Alegría y angustia en los Celtics: encarrilan la serie en Miami…pero ...

19 días atrás
Boston Celtics

Celebran y suspiran a la vez los Boston Celtics. El imponente conjunto de Massachusetts asestó un golpe casi definitivo a los siempre correosos Miami Heat estampando el 3-1 en la serie en otro autoritario ejercicio más de suficiencia que de brillantez (88-102) con Derrick White como inesperado animador con 38 puntos y 8 triples en el mejor partido del infravalorado pero omnipresente base. Pero todos los pensamientos están ahora en Kristaps Porzingis.

Tras una mala pisada, el letón, un gigante tan divino como frágil, se retiró a vestuarios para ya no volver. Pese a que el ex del Betis se ha librado de una lesión en el tendón de Aquiles según Adrian Wojnarowski, Porzingis está pendiente de someterse a una resonancia magnética para determinar el alcance de su dolencia en el gemelo. Boston pasará la noche en vela.

La incidencia con KP ensombreció algo la fabulosa actuación de Derrick White, a día de hoy el jugador infravalorado por excelencia de la NBA, la definición de jugador two-way, la estrella olvidada de los Celtics pero siempre preparada para recordar lo que pasa y se le olvida. En Miami, el mismo lugar donde el siempre inexpresivo y discreto White, emergió de la nada para forzar el Game 7 entre una melé de jugadores el año pasado en las Finales de Conferencia, el base hizo pagar a los Heat su desatención: le dejaron demasiado libre en sus dos primeros triples y empezó a disparar tiros hasta irse al 8/15.

Y aunque luego ya más vigilado, White fue esa chispa que dinamita toda pizarra y discurso de un entrenador, metiendo tiros complicados y dando ya una clara ventaja desde el inicio a los Celtics ante unos dispuestos Heat algo desmoralizados con el 24-35 del primer cuarto. No fue la noche más lúcida de los Jays, con 20 puntos para Jayson Tatum con un 5/14 en tiros y 17 para Jaylen Brown con un 7/18 en lanzamientos. Pero Derrick White, igual que en defensa, lo cubrió todo.

“Los dos primeros tiros entraron y eso siempre ayuda”, dijo el base. “Cree en ti mismo, nunca pares de trabajar cuando estés en esta pista, vas a tener que ser el jugador más duro en la pista”, decía también White a los micrófonos de TNT con especial referencia al infierno de Miami y los Heat.

En el otro bando, la tiza y pizarra de Erik Spoelstra no pudo borrar a Boston pese a la portentosa aportación de Bam Adebayo, con 25 puntos y 17 rebotes. Es la ausencia de brújula y luz para Miami sin su base y su estrella, Terry Rozier y Jimmy Butler, pero también que los Celtics ya se saben de memoria los trucos de Spo y que se tienen muy bien aprendida la moraleja del año pasado en las Finales del Este. 

Los Heat, directos al grano, empezaron a defender con zona, pero los Celtics también se andaron sin rodeos para echarla abajo y emparejaron a Jaylen Brown con Tyler Herro en el poste para luego hacerlo con Kristaps Porzingis, lo que disuadió a Miami pronto de utilizar ese as que siempre tienen guardado bajo la manga. Herro, 19 puntos con un 8/17 en lanzamientos y un 2/6 en triples, fue un objetivo al que Boston intentaron apuntar de nuevo repetidamente para atacar.

Porzingis, 7 puntos y 3 rebotes en sus 13 minutos en la cancha, se dedicó a sembrar de nuevo el caos en la defensa de los Heat. Su simple amenaza exterior llevándose al pívot abre todos los caminos al aro a los Celtics. Con Bam Adebayo fuera de la pintura, Jayson Tatum se hizo de oro atacando la pintura.

Su mayor eficiencia en los triples hacen al ‘0’ aún más indefendible al tener el defensor más pegado y podérselo quitar de encima en su camino al aro con un simple movimiento de cadera. Pero también Tatum es una estrella aún más letal gracias a su perfeccionamiento de dotes como manejador, aspecto del juego al que dio prioridad en verano ante la previsión de sus mayores responsabilidades como base con la salida de Marcus Smart antes de la llegada de Jrue Holiday.

Los Heat también tuvieron un intento infructuoso en intentar reanimar su ofensiva, sufriendo un colapso que se reflejó en unas escasas 17 asistencias y un 9/33 en triples (27%), lejos de los 23 que sirvieron en bandeja a Miami el triunfo en el Game 2.

Miami intentó nuevas cosas como salidas de indirecto de tiradores, un doble bloqueo alto involucrando a Tatum para partir la defensa de los Celtics y algún intento de jugar un pick and pop con Kevin Love. Pero ninguno de esos recursos tuvo continuidad y la ofensiva de Miami se acabó reduciendo a Adebayo y Herro.

Adebayo empezó a acumular puntos una vez dejó de ir a la guerra de cuerpos con Porzingis y Al Horford en el poste y se apoyó más en su tiro en suspensión, pero los 19 tantos de Herro se quedaron en insuficientes para todo lo que Miami utilizó al Sexto Hombre de 2022. Fieros en la persecución, White y Holiday volvieron a rozar la excelencia pasando pantallas en los dos por dos para no conceder fáciles posiciones de tiro a Herro.

Detalles como esa intensidad y otros demostraron el profundo conocimiento que tiene Boston de Miami, sabedores sus jugadores de que hay que seguir persiguiendo a sus manejadores en los handoff y pick and roll porque recalculan la ruta una y otra vez, de que aun sin que Herro no encuentre tiro hay que estar atento a las segundas acciones para evitar triples o ataques de los closeouts tras una larga circulación de balón que tampoco fluyó en Miami.

Pese a la lesión de Porzingis y el siempre obstinado espíritu de unos Heat que recortaron la desventaja de 28 puntos a 13 en los últimos cinco minutos, nada puso en peligro la victoria de los Celtics, que se llevaron otro susto con Tatum torciéndose el tobillo en un empujón por el que Bam Adebayo se llevó una flagrante 1. Pero el ‘0’ salió finalmente ileso y ahora todo se trata de que a Kristaps Porzingis no le pase nada. Porque por muy poderosos que sean estos Celtics, sus esperanzas de anillo sin el letón se quiebran. Les toca dormir mal esta noche.

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