Carambola británica el Día D

7 Jun 2024
Carambola

Cuádruple carambola británica. Primera: veo en Movistar Clásicos –supongo que emitida en conmemoración del 80 aniversario del Día D– la extraordinaria The Dam Busters (Michael Anderson, 1955) en la que Michael Redgrave interpreta al ingeniero Barnes Neville Wallis que inventó la bomba rebotadora y Richard Todd al comandante Guy Penrose Gibson, quien mandó el Escuadrón 617 de la RAF que la noche del 16 al 17 de mayo de 1943 las lanzó contra las represas del Rühr –aplicando el efecto conocido como espostracismo que hace rebotar las piedras lanzadas sobre la superficie del agua– logrando reventarlas y paralizar las fábricas de acero y armamento.

Segunda carambola. Ese mismo día empiezo a leer la recién editada El niño de oro (Impedimenta), primera novela de la gran Penélope Fitzgerald (1916-2000), escritora tardía –la publicó cuando tenía 60 años– que sumaba los genes británicos heredados de su tío, Ronald Knox, teólogo anglicano que escribía novelas policíacas, y de su padre, Edmund Knox, editor de la revista satírica Punch. El niño de oro es una delicia que suma el talento para lo detectivesco y lo humorístico de su tío y su padre a su propio talento, que demuestra en esta novela de crímenes y misterios ambientada en un museo con un sentido inglés del humor digno de una película de la Ealing como Pasaporte a Pimlico o El quinteto de la muerte.

Tercera carambola. También el mismo día leo en El Confidencial una entrevista con Emmanuel Todd a propósito de su libro La derrota de Occidente. El capítulo que le resultó más doloroso escribir, reconoce, fue el de Gran Bretaña: “Le debo mucho, específicamente a Cambridge. Por eso, hasta ahora, me resultaba difícil criticar lo que estaba sucediendo... Aceptar la idea de que Margaret Thatcher fuese tan horrible como Ronald Reagan con el nacimiento del neoliberalismo y la destrucción de una sociedad civilizada”. ¿El fin de los valores que la película ––la heroica defensa de las libertades– y la novela –el inteligente sentido crítico del humor– representan?

Cuarta carambola. Ese mismo día mi nieta María cumplió cinco años y, como ya empieza a leer, le he regalado las novelas de Sherlock Holmes para que, antes de que pueda leerlas, crezca con ellas mientras los libros la esperan. No le fallarán. Como escribió Borges, “pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan”.

Leer más
Noticias similares
Los noticias más populares esta semana