Airbag explotó Vélez, tuvo un invitado de La Renga y se ubicó en el ...
Tras casi veinte años de carrera, en la noche del viernes, Airbag consiguió llegar al podio de los grupos de rock más convocantes de Argentina, colmando el estadio de Vélez con 45 mil personas que llegaron desde distintos puntos del país para acompañar la hazaña musical.
Los hermanos Patricio, Guido y Gastón Sardelli quizás nunca hubieran imaginado que seis años después de telonear a Jon Bon Jovi sería su turno como únicos protagonistas en el mismo campo de juego.
Pero la perseverancia, las buenas canciones y el gran feedback con el público tarde o temprano otorga recompensa.
La llegada de los fans
Aún no era de noche y las inmediaciones del estadio Amalfitani eran un hormiguero de gente joven, de un lado para el otro.
Miles de chicos y chicas, entre adolescente y pre-treinta años, coparon las veredas y también los bares en busca de alguna bebida fresca para paliar el calor húmedo de diciembre en la Ciudad de Buenos Aires.
Además, muchos fueron acompañados de sus padres, pues quizás la edad no les daba para asistir solos a un concierto se semejante envergadura.
Federico y su mujer Alicia llevaron a sus hijas desde Florencio Varela y contaron que se sabían todas las canciones: “Sucede que nuestras nenas desde muy chiquitas escuchan a Airbag y la verdad a nosotros nos simpatiza el grupo. Preferimos que escuchen una banda de rock al reggaetón, que no nos gusta para nada”.
Sin embargo, uno de sus hijas, Stellita, la mayor de las dos, dijo que también le gusta el trap: “A mi me gusta YSY A, pero justo canta en Huracán este fin de semana y todo no se puede. Pero los Airbag para nosotras son lo más, no los cambiamos por nadie del mundo”, enfatiza la jovencita de 16 años, con exuberante cabellera enrulada.
Otros se organizaron de otra manera,como el caso de dos noviecitos adolescentes que llegaron con una combi desde Pergamino, acompañados de la hermana mayor del chico.
“Yo les regalé las entradas a ellos. Romina, que es la noviecita de mi hermano, además en vecina y yo la vi crecer. Ahora son novios. Y a los dos les gusta Airbag. ¿Qué mejor regalo de fin de año podría haberle hecho? Papá Noel llegó antes de tiempo este año”, relató y lanzó una carcajada la veinteañera Majo, de 25 años, quien además contó que trabaja de cadete para una casa de amoblamientos hospitalarios.
Cuando se hizo de noche, enseguida la cancha se colmó por completo: plateas, populares y el campo estaban repletos y el público contagiaba alegría y entusiasmo.
Muchos jóvenes que se agolpaban de manera cercana al escenario no dejaron de flamear sus banderas en la altura durante las dos horas y pico que duró el concierto del grupo nacido en Don Torcuato.
Un show con momentos especiales
El concierto fue otro capítulo aparte, pues la energía que irradiaron los músicos sobre el escenario tranquilamente podría catalogarse como uno de los mayores acontecimientos de 2023 a nivel de rock local.
Porque no solo se trató de cantar y tocar bien, sino de saber manejar los climas del show con destreza y atrapar a sus simpatizantes sin desentonar con sus necesidades: hubo momentos de algarabía con canciones potentes, otros de conciencia social y lapsos emotivos (canciones del corazón) que hicieron lagrimear a varios fanáticos. Hubo de todo y para todo.
Para la ocasión, el grupo llegó a su cúspide dentro del marco de su "Jinetes Cromados Tour", que tanta satisfacción les dio. Ya habían llenado estadio cerrados, también llegaron a Argentinos Juniors, pero esta vez todo fue superior, tanto en performance sonora como en convocatoria.
De ambos costados superiores del escenario colgaban dos imágenes de calaveras sonrientes, que simbolizó la presentación del conjunto tanto a nivel imagen como cuando también utilizaron unas máscaras para la canción Huracán, de su disco Mentira la verdad (2016).
O bien, cuando fue más cercano al desenlace, lanzaron desde el escenario nueve piñatas gigantes que giraron a lo largo y a lo ancho de toda la cancha del Fortín.
Aunque al principio solo fue un tibio saludo de Patricio, volvió a tomar la palabra con mayor amplitud al arribar a la primera cuarta parte del largo espectáculo.
“Amigos, muchas gracias, quiero invitarlos a compartir, a que saquen todo hacia afuera, lo de adentro para afuera, temas como el gobierno, la facultad, las personas que ya no están con nosotros porque ya están arriba e incluso las personas que nos traicionaron”, expresó el cantante y guitarrista antes de finalizar Cae el sol, de Vorágine (2011).
Después pidió a los iluminadores que se apagaran todas las luces del estadio y solo brillaron los celulares de las decenas de miles de presentes, en lo alto. Un cuadro impactante, con el sonido de fondo, cuasi cinematográfico.
Tramo acústico
Otro momento sobresaliente fue cuando realizaron un set acústico apostados cerca del público. Armaron una especie de living y algo similar a los MTV Unplugged, con un sofá en el centro, que ocupó Patricio, y sentados sobre bafles estaban sus hermanos y los músicos Sebastián y José Luis (batería y teclado, respectivamente).
Delante de los músicos había una mesa ratona donde unas cuatro botellas de cervezas no fueron desperdiciadas por ninguno de ellos: tras una canción, un buen sorbo, hasta que tocó hablar de nuevo.
“Quiero brindar esta noche por ustedes, por sus amigos, sus familiares, por los que quieren. Y nosotros, acá, porque los queremos. Es inevitable ir al origen de nosotros. Vamos a hacer una canción que no estaba en la lista, pero la vamos a tocar para divertirnos”, señaló Pato.
La canción elegida fue Have you ever seen the rain?, cover que literalmente gastaron antes de transformarse en Airbarg, cuando eran adolescentes y se dedicaban a versionar a Creadence Clearwater Revival, Chuck Berry y los Beatles en pubs de su ciudad.
Un invitado de lujo
Pero no todo terminó allí. Otra situación importante fue cuando fue el turno de un invitado de lujo. “Vamos a presentar a una leyenda del rock argentino, pido el aplauso más grande del mundo para el Tanque, de La Renga”, anunciaron.
Todo el estadio se puso de pie y lo inevitable llegó: Balada del diablo y la muerte, entonada por Guido. Y a su vez con los solos de su hermano en la primera guitarra. Hacia el final de la canción y de manera repentina los tres Sardelli rodearon a Tanque, quien con maestría demostró por qué es uno de los bateristas más completos del rock argentino, más allá de ser pieza clave del grupo de Mataderos.
¿Lo que restó del show? Emociones cómplices desde las tablas, el Himno Nacional Argentino, algunos hits de cabecera, un infaltable tanguito (rememorando los inicios musicales de uno de ellos) y fuegos artificiales que iluminaron todo Liniers, además de sus papelitos metalizados que con el viento llegaron incluso hasta la autopista Perito Moreno.
Es que Airbag estuvo feliz. Y lo hizo saber tanto a su enorme público adentro del recinto como a los de afuera.