Fue indigente, el boxeo cambió su vida y hoy dirige la escuela de ...

18 Jun 2023
Llegó de Costa Rica a la Argentina en 1994 con promesa de trabajo. Todo fue un engaño y se quedó solo y sin dinero. Un día conoció a Jorge Brito, el padre del presidente del club Milonario. El increíble vuelco de su vida.

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18 de junio 2023, 05:14hs

Mano a mano con Charly Rodríguez (Sergio Chiarito/TN).

Charly Rodríguez nació en Costa Rica, a más de 5 mil kms. de Buenos Aires, el que hoy es su lugar en el mundo. La vida o, mejor, lo que hizo en la vida, lo llevó a ocupar un lugar que no existía y hoy está a cargo de su propia creación: el River Boxing Team, es decir, el departamento de boxeo del club Milonario. Su objetivo máximo es fabricar atletas de los guantes propios que representen al club.

En el ambiente se lo conoce porque tuvo una activa participación como amateur, donde compartió entrenamientos con Marcos “Chino” Maidana y Lucas Matthysse, entre otros. Y como profesional debutó en 2004 con un triunfo KO en Independiente de Beccar: su campaña se cerró con el récord de 11 victorias y dos derrotas.

La curiosa historia de Charly Rodríguez, el costarricente que dirige el departamento de Boxeo del Club Atlético River Plate.

Cuidadoso de su estética y la palabra, todo un gentleman, Charly recuerda que llegó a la Argentina en 1994, e intentó crecer como profe en distintos gimnasios. “Empecé en Virreyes, donde me entrenaba el tío de Jorge Karateca Medina y después me fui a la sociedad de Fomento Mariano Moreno, donde se entrenaba La Hiena Barrios”, dice sobre sus comienzos.

En cada una de sus manos hay un tatuaje: Nico el 22, en la derecha, y Jorge Horacio, en la izquierda. “Nico era un chico que boxeaba muy bien y lamentablemente se nos fue muy rápido. Y Jorge Horacio es Don Jorge Brito, un tipo al que conocí en un gimnasio de la Avenida Libertador donde yo daba clases y su amistad me cambió la vida”.

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Don Jorge Horacio Brito, como lo llama, fue el empresario argentino dueño del Banco Macro, padre de Jorge Brito, el actual presidente de River. Fue él quien lo llevó a trabajar con casi toda su familia. “Nos tenemos un gran respeto y siempre estoy listo para darles una mano. Yo vengo de muy abajo y ellos me ayudaron a darle una vida a mis hijos (Sofía, Lola, Pedro y Valentín). Hasta me hicieron hacer el curso de piloto de avión para poder moverme con ellos. Y Jorge hijo, el presidente de River, fue quien me ayudó a cumplir el sueño de que el club tenga boxeo”.

¿Cómo llega a tu vida el empresario Brito?

-La familia en general llegó a mi vida hace 20 años. Aman al boxeo y lo utilizan como un medio de vida. Yo empecé trabajando con Don Jorge y luego con todos sus hijos y sus nietos. Jorge Pablo, que es el actual presidente de River, me destinó la preparación física de toda la familia. Y hasta el día de hoy trabajo para ellos. Don Jorge se metió en el boxeo antes de conocerme a mí porque lo entrenaba el gran campeón Sergio Victor Palma. Los Brito eran de ir a ver peleas a Las Vegas también.

Charly Rodríguez con Jorge Brito (padre).

Charly es un entrenador de boxeo diferente. Acaso su carisma, por fuera de su conocimiento e idoneidad a la hora de transmitir la técnica, sea lo que lo vuelve el preferido de los famosos. A muchos de ellos los preparó para personificar a leyendas del boxeo. “Rodrigo de la Serna se mató físicamente para parecerse a Oscar Bonavena. También estuve trabajando en México con Gael García Bernal porque lo preparé para representar a Roberto Mano de Piedra Durán”.

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¿Que sentís por Argentina?

-El pueblo argentino me dio muchas emociones. Siento mucho por este país, porque por sobre todas las cosas me dio a mis hijos. El argentino es una persona muy cálida y le da mucho valor a lo emocional.

¿Cómo llegaste a la Argentina?

- En San José de la Montaña yo trabajaba en la cosecha de café. Pero es muy común allá que en la temporada de verano muchos jóvenes vayan a trabajar a las playas. Y se dio que en el bar donde trabajaba solían ir varios argentinos con quienes teníamos mucha afinidad. Una vez me crucé con unos que tenían una empresa de venta de pescado y me ofrecieron venir a trabajar a Mar del Plata. Yo me vine con una novia alemana que también tenía previsto venir para acá.

¿Cómo fue aquel momento?

- Mi llegada fue de terror. Porque el trabajo nunca existió y la chica alemana se cortó sola. De repente me quedé solo en una ciudad gigante como Buenos Aires. Esos días fueron patéticos para mí, pero ahí empecé a remarla. Me acuerdo que tenía el pasaporte en la mano y dos pesos en el bolsillo.

¿Qué sabías de la Argentina antes de llegar?

-En Costa Ricase corría la bola de que había dólares en la Argentina. Se decía que vivían muy bien porque había mucho trabajo y prosperidad. Menos mal que en mi país concurrí a un gimnasio donde pude aprender el entrenamiento sobre la puesta física.

Tenías dos pesos en el bolsillo y hoy estás a cargo de un gran desafío en River, ¿cómo fue?

-Porque soy un sobreviviente con una gran fortaleza mental. Cuando me quedé con ese poco dinero, no me quedó más que esperar que cayera la tarde y buscar un banco para recostarme durante la noche. Me acuerdo que me vencía el sueño y mientras sostenía el pasaporte me decía “mañana me voy porque acá no tengo chances”. Pero también me frenaban aquellas imágenes de la gente que me fue a despedir. Tener en mi cabeza la imagen de mis padres ilusionados y era muy fuerte.

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¿Como fue vivir en la calle?

-Era una convivencia muy humana. No sabés la solidaridad que había entre nosotros. “Che, hay duchas en la prefectura de Retiro. Che, hay sobra de comida que nos ofrecen de tal restaurant, che hacemos las necesidades en tal estación ferroviaria”. Era una vida cruel donde abundaba la solidaridad. Conviví con muchachos indigentes que llegaban de Salta y Corrientes a ganarse la vida.

¿Cómo revertiste todo eso?

-Porque tenía el deseo de cambiar mi vida. Yo sabía que Dios me iba a dar una mano, pero nunca pensé que iba a ser a través del boxeo. La vida me llevó a frecuentar diferentes estratos sociales y conocí a los que están muy arriba y a los que están muy abajo.

¿Cuál fue el primer contacto con el boxeo?

-Me encanta contar esta historia porque para mí fue esencial para salir de la miseria. Cuando pude juntar unos pesos me pude mudar a una pensión que estaba en Virreyes. Era un lugar con ocho camas por habitación. Entre los “huéspedes” conocí a un chico que practicaba boxeo y me llevó a un gimnasio que tenía como profesor al tío de Jorge “Karateca” Medina. Entonces repartía el día entrenando y haciendo changas. Cuidaba autos, era ayudante de albañil, cuidaba a gente mayor. Me la rebuscaba.

¿Qué encontraste en el gimnasio de boxeo?

-Un lugar que tenía una calle imaginaria que me podía cambiar la vida. Tené en cuenta que mi indigencia se veía de arriba hacia abajo. Mi ropa estaba muy gastada y además estaba en peso pluma porque no tenía para comer. En ese gimnasio empecé a conocer al odontólogo, al médico, al abogado, al que necesita una mano para pintar su casa. El boxeo es un deporte increíble porque te da oportunidades.

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Charly Rodríguez con Sergio Chiarito, en la entrevista para TN.

¿Y cómo fue cambiando tu situación?

-Me ayudó mucho la buena convivencia en el gimnasio: el abogado me pidió un favor, el médico otro y yo siempre estaba atento para poder dar una mano y tener una recompensa para poder vivir dignamente. Además empecé a ponerme bien físicamente para llegar al boxeo profesional. Logré sacar la licencia de boxear, peleaba seguido y mis compañeros me empezaron a seguir. En una semana llegué a pelear hasta tres veces y con eso me pagaba la pensión y comía.

¿Cuál era tu objetivo?

-Quería tener una vida. Porque hasta ahí no podía tenerla. Yo quería que llegara la noche y tener un lugar para poder dormir. No sabés lo jodida que es la sensación de tener hambre. En la pensión comía chinchulines o retazos de pollo que sobraban por ahí. Creo que lo malo de la película tiene que servir para poder avanzar, pero para eso tiene que haber disciplina para poder salir del fondo del pozo.

Y terminaste ganando por nocaut...

-Bueno, yo casi termino noqueado (se ríe). Porque me metí a entrenar en un gimnasio llamado “Mariano Moreno”, donde conocí a Sebastián “Thiani” Valencia, un tipo con mucho corazón. En ese gimnasio había un gran profesor llamado Horacío García y boxeadores muy picantes como Jorge “La Hiena” Barrios y Hugo “Pigu” Garay. Ahí la competencia era terrible, tenía que estar muy bien puesto porque sino la iba a pasar muy mal. Logré ser campeón como aficionado.

¿Y desde lo económico la seguís peleando?

-De a poco fui sacando la cabeza porque pude poner un gimnasio propio en Olivos y luego logré pegar un salto grande haciéndome cargo de un gimnasio sobre la Avenida Libertador. En mi primer gimnasio puse “no tengo agua caliente ni aire acondicionado, pero hay buen boxeo”. Lo tuve de alumno a Oscar Ruggeri, que se tomó el entrenamiento muy en serio.

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Charly Rodríguez con Oscar Ruggeru y otras personalidades que acudían a su gimnasio de boxeo.

¿Como nace tu amistad con el actor Luciano Castro?

-Lo conocí en el gimnasio que tenía en Avenida Libertador. En ese momento Luciano se había quedado sin trabajo y yo estaba con lo justo porque de alquiler tenía muchos gastos. Estábamos los dos quebrados y comíamos arroz con salchicha al mediodía y a la noche. Somos muy compinches.

¿Por qué sos buscado por los famosos?

-Creo que es por mi responsabilidad y por los buenos resultados. Yo me formé como entrenador técnico físico, trabajé con Jimena Baron, Joaquin Furriel, Rodrigo de la Serna, por suerte con varios. Me considero uno de los instructores más buscados y mejores pagos de la Argentina. Hoy te tengo que decir que afortunadamente debo rechazar el trabajo.

¿Cómo transformaste a De la Sena en Ringo Bonavena?

-Me llamó Adrián Suar para trabajar con ese tremendo actor. Teníamos que llevarlo a 90 kilos tratándose de una persona de estructura chica. Le comenté a Sebastián Ortega que iba a resultar complicado y me dijo que trabajemos para lograrlo. En un año y medio Rodrigo de La Serna era el reflejo de Oscar Bonavena. La virtud es saber tratar a una persona ante semejante exigencia. Ese chico trabajó todos los días para lograrlo.

Charly Rodríguez con Rodrigo de la Serna.

¿Qué diferencia hay entre entrenar a un boxeador y a un actor?

-En el caso del actor no puede disimular el rigor del entrenamiento, ellos tienen un carácter tremendo. Esa capacidad actoral no la pueden exponer porque el esfuerzo los expone. No es fácil trabajar con los consagrados, se trate de un actor o de un empresario. Ellos son campeones mundiales en su oficio, pero en el gimnasio no pueden hacer lo que ellos quieren.

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¿Como viviste el debut boxístico de Gonzalo “Manguera” Valenzuela”?

-Nos peleamos con Gonzalo. Le decía “esto no es actuación. Aca te vas a subir al ring a pelear en serio, sino andate para tu casa y seguí actuando”. Él me decía que se sofocaba en el entrenamiento, pero yo quería darle herramientas para que no sufra arriba del ring. Eso iba a ser una caldera para él. Y yo no podía subir al ring con él.

¿Cómo te impactaba la mediatización de Valenzuela?

-Me jodió porque esa pelea opacó una defensa del título del mundo de Omar Narváez. Todos en la conferencia le preguntaban a Gonzalo Valenzuela y ningunearon a Omar Narváez. Interrumpí la conferencia y saqué a Gonzalo de esa sala. Esa noche en Tucumán tuvo mucho corazón y ganó muy bien la pelea. Juanita Viale se metió en el vestuario y me suplicó que nunca más su marido se subiera al ring. Toda la familia la pasó muy mal pero sobre todo ella. El ridículo a perder lo tenemos todos dentro del boxeo. Pero lo hicimos muy bien.

Gonzalo Valenzuela en su rol de boxeador.

¿Boxea bien el presidente de River?

-Jorge anda muy bien. Solo una cosa: no le vayas a fallar en algún entrenamiento porque no lo toleraría. Los hermanos también son buenos boxeadores. El entrenamiento arranca a las 7.30 de la mañana y no se te ocurra llegar tarde porque son muy exigentes. No sabés la conducta que tiene esa gente. Yo bromeo con que soy el único que les puede pegar a todos y no me demandan... Don Jorge me mostraba fotos suyas con Óscar de la Hoya y con Julio César Chávez.

¿Ellos te cambiaron la vida?

-Aprendí el valor de la conducta y la disciplina. Con ellos están a mil o no estás. No lo digo por altanero, que se entienda por favor. Pero yo tengo casa propia y puedo andar en una camioneta 4x4. Dentro del boxeo no es necesario ser campeón mundial para tener una vida digna. Mis hijos Sofía, Lola, Pedro y Valentín están por el buen camino. Eso me da felicidad. Pensar que fui un indigente y logré tener una vida.

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