Abel Pintos: su debut en televisión, cómo le gana al aburrimiento, y ...
Abel Pintos tenía previsto tocar en Montevideo en este tramo final del 2023. Mientas estaba en la búsqueda de un local para hacer el show, le llegó una propuesta: ser parte de la grilla del festival América Rockstars, que tendrá lugar este 25 y 26 de noviembre en la Rambla del Golf de Montevideo.
Y el cantautor argentino dijo que sí, porque le interesaba darle al público montevideano un formato de presentación que suele ser más común en sus espectáculos en el interior uruguayo.
“Las canciones que uno trae suelen ser las mismas, el relato es distinto en un concierto propio que en un festival, y el relato hace al espíritu del concierto. Yo apunto en mis conciertos propios a hacer un recorrido con un cierto grado de introspección y emocionalidad. Y en los festivales la emocionalidad se apoya un poco más en la euforia. Me pareció interesante que el público de Montevideo que me sigue hace mucho tiempo me pueda ver en el formato festival”, dijo Pintos a El Observador.
En la previa del show, el artista habló sobre su trabajo en televisión, sus últimos proyectos –que van desde un disco de canciones patrias argentinas hasta una plantación de nueces—, contó cómo le gana al aburrimiento después de 30 años de carrera musical, y reveló qué sueño artístico busca cumplir próximamente.
Inés Guimaraens
Abel Pintos
¿Cómo te llevás con la exposición extra que acarrea tu nuevo rol como jurado en la versión argentina de Got Talent?
Me gustó entrar en contacto con una dinámica laboral que no conocía, que es la televisión, y por consiguiente, con un tipo de exposición que no conocía. Siempre qué haces alguna acción de crossover en la música, o en el arte en general, tenés que tener claro que no solamente entrás en contacto con audiencias que no son las naturales a lo que vos hacés, entrás en contacto con todo lo que viene con eso (risas). Pero la experiencia fue divertida, aprendí mucho. Al principio no estaba tan de acuerdo con que no fuera en vivo, pero hoy me siento agradecido que haya sido todo grabado, porque también me permite a mí, al mismo tiempo, pararme desde el otro lugar y verme a mí mismo como público, poder autocriticarme y aprender otra cantidad de cosas.
¿Cómo eran esas primeras veces viéndote a vos mismo?
Era como cuando te escuchas la voz grabada y decís “yo no hablo así”. O te preguntás “¿yo hablo así?”, como un problema. Me pasó lo mismo. Los primeros tres programas les decía a mi mujer y a mi hija, “¿yo soy tan serio?” (risas). No sé si con el tiempo me acostumbre, creo que en realidad me critico menos.
¿Cómo te llevas con la experimentación, que esto de alguna forma también lo es?
En general me llevo bien. A lo largo de toda mi trayectoria la experimentación ha sido una de las patas soporte, digamos. Debe tener que ver con los artistas que funcionan como una referencia para mí. Mi referencia fundamental es Mercedes Sosa y fue una persona que en simultáneo representaba la raíz más profunda y al mismo tiempo la valentía constante de innovación. Más adelante me pasó igual con Gustavo Cerati, hasta con David Bowie, son artistas que de alguna forma me alimentaron con esa curiosidad, un espíritu de probar cosas.
Inés Guimaraens
El argentino se presentará el 26 de noviembre en Montevideo
Al haber empezado tan de chico tu carrera, imagino también que experimentar es un antídoto contra el aburrimiento.
Vuelvo a Bowie porque justo estoy leyendo un libro de sus reportajes, y en una entrevista que le hacen en los años 60 él decía algo como que normalmente se daba cuenta de que un camino no era el suyo cuando se empezaba a aburrir. Y nunca llegué al punto de aburrirme, cuando empiezo a presentir que eso puede suceder, me pongo a analizar por donde continuar, de qué manera seguir.
¿Cómo has logrado estar siempre cómodo con lo que hacés al mismo tiempo que vas cambiando continuamente?
(Piensa) Nunca había tenido que reflexionar al respecto. Probablemente esa condición de encontrar la manera de sentirme a gusto más allá de los de los cambios, o por los cambios, tiene que ver con los que me educaron y me alimentaron de alguna forma esa idea o me introdujeron en ese concepto, porque desde que tengo uso de memoria productiva funcioné siempre de esa manera. No siento que haya sido algo que tuve que aprender a la fuerza. Es algo natural, no una estrategia de adaptación.
Inés Guimaraens
Pintos será parte del festival América Rockstars
En esto de experimentar, ¿de dónde viene la idea del proyecto Alta en el cielo, en el que grabaste el himno argentino y canciones patrióticas en formato sinfónico?
Es una idea que tiene casi 30 años de desarrollo, es loco. Cuando empecé a hacer conciertos a los 11 años empecé a buscar la autogestión, y los festivales no me tomaban en serio por ser un niño. No encontraba espacios. Entonces se me ocurrió negociar con la directora de mi escuela primaria y le pedí ser el representante de mi curso en todos los actos patrios. Entonces de esa manera me aseguraba cinco o seis fechas al año, y ella me negoció, me dijo “ok, podés cantar lo que quieras, pero además tenés que interpretar la canción patria que corresponda a esa conmemoración”. Entonces entré en contacto desde muy chico con esas canciones, de una forma un poco más cotidiana que mis compañeros. Y desde siempre me gustaron mucho como piezas musicales, al margen del sentimiento de patriotismo. Hay una sensación de las canciones o de los símbolos patrios, en general, como de piezas de un museo que solamente se sacan de la vitrina para un ratito y después hay que devolverlas sin rayarlas, y con eso no me identifico. Entonces espere la oportunidad de sentir que tenía la espalda necesaria a nivel artístico como para poder hacer un disco de las canciones patrias, no solamente que renovaran y refrescaran el audio, porque las versiones más nuevas ya tenían 25 años, sino sobre todo hacer un trabajo de fondo para que esas canciones, en primer lugar, lleguen a quienes tienen que llegar, que es a todo el sistema educativo.
Hay 70.000 escuelas en Argentina, entre privadas y públicas y de todos los niveles, entonces trabajé en conjunto con el Ministerio de Educación que me escuchó y me ayudó a que lleguen las canciones en algunos lugares en formato digital y en muchos de ellos formato físico, pero después también ampliar un poco y tratar de lograr que estas canciones pasen a hacer algo de uso más cotidiano. Que se apropien, más a criterio del pueblo que por lo que manda el protocolo. Y entonces ahí fue cuando empezamos a trabajar con AFA, por un lado y de repente ahora me encuentro cantando el himno antes de los partidos de la selección, vamos a hacer un trabajo con el Comité Olímpico, con los clubes de fútbol de las distintas categorías. Es un trabajo de que estas canciones suenen en ocasiones que no son protocolares. Pero lo más curioso es que me preguntan por este disco fuera de Argentina. En Chile me piden que cante Alta en el cielo, o Aurora, es un flash. Lo veía como algo muy argentino, está bueno.
El disco sale además en un momento en el que Argentina está muy dividida, sobre todo en lo político. ¿Lo pensaste también como un elemento unificador, como una apelación a un terreno y una historia común?
Sí, eso terminó siendo una consecuencia, o terminó conectándose por las propias circunstancias. Está funcionando de esa manera, pero mi objetivo era concretar esto que traía tantos años creciendo dentro mío, esperando el momento adecuado, tenía que ver con otras cosas.
¿Tenés otros proyectos que decís “ahora si los puedo hacer”?
Pretendo convertirme en director de orquesta. Hace dos meses empecé a estudiar piano, y pretendo llegar a aquello (risas).
Inés Guimaraens
Abel Pintos
Empezaste también tu propia productora, Plan Divino, ¿cómo nació esa iniciativa y esa faceta?
Es otro proyecto que traía hace tiempo, con todo su universo. Quizás esto no significa demasiado para nadie, pero los ensayos para mis próximos conciertos en el estadio de Vélez en Buenos Aires, y este concierto en Uruguay que se viene, los hice en mi propia sala de ensayo, por primera vez en mis 30 años de carrera. Fue como “weeee, lo logramos” (risas). Ahí mismo estoy montando mi estudio, y todo es parte de la productora. Que es una productora artística porque aún está apoyada únicamente en el desarrollo de mi carrera, pero de a poco iremos abriendo otras venas, tenemos un campo donde empezamos a plantar nueces pecan, que es un proyecto personal, pero que luego nos empezó a abrir otros lugares, vamos a crear un espacio educativo agricultor dentro de nuestro proyecto, que es empresarial, claramente, pero eso nos inspira a abrir espacios que puedan ser para la comunidad y funcionar en paralelo a nuestros intereses personales.
Estamos muy abocados también a la cultura desde el Teatro, tenemos un teatro en Mar del Plata, es un teatro histórico que se llama Tronador y que es, por ejemplo, donde se hizo la temporada más exitosa de la historia de Mar del Plata que la hizo Alberto Olmedo. De hecho termina sus días en plena temporada en ese teatro. Lo tenemos hace algunos años, se remodeló completamente, y ahí está funcionando una parte de la academia de baile del Teatro Colón, y ahora estamos empezando a generar dentro del teatro un equipo para empezar a lograr que de acá a unos años el teatro tenga contenido propio, con artistas de la compañía del teatro, el funcionamiento que fue propio del teatro durante muchos años y que hace ya un tiempo no es así. Queremos regresar a eso, que siempre es una fuente laboral. Entonces al final la productora es una productora en el sentido más intrínseco de la palabra, es producción, no solamente de música, sino de todo lo que se nos ocurra.
¿Es algo que te atrae, producir cosas?
Sí, soy un hombre curioso, y se me dan bien las ideas. Pero se me da mucho mejor continuarlas, que es lo más difícil (risas).
Este proyecto de las nueces, sobre todo en su pata social, ¿viene de una motivación por ayudar a los demás?
Sí, sinceramente no es la primera impronta. No es que yo pensé en comprar un campo para poder hacer cosas con fines solidarios, sino que entiendo en líneas generales, en la vida, creo que las cosas compartidas valen doble. Cuando uno está triste y comparte esa tristeza, es más liviana; cuando uno está feliz y comparte la felicidad, es doble. Entonces lo que sí me nace naturalmente es que cada cosa que yo abordo con un interés claramente personal, busco desde que costado se puede abrir una puerta para colaborar. Que ese espacio que me va a servir a mí para producir, pueda ser un espacio en el que alguien más produzca algo también. Desde chico me enseñaron la solidaridad como este concepto de enseñar a pescar y no dar el pescado. No digo que dar el pescado esté mal, pero a mí me resulta más interesante enseñar a pescar.