Carlos Alcaraz vuela en Wimbledon

7 Jul 2024
Carlos Alcaraz

GREGORIO LEÓN

La foto que acompaña esta crónica no está movida. No. Lo que pasa es que la cámara fotográfica corre menos que él. Un guepardo en plena carrera para ganarse la merienda. Es una bola que va a un ángulo inalcanzable. Menos para él. Corre con la elasticidad de un felino. Con la fe de los que creen en todo, empezando por los milagros. La alcanza y la devuelve. Le llega de nuevo, imposible. Menos para él. Y fuerza el error de su enemigo. Los espectadores del All England Club, de gesto siempre contenido, como si les diera vergüenza mostrar sus emociones, se ponen en pie. El tenista que hay en la pista los mira, cómplice. Acaba de ganar un punto que cualquier otro habría perdido. Es de Murcia y se llama Carlos Alcaraz. Esa jugada resume sus capacidades físicas que lo convierten en sobrehumano. Pero no solo ganó a Ugo Humbert por piernas. También por talento. Y por resiliencia, la virtud de no caerse cuando el viento sopla en contra. Y así, con esa aleación mágica de la que también participa el cerebro, el jugador de El Palmar se ha ganado los cuartos de final de Wimbledon. 

El primer set fue ejecutado por Carlitos con la solvencia conocida. Tan pronto como se le presentó la primera oportunidad, firmó una ruptura de servicio. Se puso 3-2 por delante, y confirmó esa ventaja con su saque. Las cosas pintaban bien. Le funcionaba la derecha. Entraban los primeros servicios. 6-3 y a por la siguiente batalla.

Salió respondón Humbert en el segundo capítulo. Hasta hubo de salvar Alcaraz un break. El francés llegaba bien abastecido de moral, después de los triunfos de este año y de adquirir el derecho de unos octavos de final en Londres, cinco años después. Pero su buen tenis encontró réplica desde el otro lado de la red. Y esa réplica fue maestra. Demoledora. Dejadas, contradejadas. Juegos recreativos. Así es Alcaraz, un niño que colecciona Grand Slams.  

Con la tranquilidad de espíritu que concede un 2-0 a favor, el jugador murciano parecía tener todo bajo control. Pero apareció Humbert, levantisco. Fiable con su servicio, buscando las cosquillas al resto, aconsejándose con golpes en las sienes para reafirmar sus convicciones, se creció. Alcaraz tenía que frenar la rebelión. Pero cuando vino a darse cuenta iba por debajo 4-1. Que empeoró. 6-1. Feo.

Carlos Alcaraz reaccionó en el siguiente set. Encadenó cinco puntos consecutivos. Parecía retomar el mando de las operaciones. Pero flojeó con su servicio. Los dos tenistas se dedicaron a rompérselo, uno a otro. Hasta que la joya de Murcia se puso por delante 6-5, y con la oportunidad de rematar la faena valiéndose de su servicio. Y después de un saque directo, uno más de los tantos a los que puso su nombre, por fin pudo soltar un grito liberador. Humbert, combativo hasta el final, se vio obligado a capitular. Y el rey de Wimbledon ya está en cuartos.   

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