Estuvo preso por La 12 y hoy es presidente de Almirante Brown, el ...

Maximiliano Levy, el mandamás de La Fragata, tiene un pasado oscuro en la barra xeneize que le costó casi tres meses de cárcel y un insólito derecho de admisión aún siendo dirigente.

Maximiliano Levy -a la izquierda-, Maximiliano Mazzaro -en el medio- y Mauro Martín -a la derecha-, cuando entre los tres lideraban la barra de Boca.

Estuvo preso por La 12 y hoy es presidente de Almirante Brown. Una investigación judicial lo sindicaba como el cerebro financiero de la barra en los tiempos en que reinaban Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro pero una década después usa traje y corbata para acompañar a Chiqui Tapia en varias reuniones y viajes, ya que se convirtió en prosecretario ejecutivo de la AFA. Tuvo derecho de admisión y hoy se sienta en el palco principal, el que se destina a los presidentes de los clubes. Y hoy verá de un lado a su amor de siempre, Almirante Brown, el club del que lo hizo fanático su padre y su abuelo y al que maneja hace cinco años, contra la institución que desde un paravalancha le dio contactos y poder. De Maximiliano Levy se trata, el mandamás de La Fragata, que pasó 88 días en prisión por una causa de la barra brava de Boca y a la que hoy verá a la distancia como quién recuerda con nostalgia un pasado que ya se fue.

Levy hizo su adolescencia en Villa Luzuriaga pero no cumplió con el primer sueño de su padre, que era que siguiera una carrera afín a la suya y terminara, como él, como ejecutivo de una empresa importante, en su caso, una automotriz. Si bien se le dio la misma facilidad para los números, Maxy, el hijo, posó su interés en el negocio gastronómico y en el financiero, al mismo tiempo que heredaba la pasión por Almirante Brown. Esas actividades lo terminaron de relacionar con la barra del Mirasol pero al mismo tiempo con La Doce, ya que parte de los violentos de La Fragata siempre estuvieron ligados en Primera a Boca Juniors. Su coequiper de correrías en el barrio y en la vida era por entonces Maximiliano Mazzaro, un hombre que ingresó a la barra de Boca en los 90 y que llegaría al poder en 2007. Se conocieron en las calles de La Matanza, hicieron toda la adolescencia en la tribuna del estadio de Almirante y después, cuando Mazzaro coronó con Mauro Martín como jefe de La Doce, quién les dio soporte financiero fue él, aunque nunca se subió a un paravalancha sino que seguía todo desde la platea. Tan amigos eran que Mazzaro comía frecuentemente en un restaurante que tenía Levy en San Justo, llamado El Altillo, y que fue uno de los principales testigos de su casamiento.

En la investigación por asociación ilícita a la barra brava de Boca que inició en su momento el juez Manuel De Campos, éste tenía a Levy como el hombre que hacía de nexo entre dos financieras de la calle Florida 259 y una empresa de transporte, todas con vínculos con la barra. De hecho, según su trabajo, cada dos semanas en cuentas bancarias de esas financieras aparecían sumas importantes que después se derivaban a cuentas particulares de los jefes de La Doce, y el suponía que esa actividad tenía por detrás a Levy. Pero su teoría terminó en la nada cuando la Cámara del Crimen anuló la investigación.

Perlitas del Instagram de Levy: camiseta para Infantino, abrazo con Tapia y Sergio Massa, la Copa del Mundo original (que solo deberían besar los campeones, según FIFA) y la 10 de La Fragata para Messi. (@maxilevy19)

A Levy, el juez De Campos lo tuvo 88 días en prisión por encubrimiento de Maximiliano Mazzaro en la causa por el crimen de un vecino del cuñado de Mauro Martín. Para la Justicia, Levy le había dado protección mientras el jefe de la barra estaba prófugo. En los códigos de la tribuna, la actuación de Levy fue impecable: no abrió la boca aún con las ofertas de dar datos para dejarlo en libertad. De hecho, ni siquiera dijo algo cuando lo acusaron de haberlo llevado en helicóptero a Mazzaro, que estaba prófugo, para dar órdenes en un Boca-Quilmes en la Bombonera. En cambio, él creyó que Mazzaro no se comportó como debía y entonces, cuando salió, la leyenda cuenta que Levy se cobró ese tiempo en la cárcel vendiendo presuntamente seis departamentos del dos de la barra que estaban a nombre de testaferros. Pero ese fue también su final en el mundo de La Doce: porque el grupo de La Matanza quedó a cargo de un barra del barrio Los Pinos, el Morci Avila y tanto Levy como su secuaz principal, Alberto Crócamo, alias el Gordo Beto, quedaron definitivamente desterrados.

Esa situación hizo que Levy volviera a posar los ojos en el primer amor. Y de a poco se fue metiendo en la vida política de Almirante Brown. Y en tres años fue escalando hasta convertirse en candidato a presidente en 2018, con la garantía de que podía pacificar una tribuna que vivía una guerra tremenda entre tres facciones y además que tenía los mecanismos para inyectar dinero e intentar el ansiado ascenso de la B Metropolitana a la Primera Nacional. Elegido presidente, logró ambas cosas, la segunda de ellas el 27/12/2020. En el medio, apenas elegido mandamás del club, debió resignarse durante un tiempo a ver los partidos desde afuera, porque quien era titular del Aprevide por entonces, Juan Manuel Lugones, le había impuesto insólitamente el derecho de admisión aún cuando ya no tenía causas vinculadas al deporte y además era presidente legítimo de una institución.

Desde aquel Ascenso, Levy hizo una carrera meteórica gracias a su estupenda relación con Claudio Chiqui Tapia. Así primero consiguió consagrarse como presidente de la mesa directiva de la categoría y después fue elegido como prosecretario ejecutivo de la AFA en las elecciones que ratificaron a Tapia para otro mandato hasta 2025. Hay quienes dicen que a ese usufructo personal también se añadieron cosas favorables al club, como ciertos arbitrajes en partidos clave que beneficiaron a Almirante, algo que sucede habitualmente en el fútbol del Ascenso con equipos que están cerca del poder. Como sea, su nombre estará presente esta noche, en el primer enfrentamiento oficial de la historia entre Boca, aquel club que le dio gracias a sus amistades de paravalancha contactos y poder, contra Almirante Brown, la institución que hoy preside y que buscará meterse en los octavos de final de la Copa Argentina.

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