de la Sociedad Rural.

De las categorías zonales saltó por otra década al Turismo Carretera, con la llegada de varios pilotos olavarrienses, como Carlos Tomasello, el “Flaco” Martínez, el “Chueco” Romero y recorrió todo el país.

Estuvo al lado de la grandiosa campaña de Estudiantes en 1980 para el diario “El Popular” con el periodista “Pocho” Gorosito y de las dos participaciones de Loma Negra en los torneos Nacionales, en 1981 y 1983.

Con un accidente de Aventín en el Autódromo de Balcarce logró la que sería galardonada como la mejor foto del año del Turismo Carretera, en el debut de Carlos Tomasello en la categoría; los mismo que su instantánea del vuelco de Juan María Traverso en el Autódromo “Hermanos Emiliozzi”, que quedó para la historia del automovilismo argentino.

La visita a Olavarría de Leopoldo Fortunato Galtieri, uno de los personajes más tenebrosos de la historia argentina, captada por la cámara de Miguelangel.

No sólo para el deporte Miguelangel dejó documentos valiosos. Suya fue una tapa del suplemento “Pulso” que publicaba el diario “El Popular” con los rostros desesperados de cinco generaciones de una familia abandonando sus casas de Saavedra y Del Valle en plena inundación del ‘80.

En la cocina de la redacción “se impuso” por sobre una foto de “Beto” Merlos que mostraba las torres de la iglesia San José con 30 centímetros de agua.

Durante aquella tragedia climática en toda la provincia de Buenos Aires fue protagonista de un episodio curioso: “Para hacer las fotografías aéreas un helicóptero de Obras Sanitarias bajaba en un terreno frente a la puerta de mi casa, yo cruzaba la calle y me subía. A la vuelta lo mismo”.

“El Flaco Martínez y yo tenemos las dos maneras más insólitas de llegar a nuestras casas del Barrio CECO. El Flaco, como no tenía auto propio, se iba a comer en el auto de Turismo Carretera y yo en helicóptero”, relató en medio de carcajadas.

Suya fue una toma a Víctor Emilio Galíndez, dos horas antes de su muerte, al ser atropellado mientras caminaba a un costado de la cinta asfáltica luego de abandonar en la Vuelta de 25 de Mayo.
 

Sus fotografías también sirvieron como prueba para condenar a los efectivos involucrados en la represión policial que terminó con la muerte de Cristian González a la salida del “José Buglione Martinese”, luego de una final que Racing y Loma Negra disputaron en julio de 1992.

Por sus fotos nunca faltó un plato de comida en la poblada mesa familiar y con sus fotos logró sostenerse durante la pandemia. “Los viejos rollos me permitieron comer durante los dos años del coronavirus” agradeció.

Hizo fotos a campeones de medio siglo atrás. Vendió un paquete con 1000 fotos de Turismo Carretera a varios clientes, entre ellos a un médico olavarriense que está radicado en Tarragona.

“Cuando se enteró de que había vendido esas fotos me reprochó que yo no podía ‘desprenderme de la historia de Olavarría’. Le dije que se quedara tranquilo, que sólo había vendido las copias, que los originales siguen estando en mi casa. Me preguntó si le vendería un juego y por supuesto se lo mandé” comentó.

Los gajes del oficio: el fotógrafo fotografiado luego de un accidente en un autódromo.

Miguelangel alguna vez dijo que su mejor foto será la próxima. Hoy sigue con su máquina a cuestas en actos políticos, acontecimientos sociales o culturales, eventos deportivos, aunque no con la frecuencia de otros años y sólo en Olavarría.

“Me pidieron que vuelva a cubrir las Promos y ya no es tan fácil viajar por mi salud, por los años. Lo hago más como esparcimiento y disfrutando cuando saco una foto” confesó.
Aunque disfrutar detrás de una lente ha sido una cosa de siempre para el hombre de los dos nombres juntos y sin apellido, por “culpa” de la fotografía.
 

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