En el Día de las Madres, la de Maradona es un poco la del fútbol ...
DIEGO MARADONA, el dios padre del fútbol, tuvo en su desarrrollo como el mejor de todos los tiempos la enorme influencia de Dalma Salvadora Franco Cariolichi, ni más ni menos que su mamá. La célebre Doña Tota se convirtió un poco en la madre de todos los argentinos que lo veneran, nombrada por el 10 en cada momento feliz y triste de su carrera, y siempre señalada como sostén de sus pasos como deportista.
Diego y la Tota, un vínculo de amor indestructible.
En este 15 de octubre, en el que en la Argentina se celebra el Día de las Madres, evocar la figura de la Tota es un ejercicio que sirve para aunar en el homenaje a todas las que en su afán de comprenderlo todo, hasta soportan la incongruencia de que en su día sus hijos se levanten de la mesa familiar en pleno festejo para ir a la cancha a alentar a su equipo, quizá hasta en un acto de muda complicidad por la pasión que ellas mismas ayudaron a construir y apañar.
La influencia de su mamá en la carrera de Diego fue absoluta.
La influencia de la mamá de Diego en su vida es tal, que hasta aparece en la ya mítica canción "Muchachos", en el momento en que se invita a imaginar a Maradona celebrando la tercera estrella obtenida en Qatar "con Don Diego (su papá) y con la Tota, alentándolo a Lionel".
En pleno auge de su éxito, Pelusa hasta le dedicó la intepretación del famoso tango "El sueño del pibe", en el que le promete: "Mamita, mamita, ganaré dinero". Y vaya si pudo cumplir su objetivo en agradecimiento a tantos sacrificios hechos por ella para que el pibe de Fiorito pudiera hacer realidad su sueño.
El tango que Diego le dedicó a Doña Tota.
Maradona contó en más de una ocasión las penurias de la pobreza y el hambre que Doña Tota intentaba eludir y dejar atrás como su hijo después lo hizo en la cancha con sus rivales de turno. No fueron pocas las veces en las que fingía no tener apetito para que sus chicos pudieran llevarse la comida a la boca."Me di cuenta tarde, pero mi vieja y mi viejo no cenaban con nosotros porque no había comida para todos", reveló en alguna ocasión.
Maradona cuenta que su madre no comía para que a él no le faltara el pan.
El idilio entre Diego y Doña Tota siempre fue palpable. Los dos se encargaron siempre de subrayar ese amor supremo y mutuo. Pelusa la catalogó como su "novia" eterna y ella supo reconocer que él era el preferido entre sus 8 hijos, 5 mujeres y 3 varones.
Aquella estrella que empezaba a brillar en Argentinos Juniors contó lo que hizo con su primer sueldo: “me la llevé a mi vieja a comer a una pizzería en Pompeya, como novios. Cuando salimos, ya no tenía más plata”.
Su fallecimiento en 2011, a los 81 años, fue una situación que Maradona nunca pudo superar. Viajó desde Dubai, donde trabajaba en ese momento, para darle su último adiós y prometerle que algún día descansarían juntos. Hoy comparte la misma parcela de un cementerio privado de Bella Vista con ella y con don Diego.
Diego nunca superó la muerte de Doña Tota.
En la imagen de Doña Tota se refleja la de cada una de las mamás que hacen hasta lo imposible por ver felices a sus hijos pateando una pelota. Las que consiguen con enorme esfuerzo la última moneda para comprar un par de botines; las que abordan 3 colectivos para llevar a ese proyecto de crack a la lejana canchita pelada en la que dará una vez más rienda suelta a su sueño de campeón.
También las que al final de ese camino no exento de piedras y obstáculos, sea cual sea el resultado, recibirán de sus hijos agradecidos el beso y el abrazo tan esperado, y la palabra exacta que suena como música en sus oídos, en especial en este 15 de octubre: "Gracias por todo, mamá. Feliz día. Te amo".
