Rosario Central perdió contra Peñarol en Uruguay y quedó afuera ...

28/05/2024 18:17hs. Actualizado al 28/05/2024 22:49hs.

De un lado una obra de arte digna de otro partido y del otro, un baldazo de agua fría que congeló la ilusión de miles de hinchas que dejaron todo para apoyar a su equipo en Uruguay, pero no pudieron volverse con una sonrisa. Con dos de Leo Fernández (el primero, para un cuadrito), Peñarol, en su casa, venció a un Central que entregó todo pero no pudo conseguir el pasaje a octavos.

La realidad es que el partido fue bien copero. Trabado, muy disputado, por momentos con pierna fuerte y sin que sobre claridad para manejar la pelota y atacar. Sin embargo, Leo Fernádez rompió la Matrix en Montevideo y con dos goles fue el gran verdugo del Canalla, que ahora deberá conformarse con la Sudamericana.

Al margen de que seguramente el objetivo era pasar de fase en la Copa, lo cierto es que Central tiene poco para reprocharse. Al menos en este encuentro. Es que sufrió por los puntos que dejó escapar en aquel 1-1 ante Caracas en Venezuela o por no haber podido contar con la presión de su gente cuando debió jugar sin público en Arroyito y cayó 2-1 ante Atlético Mineiro, pero lo hecho en el Campeón del Siglo dejó poco lugar a posibles cuestionamientos.

Es real que el equipo no tuvo un gran PT, que le faltó juego asociado y, como consecuencia, profundidad. Pero de todas maneras, obligó al arquero Washington Aguerre a revolcarse en un efecto pinball y tuvo algunos remates y centros cruzados que generaron peligro. Ya en el complemento sí pudo revertir esa imagen, porque ahí sí fue más que un Peñarol que eligió retroceder y cuidar el 1-0 parcial, lo que le permitió al Canalla alcanzar el empate y estar en partido.

Leo Fernández, el verdugo de Rosario Central en la Copa Libertadores 2024 (Photo by DANTE FERNANDEZ / AFP)

Con lo que nunca contó Central fue con Leo Fernández, de 25 años, quien llegó como refuerzo este año desde Fluminense (antes había pasado por Fénix, Universidad de Chile, Toluca y Tigres) y enseguida se volvió una pieza clave del Carbonero. Él fue el gran responsable de que el Canalla no haya pasado a octavos. Es que tras media hora de juego armó una gran jugada, tocó y fue a buscar, se sacó a Mallo de encima casi sin tocar la pelota y definió bien y con potencia ante Fatu Broun para poner el primero; mientras que en el final del partido aprovechó un gran pase filtrado de Sequeira y la asistencia de Cabrera para definir con el arco vacío y sentenciar el partido.

Con los dos tantos del uruguayo, el gol de Agustín Módica terminó quedando en anécdota, pero vale destacar que fue más que meritorio lo del delantero que empujó en todo momento y terminó encontrando en el segundo tiempo ese gol que le dio vida a Central y lo mantuvo en partido.

Módica le había dado esperanza a Central en el empate del 1-1 que lo tuvo a un gol de la clasificación. (Photo by DANTE FERNANDEZ / AFP)

Como buen partido de Copa y disputado en tierras charrúas, no solo hubo fútbol y goles. También fue, por momentos, un partido picante... Y picado. Y ahí los rosarinos también afrontaron la situación, con un Lovera que se bancó patadones, y Quiroga y Mallo como guardaespaldas de los habilidosos...

Para Peñarol fue una fiesta que terminó con los jugadores cantando y celebrando con los hinchas por haber accedido a octavos de final de la Copa Libertadores tras 13 años y un dolor grande pero que cicatrizará para el Central de Miguel Russo, que estuvo cerca de la épica en un momento del partido pero se vuelve de Uruguay con Peña y sin gloria...

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