Boca-Gimnasia, la primera final de Gago y su 11 secreto

29 días atrás

Olé

23/10/2024 09:16hs. Actualizado al 23/10/2024 10:31hs.

Fernando Gago encaró la entrada a hotel Holiday Inn de Rosario con la mirada clavada en el piso. A su alrededor, un pandemonium de griteríos y algarabías, celebrando la llegada de Boca a Rosario. Todo el plantel, con excepción de Rojo y Chiquito Romero, absortos en su propio microclima de crisis personal, se dividieron en dos para ir a sacarse fotos (el autógrafo de la era moderna) con los hinchas, apiñados contra las vallas en ambas esquinas de la calle Dorrego...

Mientras Edinson Cavani se inmoló con cada uno de los fanáticos, el nuevo entrenador parecía absorto en sus propios dilemas, al punto que casi no saludó a nadie y se metió raudamente en el hotel. Fernando Gago nunca fue muy propenso a interactuar con los simpatizantes, siempre mantuvo distancia con el alambrado olímpico, pero más allá de eso es muy entendible su postura introspectiva: no es fácil estar en esos zapatos, a punto de enfrentar una serie de eliminación directa en el segundo partido del ciclo, en un clima interno con la inestabilidad de la nitroglicerina, con líderes del plantel cuestionados y la necesidad eterna de ganar para vivir.

Cavani, como siempre, fue a firmar y sacarse fotos con los hinchas. (Sebastián Granata)

Por eso, la formación de Boca para enfrentar a Gimnasia en el Coloso Marcelo Bielsa es una incógnita en cuanto a nombres y esquema. A tal punto que Pol Fernández, hasta hace 72 horas un futbolista colgado por su decisión de no continuar en Boca luego de diciembre, tiene amplias chances de ser titular... Ah, y todavía no se sabe quién será el arquero.

Mucha gente esperó al Xeneize en la puerta del hotel donde se hospedó en Rosario. (Sebastián Granata)

La imperiosa necesidad de Boca

Hay clima de partido bisagra, también en la gente que, en circunstancias normales, no hubiera puesto de sombrero el centro de Rosario por un partido contra Gimnasia en los cuartos de final de la Copa Argentina.

Antes que una postura exigente, los hinchas llenaron la cuadra del hotel de Boca de aliento y apoyo, quizá entendiendo que no se le puede pedir demasiado a un ciclo que todavía ni gatea, y que se encontró con una instancia decisiva, simplemente porque no hay otra cosa por la cual pelear, que no sea la tabla anual para entrar en la Libertadores, toda una postal del paupérrimo año deportivo de este Boca 2024.

El Lobo, un rival peligroso

Enfrente, un rival como Gimnasia, con sus altos y sus bajos, que llega a esta instancia sin nada que perder, lo que lo hace aún más peligroso como rival. El Lobo viene con la Cábala Rosario a cuestas, tomando como referencia el partido por el descenso que jugó contra Colón el 1/12/23, que ganó 1-0 con gol de Colazo. Y que tiene algunos puntos en común: se juega en la misma cancha (la de Newell’s) y se espera que sea bajo un clima lluvioso, como entonces. Y para completar el combo, el Lobo se concentró en Funes, en el mismo lugar que entonces.

Gimnasia, un rival muy peligroso para Boca.

Así y todo, el Gimnasia viene con sus propias necesidades de, finalmente, poder pelear por algo más que su propia supervivencia. Con Marcelo Méndez como entrenador encontró una forma y un estilo, al que le faltó apoyo dirigencial para apuntalar un plantel corto y desparejo.

La ventaja es que Gimnasia llega con un equipo más trabajado y que, con sus limitaciones, sabe lo que hace. Suficiente reto para un Boca con todo por definir, que contra Tigre demostró lo mucho que le falta para estar a la altura de las exigencias del club, y de un plantel que acumula deudas sin pagar.